Ubicado en la esquina de las calles Isabel Riquelme con Constitución, es una de las pocas construcciones levantadas antes del terremoto de 1939 que sigue en pie en la capital de la Región de Ñuble.
El inmueble, de dos niveles construido el año 1935 en albañilería y hormigón como vivienda familiar originalmente, actualmente es usado como equipamiento de servicios. Si bien la impronta formal original se mantiene, la vivienda ha sufrido modificaciones interiores y en los vanos de fachada, esto como consecuencia de los cambios de uso de la edificación.
El Plan Regulador Comunal (PRC) de Chillán detalla que la edificación, cuyos autores son J. Etchevers y O. Depetris, “se emplaza en una de las esquinas de la manzana, retrayéndose de la línea de edificación colindante mediante la incorporación de jardines y espacios abiertos para la accesibilidad peatonal y vehicular del inmueble. Su cierre perimetral original se reduce para incorporar el espacio público al recinto, lo que permite integrar la construcción con el entorno urbano”.
La casa Etchevers es una de las primeras construcciones en hormigón de la ciudad, lo que la convirtió en un antecedente de la arquitectura moderna que se desarrolló fuertemente en Chillán después de 1939. “En su composición arquitectónica hay predominancia del uso de formas redondeadas y de volúmenes de geometría básica, pero a diferencia de la expresión moderna, incorpora ornamentos en fachadas de influencia Art Decó. Pese a los distintos cambios de uso que ha tenido el inmueble aún se conserva gran parte la arquitectura original”, resalta el PRC.
La casa Etchevers debe su nombre a la familia que construyó y habitó originalmente la vivienda. Su construcción data de 1935 y, junto al Edificio de los Dos Cuyanos, fue destacada en el especial del centenario de Chillán elaborado por la Revista Zig-Zag de la época. “Ambas construcciones son el antecedente de la arquitectura moderna que se desarrolló después del terremoto de 1939 en Chillán y unas de las pocas construcciones que resistieron el sismo gracias a su sistema constructivo en hormigón. La edificación es reconocida por la ciudad como parte de su patrimonio, dado por lo singular de su arquitectura y ubicación central. Luego se ser vivienda, la familia Etchevers la donó al Servicio de Salud Ñuble, quienes instalaron en ella la Casa de la Madre Campesina, un hogar para las futuras madres de sectores rurales que estaban a punto de dar a luz. La vivienda hoy es usada por una Caja de Compensación que al momento de instalarse en la edificación la reparó y habilitó como equipamiento de servicios”.
