Las pasadas elecciones presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales, la participación electoral en la Región de Ñuble alcanzó la mayor cifra de votantes desde 1989, con 235.903 sufragantes, cifra eso sí que es proporcionalmente baja comparada con las primeras elecciones post dictadura, pues el universo electoral era de 430.998 personas (54,7%).
Aún así, esta última votación se transformó en la más concurrida desde que se implementó el voto voluntario, para las municipales de 2012, cuando el número de electores disminuyó de 233.071 para las presidenciales de 2009, a 220.502.
La gran interrogante del mundo político y de los analistas es qué ocurrirá el próximo 4 de septiembre, para el plebiscito Constitucional de salida, ocasión en la que nuevamente el voto será obligatorio, después de trece años.
¿Votarán muchas más personas? ¿Surtirá efecto la medida disuasiva de la multa? ¿Aparecerán nuevos grupos de electores que no han sufragado en los últimos comicios? ¿El factor etáreo incidirá en el resultado?
Todas estas interrogantes se las hicimos a dos expertos, quienes analizaron la próxima contienda electoral desde el punto de vista de la participación.
“Aumentarán nulos y blancos”
Según la politóloga y académica de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UdeC, Jeanne Simon, “se puede asegurar que votarán más personas para el plebiscito. Si pensamos que la participación ha venido aumentando desde el plebiscito de entrada, y luego, para las elecciones presidenciales, sobre todo en sectores rurales; uno podría esperar que para el 4 de septiembre se combinará una diversidad de votantes: mayores de 50 años, que tradicionalmente concurren a las urnas; y votantes nuevos, que se han ido incorporando y que votaron para el plebiscito de entrada”, dijo.
Respecto de los grupos etáreos, agregó, “creo que se mantendrá la presencia segura de los mayores de 50, pero también habrá jóvenes de 20 a 30 años. Lo que sí creo que aumentará será la cantidad de votos nulos y blancos, porque con voto voluntario no hay necesidad de ir a sufragar”.
Sobre si las encuestas han recogido estas particularidades de la próxima votación, Jeanne Simon afirmó que “no necesariamente han acertado en cuanto a cuántas personas votarán. Solo han mostrado percepción. Espero, además, que incluyan la intención de voto nulo y blanco”, aseveró.
“Participación podría llegar al 70%”
Rodrigo Landa, analista y experto en campañas políticas, sostuvo que los últimos estudios de opinión y de intención de voto están proyectando un alza importante en los niveles de participación.
“Si bien las personas en más de un 90% están respondiendo que sí votarán, la experiencia comparada con otros países nos permite sostener que no será un aumento de tal magnitud. Pero perfectamente puede estar en torno al 70%, es decir superar de forma inédita los 10 millones de electores”, planteó.
Dicho eso, añadió, “deberíamos preguntarnos ¿Cuál será el comportamiento electoral de los nuevos votantes? No lo sabemos a ciencia cierta, pero se pueden hacer algunas estimaciones. Un supuesto es establecer que el volumen de votos incrementales se distribuirá en la misma proporción que la base de votantes de las últimas elecciones. Esa premisa se sustentaría en un principio meramente estadístico. Si eso ocurre, significa que las tendencias no cambiarán mayormente. Otra hipótesis, que apunta a una categorización más social, es la que postula Pepe Auth. Él señala que los adultos mayores ya no se encuentran sobre representados, porque el cuerpo efectivo de votantes ya se desestibó en favor de los jóvenes. Dicho fenómeno lo pudimos observar en el plebiscito de entrada y en el triunfo de Gabriel Boric. Si dicha hipótesis es cierta, querría decir que los votantes nuevos serán de edades mayores y de sectores más vulnerables y, en ese contexto, favorecería al Rechazo. Esa tendencia la han medido una buena parte de las encuestas al comparar una tasa estimada de participación efectiva de votantes y el total de personas inscritas. En la medida que más gente vota, mayor es la brecha entre el Rechazo y el Apruebo”, manifestó.
Finalmente, afirmó, “dado que el nuevo votante tiende a ser más volátil y menos político, es probable que sea motivado mucho más por el contexto que por el texto, u otra consideración. Y cuando hablamos del contexto, nos referimos al clima económico, político y social que prime en los días cercanos a la elección”, sentenció.