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Voluntarios de Chillán ayudan a desplazados por la guerra en Ucrania

Francisco García vive hace 10 años en Chillán junto a su esposa ñublensina y sus dos hijos, Florencia (12) y Mateo (7), quienes estudian en el Colegio Alemán. Es un chillanejo por adopción y vicepresidente de la fundación “Alas de Gracia”, encargada de realizar operativos médicos gratuitos en zonas apartadas y vulnerables del sur del país.

Fue esa vocación de servicio que lo llevó junto a Raúl Escobar, fonoaudiólogo y oriundo de la capital regional, a arribar Varsovia, en Polonia, para ayudar a los ucranianos que abandonaron su país tras ser invadido por el Ejército de Rusia, conflicto bélico que suma más de dos meses.

Entregar ayuda humanitaria y acoger a los desplazados en refugios son parte de las tareas que han desarrollado a partir de una iniciativa liderada por la misionera, Sandra Briones, que trabaja en Ucrania hace seis años y quien inicialmente tenía la idea de crear una posada para recibir ucranianos, pero los altos precios de los arriendos y las exigencias de los polacos con sus casas, los hicieron optar por arrendar departamentos para las familias que escapan de la guerra.

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“Se les está ayudando con dinero para poder arrendar por periodos cortos de tiempo para que puedan ubicarse, a los que se van a quedar más tiempo ayudarles con la mitad del arriendo mientras se encuentran trabajo. Hay quienes quieren volver a Ucrania, otros quieren continuar su camino y se le arriendan hostales por el periodo que están acá en Varsovia, dos días o tres días, para que puedan armar su viaje y seguir el camino hacia otro país. La posada ‘El Samaritano’ ya no es una casa de acogida, sino que son varios departamentitos, hostales y piezas que estamos pagando para poder ayudarlos y todo eso se paga con donaciones”, explicó Francisco.

Gracias a las donaciones de particulares que han recibido en dinero han logrado darle una mano a los ucranianos que llegan en búsqueda de acogida.

“Quienes nos han ofrecido ayuda les enviamos las cuentas tanto de la misionera, la de Raúl o la mía, para que depositen a la que le genere más confianza y acá la administramos: Sandra y Raúl pagan el tema de los arriendos, Raúl se maneja en el tema del booking y el internet, ya está experto en arrendar, le transferimos a Sandra que paga los arriendos y todo lo que sea para comprar cosas, lo puede hacer cualquiera de nosotros, pero esa es la manera. Lamentablemente no hay otra manera que no sea la económica”, comentó Francisco.

En varios puntos de las fronteras, entre Polonia y Ucrania, han estado presentes Francisco y Raúl conociendo la realidad y aportando en lo necesario. Medyka es el punto más álgido donde transita la mayor cantidad de personas. “Hubo un periodo en el que estaban pasando 100 mil personas diarias, ahora ese número bajó, pero sigue transitando gente. La semana pasada estuvimos ahí conociendo la situación y estuvimos con otras organizaciones, aprendimos un poquito lo que están haciendo ellos en el lugar, les cooperamos también y pasamos al lado ucraniano y nos tuvimos que devolver porque había necesidades acá en Varsovia respecto al mismo trabajo. Ya hoy (miércoles) vamos regresando otra vez de camino a la frontera, mañana (jueves) si Dios lo permite estamos cruzando con una carga que llegó de Suiza, una donación”, detalló.

Desplazados

Francisco relató que, si bien hay mucha gente colaborando en Europa con los desplazados de la guerra, los esfuerzos se tornan insuficientes y cada vez se necesita más colaboración para atender las múltiples necesidades de los afectados.

“En Lublin, una hermosísima ciudad polaca entre Varsovia y la frontera, están pidiendo por favor ayuda de voluntarios para atender a los refugiados porque faltan manos para ayudar. Entonces con Raúl vinimos a eso, a prestar ayuda y obedecer el llamado que Dios que nos puso tanto en el corazón como los medios económicos para poder venir y si era así, había que hacerlo, sino como tantos otros habríamos pensado que vaya otro que tenga más comodidades y facilidades. Honestamente no se nos ha hecho fácil, los recursos han salido de nuestros bolsillos todo lo que es viaje, hospedaje, gasolina, arriendo de vehículo, todo eso ha salido de nuestro bolsillo y algunas ofrendas, porque estamos tratando de destinar todo lo que nos han aportado con la ayuda directa de las personas”, indicó.

En ese sentido, el voluntario de Chillán se manifestó agradecido con apoderados de los cursos de sus hijos, quienes aportaron con la causa. Su hija Florencia también quiso sumarse a la cruzada y elaboró pulseras que su padre entregó a las niñas ucranianas como una manera de sacarles una sonrisa en medio del desastre.

“El curso de mi hijo Mateo fue una maravilla, de pronto se animaron e hicieron un tremendo esfuerzo económico, gigante para mi gusto, e hicieron una muy bonita ofrenda que ya se destinó para pagar arriendo de departamentos para dos familias. De hecho, esas familias querían volver a Ucrania y luchamos para convencerlas de que no lo hicieran porque son mujeres con lolas de 16, 12 o 14 años e imagínate lo que significa volver a la guerra a exponerse a la barbarie del ejército ruso, que está desbocado y que humanamente no tienen los mismos principios ni valores como nosotros, un pueblo cristiano. Entonces le pedimos que por favor se quedaran acá, que era la única manera de asegurarles que iban a estar cómodos y tranquilos sin que se preocuparan por el tema de donde vivir gracias al aporte del curso de mi hijo. Del curso de la Florencia he recibido unos dos o tres aportes de apoderados que se han conmovido con esto”, sostuvo.

El 4 de mayo los chillanejos regresarán a Chile. Sin embargo, Francisco consideró que es necesario volver a Polonia y a Ucrania para realizar un operativo médico junto con la fundación, ya que los recursos médicos se tornan limitados y muy necesarios.

“Sandra, la misionera, continúa en Ucrania, va a seguir trabajando. Yo vuelvo con un informe que tengo que levantar a mi fundación para poder preparar un operativo médico en el corto plazo y en la medida en que la guerra nos permita entrar ojalá a los pueblos donde ella trabajaba, que ya están cerrados, evacuaron a la gran mayoría de la población civil pero todavía quedan personas. (…) Estoy gestionando con los suizos recursos para poder traer a la gente de la fundación que puedan venir y hacer un operativo acá con ellos”, adelantó.

“Los kits de primeros auxilios son tremendamente necesarios, son recibidos hasta con lágrimas por el personal de salud porque se necesitan mucho, hay gente que depende de sus kits de primeros auxilios para poder llegar con vida o salvar una extremidad en un hospital, por eso un operativo médico que podamos hacer acá siempre va a tener un impacto positivo y estamos viendo la ventana de tiempo para poderlo hacer”, agregó.

Una vez que Francisco y Raúl pisen suelo chileno, su conexión con la zona de conflicto continuará, apoyando a Sandra con el envío de apoyo económico que le permitirá continuar con esta misión.

“Porque esto no se termina ahora. Hay gente que hace un aporte una vez y yo lo agradezco en el alma, pero la guerra no va a terminar ahora en abril y si terminara, ojalá Dios quisiera que terminara, las necesidades van a continuar por mucho tiempo, la ayuda internacional va a llegar a las ciudades más grandes a las que han sido más publicitadas pero las chicas van a ir quedando atrás”, enfatizó.

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