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Una Ruta de oportunidades

En el último lustro se ha incrementado el número de empresas industriales, comerciales y de distribución, que han elegido instalarse en el eje de la Ruta 5, en las comunas de Chillán Viejo y Bulnes, para aprovechar la estratégica ubicación, la infraestructura y la disponibilidad de terrenos (los centros de distribución requieren superficies grandes), dando cuenta de un proceso que en los próximos cinco años se acelerará, según advierten actores locales.

Ejemplo de lo anterior es la presencia de firmas nacionales y extranjeras, como Copec, Scania, Copelec, Cuyckens, Chilerecicla, Grupo San Ignacio, Cencosud (emplazado en las dependencias de Rabié) y Colún, entre otros, varios de los cuales son centros de distribución.

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Asimismo, hace 15 años, la sociedad de inversiones Frutillares desarrolló el proyecto Parque Industrial Las Acacias, en el kilómetro 408, que alberga a empresas como CCU, Chevrolet, Salfa y Chep (bodegas.

La distancia con Santiago y Puerto Montt y la conexión con los puertos de la región del Biobío a través de la Autopista del Itata convierten a este punto del mapa e el de mayor potencial para el desarrollo del rubro logístico en la zona centro sur del país, considerando, además, la disponibilidad de amplios terrenos a precios competitivos y el acceso a servicios.

Además, tiene un gran potencial para el sector agroindustrial, particularmente el de empresas orientadas a la exportación, por la vocación agropecuaria de Ñuble y la cercanía de las zonas de producción.

Sin embargo, solo en los últimos años se ha comenzado a observar un mayor dinamismo en la instalación de centros de almacenaje y plantas industriales, dando cuenta de proceso lento donde las dificultades no han escaseado; aunque ese ritmo podría acelerarse a la luz de nuevos proyectos, como la planta del grupo Bimbo en Chillán Viejo, que significó una inversión de 17 millones de dólares y que pronto será inaugurada.

Y es que no basta con la perfecta ubicación para que este polo se concrete, es decir, para que una empresa decida instalarse en este eje debe sortear varias dificultades, entre ellas, la poca factibilidad de potencia eléctrica, la deficiente conectividad digital, la necesidad de mejorar accesos a la Ruta 5, los permisos del sector público y la rigidez de algunas normativas, entre otros.

Lamentablemente, desde el Ejecutivo no ha habido una voluntad los últimos años por potenciar este eje como parte de una política de atracción de inversiones, y ello se observa, por ejemplo, en materia de infraestructura, donde se requiere tener una conectividad vial interna, con la vía férrea y con la Autopista del Itata, así como contar con mejores accesos a la Ruta 5, con una caletera y con una ciclovía. Estas demandas son conocidas, pero ningún gobierno las priorizó en el pasado.

Para la nueva región, la construcción de un puerto seco multimodal, por ejemplo, que aproveche la estación de ferrocarriles de Rucapequén, la conexión con los puertos de Biobío y la Ruta 5, puede representar un hito, apalancando nuevas inversiones privadas con un efecto multiplicador, lo que indudablemente contribuiría a dinamizar la economía y a generar empleos de calidad.

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