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¿Por qué en Chillán solo se recicla el 0,2% de los residuos que se generan?

Un acto tan simple como comprar una botella de agua desechable para paliar la sed, genera 30 gramos de plástico que se suman a los 1,13 kilos de basura que produce cada chileno al día, de acuerdo al sexto reporte del Estado del Medio Ambiente de 2021.

Esta alta cifra de generación de residuos se contrasta con la del reciclaje, que solo alcanza al 0,9% del total de los residuos sólidos municipales (domésticos), siendo el 80,5% enviado a rellenos sanitarios.

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En el caso de la capital regional, Chillán, esta ni siquiera  alcanza el promedio nacional de reciclaje, pues en 2021 se completó este proceso en tan solo el 0,2% del total de residuos dispuestos en relleno sanitario, de acuerdo a cifras municipales. Número que a nivel regional no varía demasiado, aunque son superiores, pues están en torno al 2%.

En la encuesta anual de medio ambiente el 25% de la población declara que recicla, aunque es muy dificil de corroborarlo caso a caso en cada hogar.

La bandera del reciclaje es una de las misiones más claras y, al mismo tiempo, más difíciles de los municipios y las comunidades. La municipalidad de Chillán no se queda atrás, con una larga historia de  iniciativas no materializadas y proyectos sin ejecutar, lo que heredó la actual administración, que está en el análisis de qué acciones tomar para elevar los indicadores.

“Esperamos elaborar un proyecto concreto para el servicio de reciclaje, considerando que el actual contrato de recolección de residuos domiciliarios incorpora la ejecución de operativos de reciclaje móviles en todos los sectores de la comuna. Asimismo, la instalación de puntos verdes y el retiro de los residuos son realizados por el municipio”, explicaron desde el Departamento de Medio Ambiente de la Municipalidad de Chillán.

Sin embargo, el gran plan de reciclaje sigue en pausa. Aunque, existen iniciativas que están en marcha, como la que está aplicando el Ministerio de Ambiente: “Recicladores base de Chillán, pilar fundamental para la sustentabilidad”, que capacita y equipa a recicladores base para que retiren los elementos reciclables puerta a puerta.

Ante este escenario hay algo que está claro sobre las medidas: “nunca serán suficientes, por ello la ciudadanía debe colaborar en tres cosas: primero reducir la cantidad de residuos que genera; segundo separar correctamente los residuos en su hogar, y tercero, hacerse cargo de sus residuos orgánicos a través de su compostaje y vermicompostaje y llevar a los puntos de recepción los elementos reciclables”, afirmó el seremi de Medio Ambiente, Mario Rivas. 

Puntos verdes y punto limpio

Dentro de los aspectos que intentan amortiguar la producción de basura, es la activa instalación de puntos verdes,  que alcanzan los 190 en toda la comuna de Chillán, a lo que se suma un punto limpio.

Este último está emplazado en el sector de los corralones municipales, en calle Arturo Prat #135, y recibe botellas plásticas, latas de aluminio, vidrio, papeles, cartones, aceite vegetal y pilas.

En tanto, los puntos verdes están emplazados en juntas de vecinos, establecimientos educacionales e instituciones, los cuales están disponibles para almacenar botellas plásticas, latas de aluminio, papeles y cartones, según corresponda.

Además, durante la primera semana de abril la Dirección de Medio Ambiente, Aseo y Ornato gestionó la instalaron 12 campanas de reciclaje de vidrio que se destinaron a diferentes puntos de la comuna, las que se suman a las dispuestas anteriormente.

Hay que tener en cuenta que desde 2020 cada botella de vidrio que se recicla en Chillán va en directo beneficio a la fundación Coaniquem.

Realidad vecinal

Como ya se mencionó, algunos puntos verdes están ubicados en las diferentes villas y poblaciones que componen Chillán. En la gran mayoría y los más comunes, se pueden ir a dejar botellas plásticas y en otros más equipados papel, cartones, latas, e incluso, aceite vegetal.

Este es el caso de la Villa Paraíso, donde en su sede vecinal hay un punto verde de plásticos, más específicamente, botellas PET.

En este caso, la presidenta de la Junta de Vecinos de Villa Paraíso, Teresa Palma, comentó que “todos los días los vecinos vienen a dejar sus botellas. A lo menos, tienen que venir a desocupar una vez a la semana. Y es grande, tiene dos metros de altura por 80 centímetros”.

Con esta buena disposición a reciclar botellas, la presidenta de Villa Paraíso señaló que ojalá se pudiese ampliar a otros elementos. “Precisamente, botellas de vidrios, sería bueno tenerlo”, de la mano de que este proceso debe ser acompañado con charlas para los vecinos con el objetivo de informarse más sobre el reciclaje.

En una situación diferente está la Villa Padre Hurtado, que alberga 700 casas y que es conocida como un punto donde se puede reciclar una gran variedad de residuos, como cartón, latas, papel, plástico, entre otros.

Sin embargo, esta situación cambió hace un par de meses, pues la administración vecinal pidió que se retiraran la mayoría de los contenedores, dejando solo el e plástico y el de aceite vegetal.

“Teníamos de todo para reciclar, pero lo tuvimos que sacar, porque el tema es que los vecinos nunca entendieron que los reciclajes no eran para basura. Entonces, llevaban de todo(…). Cuando se iban al trabajo traían las bolsas de basura y la dejaban ahí, entonces al final se transformó en un vertedero”, indicó apenada la presidenta la Junta de Vecinos, Iris Salazar.

A lo que agregó: “lo lamento en el alma, porque este fue un proyecto que hicimos para limpiar nuestro planeta, si estamos tan contaminados, y con la intención de crear la cultura en la gente de la limpieza, el orden y el reciclaje”.

Cuando se instaló esta opción de reciclaje se hicieron charlas a los vecinos para instruirlos en el tipo de residuos que había que depositar.

Por esto, no culpa a la falta de conocimiento “la gente más que tener la instrucción del tema, lo que no tienen es el criterio, ni se interesan, ni tienen conciencia, del mal que se hace. Porque no son los niños que hacen esto, son los adultos”, aseveró Iris Salazar y tampoco sabe si son sus propios vecinos o la gente que vive alrededor y pasan todos los días por su sector.

A pesar de los esfuerzos de los últimos dos años, donde hicieron limpieza constante, pusieron letreros, rotularon los contenedores e, incluso, pusieron fotografías, la situación no cambió.

Si esto es un problema, la situación empeoraba debido a que los camiones recolectores de reciclaje se llevaban solo los elementos para reciclar y dejaban la basura.

La Seremi de Medio Ambiente se alinea con este problema.  “La importancia del reciclaje en la región radica en que como población debemos tomar conciencia de la cantidad de residuos que generamos diariamente, y cómo estos terminan en un vertedero sin tener un proceso de economía circular”

Este contexto se vuelve fundamental por las siguientes razones: reducción de emisiones de gases precursores del calentamiento global; disminuir contaminación de agua, aire y suelo; reducir el manejo de residuos para que esos recursos se destinen a otros fines; y generar empleos a partir del reciclaje, reúso y reutilización.

Legislación

En Chile existe la Ley de Reciclaje, que corresponde a la N° 20.920, una legislación marco para la gestión de residuos, fomento al reciclaje y la Responsabilidad Extendida al Productor (REP). Este último concepto es el principal y corresponde a un mecanismo que busca responsabilidad en los generadores de productos prioritarios son responsables de la administración de los residuos.

A esto se suma el Fondo para el reciclaje, que es el que se está aplicando actualmente en las iniciativas de la región. “Estamos trabajando con los municipios en levantar iniciativas en distintas comunas en el marco de la Ley de responsabilidad extendida del productor (Ley REP) y en el contexto de la Estrategia Nacional de residuos Orgánicos (ENRO)”, afirmó el seremi Rivas.

Otro aspecto a destacar, es que se escogieron ciertos productos prioritarios para ser reciclados, debido a su uso o consumo masivo, ser un alto contaminante o peligroso para la salud y que su volumen en desechos es alto. Estos corresponden al aceite lubricante, baterías, pilas, neumáticos, envases y embalaje, y por último aparatos eléctricos y electrónicos.

Además, tal como lo señala el seremi, se aplica la ENRO que tiene como meta pasar de un 1% al 66% de valorización de los residuos orgánicos que se generan a nivel municipal para 2040. Estos desechos corresponden a los hogares, ferias libres, establecimientos educacionales, parques, entre otros. Y la manera de lograrlo es a través del compostaje.

Lo que se espera para 2030 es que 5.000 establecimientos educacionales cuenten con sus composteras. Alcanzar a 500 barrios que realicen compostaje del programa “Quiero mi Barrio”.

Lo más relevante de esta nueva legislación es que involucra a cada actor de la cadena de consumo y producción de un producto, esto son las mismas personas, las empresas, los municipios y el mismo gobierno; apostando a una economía circular.

Para reforzar estas medidas, en febrero de este año entró en vigencia la primera ley que regula la entrega de plásticos de un solo uso, prohibiendo los utensilios de plástico y plumavit.

Aunque está proyectada para ser implementada en su totalidad en un plazo de tres años. De todas maneras contempla multas de entre 1 a 20 UTM.

Entre los aspectos más relevantes está que se prohibe la entrega de revolvedores, cubiertos, bombillas, palillos, entre otros, de plástico. Y los supermercados con más de tres cajas están obligados a vender bebidas retornables y recibir los envases a los clientes, requisito que en 2023 se extenderá a otros comercios como almacenes.

Tampoco hay que olvidar que a partir de 2019 entró en vigencia la Ley Nº 21.100, que trajo consigo la campaña Chao Bolsas, esta impide que el comercio grande, mediado y pequeño entreguen bolsas o venda bolsas plásticas. Y quienes no cumplan con la medida arriesgan multan de cinco UTM, es decir, 240 mil pesos aproximadamente. En su reemplazo los habitantes se acostumbraron a usar bolsas reutilizables o de papel.

 

Texto: Antonieta Henríquez

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