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Porque nada tenemos, lo haremos todo

El 30 de mayo de 2022 se cumplen 60 años desde que la selección de fútbol chilena enfrentara a Suiza en el Estadio Nacional. En un marco de casi 70 mil espectadores, el árbitro ruso Nikolaj Latychev dio el pitazo inicial al VII Campeonato Mundial de Fútbol de 1962. El anfitrión se impuso por 3-1 a Suiza.

En la final de la contienda mundialera, se enfrentaron Brasil (campeón) versus Checoslovaquia (vicecampeón), con un resultado de 2-1; y Chile (tercer lugar) versus Yugoslavia (cuarto lugar), con un resultado 1-0 a favor del país organizador.

El evento no estuvo exento de críticas. El desolador terremoto de Valdivia de 1960 daba un poderoso argumento a quienes se oponían a su realización. Sin embargo, con el discurso “Porque nada tenemos, lo haremos todo”, el entonces presidente del comité organizador de la Copa, Carlos Dittborn, logró convencer a los dirigentes de la FIFA. Para el deleite y orgullo de los poco más de 8 millones de habitantes que registraba el Chile de la época, el evento tuvo su sede en el país más austral del mundo.

Sin entrar en la lógica de comparar la calidad del mundial, respecto de las demás versiones desde sus inicios a la fecha, en lo concreto, el país fue capaz de sacar adelante un evento de cobertura mundial. Además, dio que hablar a las generaciones siguientes de una gesta que hasta el día de hoy no ha sido igualada. Esto es, llegar a semifinales y ocupar el tercer lugar entre los países en competencia.

Es usual escuchar críticas, respecto a lo obrado, de personas que, teniéndolo todo, han hecho muy poco (salvo criticar, por supuesto). Nuestra actual generación es fruto de quienes optaron por concretar sus sueños. Un país vale por lo que tiene, no por lo que no se tiene o lo que se haya hecho mal (pero se hizo).

La creación de la Región de Ñuble es un ejemplo concreto de lo que fuimos capaces de hacer. La enorme riqueza que subyace sobre su gente y sus recursos nos recuerda lo que nos queda por hacer. En esta empresa, quedarán las voces que se dedican a criticar todo lo que se ha obrado. Es mucha la tarea pendiente si se quiere avanzar en dignidad y justicia social para el territorio y su gente.

Lo tenemos todo, hagámoslo todo:

Potencia agroalimentaria. El sector agropecuario de Ñuble dispone de más de 900 mil hectáreas de tierra cultivable, equivalente al 75% de la superficie agropecuaria de Holanda.

Una cifra no menor si se considera que los países bajos son el mayor exportador de muchas de las hortalizas que consume el planeta y son el segundo mayor exportador de alimentos y flores de todo el mundo.

Centro de la agroindustria nacional. Su posición estratégica en el centro de la macrozona agrícola del país; el radio económico que permite abastecer de materias primas a la agroindustria; y la posición privilegiada de conectividad terrestre y ferroviaria a la red portuaria de la región del Biobío, le otorgan un enorme potencial para la atracción de inversiones en la agroindustria. Solo se requiere de políticas adecuadas de incentivos tributarios.

Atractivo turístico. Ñuble tiene un lugar privilegiado en la atracción de turismo de intereses especiales. Para cosechar los frutos de dicha condición, se requiere hacer una simbiosis entre el territorio (cuna de ilustres personajes), el patrimonio, la cultura, y la actividad económica.

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