Close
Radio Radio Radio Radio

“Ni mall chino ni todo patrimonio”: locatarios defienden equilibrio comercial en el mercado de Chillán

Cristian Cáceres

Expectación existe entre los locatarios del mercado de Chillán ante el trabajo que realiza una comisión especial encargada de redactar una modificación a la ordenanza que regula los locales de la Plaza Sargento Aldea y que tiene como intención restaurar el sentido original del histórico y turístico principal centro de abastos de la ciudad.

Entre los pasillos de los locales, el tema ha sido motivo de conversación, sin embargo, existe incertidumbre y preocupación, ya que desconocen las repercusiones que podrían tener estos cambios en la actividad comercial del espacio, por lo que esperan ser convocados para expresar sus puntos de vista y establecer consensos.

Si bien La Discusión no tuvo acceso al borrador de la ordenanza, porque aún se trabaja en ella, las concejalas que lideran las comisiones municipales relativas al tema, entregaron luces de lo que se persigue con las futuras disposiciones del texto normativo, si es que se aprueban en sus instancias de votación.

La inquietud de realizar cambios a la ordenanza surgió luego que se comenzaran a recepcionar varias solicitudes de ampliación de giros comerciales ligados a rubros ajenos a lo típico a partir de la pandemia, lo que fue permitido por el municipio para que pudieran sortear los vaivenes económicos, vendiendo, por ejemplo artículos de aseo e higiene. Sin embargo, con fin de la alerta sanitaria, para los ediles parece razonable volver al giro original y evitar una “desnaturalización” de recinto.

“Por eso debemos revisar en qué situación se encuentra y volver a lo que era inicialmente, que era una zona típica y que no puede perder ese tono. Es típico que se vendan zapatos de cuero, que esté el pasillo de las papas con los frutos secos. Ahora que se incluya un poco el tema alimentación de mascotas, pero ya vender productos eléctricos o tecnológicos nos desvirtuamos un poco de lo que es la esencia del mercado”, advirtió la concejala y presidenta de la Comisión Cultura, Quenne Aitken.

Sentido patrimonial

Según lo planteado, todo aquel local que venda productos distintos a los rubros que han caracterizado al mercado, debería reconvertirse o quedar al margen si no sigue esta línea, ya que, con ellos, enfatizaron se pierde el sentido patrimonial de las tradiciones locales.

“Pasa que dentro de esta Plaza Sargento Aldea tenemos más de 20 giros de diferentes rubros. (…) El tema acá es que tenemos que resguardar nuestra identidad y para ser más tajantes en esto, si las personas tienen, por ejemplo, otro tipo de productos, van a tener que cambiar su giro o se van a tener que ir arrendar otro lugar, porque para eso tenemos otro tipo de comercio”, explicó la presidenta de la Comisión Mercado del Concejo Municipal, Marina Crisóstomo.

La edil reconoce que esta modificación a la ordenanza puede regenerar cierta resistencia, porque algunos verían peligrar su actividad en este lugar, sin embargo, recalcó que el municipio está en su potestad de normar y velar que la actividad comercial se articule en función a la esencia del espacio.

“Sé que es una medida que va causar un poco de molestia, pero como municipio tenemos las atribuciones de normar y fiscalizar. Tenemos que darle el sentido del patrimonio a nuestra comuna. Hay muchas sensibilidades dentro del tema de la plaza. Así que la idea es ir normando, estructurando de mejor manera. Si hay personas que tienen otro rubro, lamentablemente hay que ajustarse a la ordenanza o en su defecto ir a arrendar a otro lugar”, dijo la concejala.

Marina Crisóstomo reconoció que todavía no han existido acercamientos con los locatarios, pero que serán citados para escuchar sus opiniones respecto a las medidas. Aún se está trabajando en un catastro para identificar a locatarios que no tendrían relación con este sistema económico que se busca proyectar.

“Aún no hemos tenido ese acercamiento, pero los vamos a citar, pero Antonio (administrador del mercado municipal) nos tiene que dar toda de esa información, un catastro de las personas que estarían como fuera dentro de lo que corresponde a artesanías, frutos secos, calzado, productos del mar, etc”, comentó.

La ordenanza debería pasar a revisión por el concejo municipal la segunda semana de noviembre, tras el análisis previo de la comisión respectiva.

En caso que los cambios de la ordenanza pasen todos los filtros, Quenne Aitken apuntó que es pertinente que estos deban ser aplicados en forma paulatina, evaluando cada caso y frenando nuevas solicitudes de cambios de giro comercial distintos a la dinámica del centro de abastos.

“Lo más probable es que no se permita nuevos y vamos ir evaluando ciertas situaciones que vayan ocurriendo. No es algo que va ocurrir de un día para otro y va cambiar o que vamos a empezar a cerrar locales. Entendemos la complejidad económica, pero también tenemos que reordenar el mercado y empezar a generar los permisos. Porque nos han llegado muchas ampliaciones de giro, de alimentación, de sencillitos y he sido muy tajante en decir que esos temas no corresponden al mercado. Se han hecho reconsideraciones, no las he aprobado, porque me parece que si no es para unos, no es para nadie”, señaló.

Defensa al equilibrio comercial

Desde la Asociación Gremial de Locatarios de la Plaza Sargento Aldea, que reúne a 166 comerciantes de un total de 276, señalaron que la mayoría de los locatarios que pidieron ampliación de giro por situación de pandemia, han retornado a vender lo habitual, por lo que, desde esa perspectiva, no ven sentido a lo que postulan desde la comisión encargada de cambiar la ordenanza.

Es el caso del presidente del gremio, Manuel Rojas, cuyo local de artesanía durante la emergencia sanitaria, para poder abrir, vendió útiles de aseo e higiene, pero que con el término de esta desistió de aquellos productos.

“Colegas que vi que se ampliaron, todos ya volvieron. Hay patentes de locales que venden esos productos, pero lo han tenido siempre. Ahora último pudieron haberse puesto uno o dos locales más de esos productos, pero es una patente directa de eso. No sé si tendrán patente de minimarket o almacén, pero son muy pocos. Por lo tanto, si la administración busca modificar la ordenanza para volver, creo que está de más”, indicó el dirigente.

Desde la mirada de Manuel es prudente mantener un equilibrio comercial en el mercado, es decir, que coexistan diversos rubros, resguardando que el espacio no se transforme ni en un “mall chino” ni en la venta de todo alusivo a “patrimonio”.

“Que esto sea más flexible. No queremos que nuestra plaza se convierta en un mall chino, no tengo nada contra los negocios asiáticos. Tengo una mirada cultural, dentro de lo turístico, pero también hay que tener cuidado, porque vivimos de la situación económica, tenemos chicos estudiando, pagar personal, muchas cosas. Hay que consensuar, porque dentro de la plaza hay rubros que ya están obsoletos y ya no dan el ancho en lo económico. Hoy quién prende carbón, quién necesita una tenaza o brasero, eso existió y era parte de nuestra vida y cultura, pero hoy no estamos en esa. Hoy tenemos aire contaminado, entonces, no veo que alguien esté preocupado de prender carbón”, comentó a modo de ejemplo.

En el caso de la artesanía, el dirigente admitió que el rubro es extenso y que dentro ese contexto, no solo se vende el producto local, sino también extranjero, que es incluso es más demandado por ser más económico. “El mercado está saturado de locales de artesanía. Cuando llegué eran 22 o 24 locales en los 90’, hoy llevamos sobre 60. O sea, no es necesario más, porque nos topamos con todos, aún cayendo en esta globalización, porque hay que ver, dentro de esta, hoy no solo vendemos artesanía o productos tradicionales chilenos, sino también mucha artesanía foránea como peruana, ecuatoriana y colombiana”, complementó.

A su juicio, la incorporación de artesanía externa no es “malo” y sigue la lógica de la experiencia internacional, donde productos chilenos también han sido incorporados en otros mercados.

“Creo que eso está bien, porque no puedes detener la globalización. En un momento llegué a tener muchos productos exclusivos, pero no pude, primero porque eran demasiado caros y dentro de eso la gente ya no lo necesita y tuve que entrar a tener productos foráneos. No lo veo mal. Cuando vas a Argentina, también encuentras productos chilenos, en Perú también. Entonces, la autoridad no se puede quedar pegada en algo tan rudimentario y atrasado. Está bien que cuidemos el patrimonio, pero también veamos lo otro”, destacó.

Complemento al entorno comercial

El chillanejo Vladimir Baeza proviene de una familia de comerciantes. Tiene dos locales que trabaja como “Sencillitos”. Uno de los puestos antes era de su abuelo, quien vendía frutos del país, pero por pandemia y su avanzada edad, se retiró del negocio. Fue así que este nieto solicitó un cambio de giro a sencillito, que le fue concedido.

Por otra parte, durante la emergencia sanitaria pidió ampliar el giro para ofrecer artículos de primera necesidad, sin embargo, los dejó de vender una vez finalizada.

“Mi abuelo tenía local de papas y frutos del país, se fue para la casa en pandemia, su local estuvo cerrado años y recién hace poco lo reabrimos, a través de solicitud que hicimos al municipio y se nos autorizó para ejercer el rubro de nosotros. El local de mi abuelo era de frutos del país, no tenía el giro para ejercer el rubro como este (del sencillito)”, mencionó.

Una de las razones que los llevó a cambiar el giro de sus locales, de frutos del país a Sencillitos, fue que la actividad ya no resulta ser atractiva como antes.

“Hoy trabajar con frutos del país, no es lo mismo de antaño. Esas cosas se encuentran en todos lados, la gente ya no viene al mercado solo por eso (…) La gente utiliza mucha tarjeta y aquí en el mercado no tiene dispositivos como los tenemos nosotros. De repente, la gente quiere comprar una lechuga y hace un retiro de dinero. Las empresas de telefonía, agua y luz no tienen servicio de recaudación, lo que sí van quedando son los Sencillitos y Servipag, que tampoco están en el centro. Por lo mismo, sentimos que es un aporte al entorno del mercado”, valoró.

De alimentos de perros a ropa

Ana Chavarría es la cara visible de “Todo Calza”, ubicado en la diagonal donde se comercializan papas y frutos del país. Los primeros cuatro años vendió alimento de perro y ahora polerones y calzas, tras solicitar una ampliación de giro. Aunque su negocio, aseguró que lo mantiene en regla, le preocupa que la ordenanza que están elaborando pueda afectar su actividad, que le ha reportado una experiencia positiva.

“Primero vendíamos alimento de perro, unos cuatro años. Esa era nuestra patente venía con eso y frutos secos y por el tema de la pandemia se echó a perder y no sabíamos qué vender y ahí pensamos el rubro de la ropa. Ampliamos el giro, lo pedimos en la municipalidad y gracias a Dios nos fue bien, costó mucho, pero lo dieron y ahora tenemos patente definitiva. Si a nosotros nos quitan esta, nos quedaremos de brazos cruzados. Tengo dos hijos a quienes alimentar. De patrimonio o historia los niños no van a comer”, comentó.

La dueña de “Todo Calza” alertó que hay rubros tradicionales que no están dando números azules y que terminan en su cierre ante la imposibilidad de sostenerse en el tiempo, dejando sectores solitarios que acaban siendo territorio de comercio ambulante y de incivilidades.

“Tienen que darse cuenta que el tiempo pasado sí fue bueno, pero hay que actualizarse y vivir el momento de ahora. A la diagonal la gente venía a orinar o defecar, esto era inmundo. Aparte de nosotros, llegaron otros locales nuevos, que le dieron vida a la diagonal. Aquí hay dos o tres locales que venden papas, entonces, no es más que eso. Y si nos retiran van a volver a estar todos los locales cerrados, carros estacionados por todos lados y la hediondez”, advirtió.

“Debieran ser un poco más flexibles y ampliar los tipos de giros para que todas las diagonales se puedan trabajar bien y sería mucho más llamativo y turístico para la gente que viene de afuera”, añadió.

Por su parte, Julio Asler, con más 40 años de experiencia marcando presencia con su paquetería en el mercado, considera que los esfuerzos municipales deben estar enfocados en fiscalizar que los encargados de los locales vendan en función a su patente. “Cada local tiene que tener lo que corresponda a la patente, porque lamentablemente aquí hay gente que tiene patente, pero trabaja mercaderías que no corresponden a la patente. Eso es una de las cosas que está mal aquí, de acuerdo a mi parecer. Por ejemplo; en marzo, hay ciertos negocios que venden ropa y ponen todo lo de colegio”, comentó.

Identidad

A contrapunto, desde la visión del presidente de Cámara de Comercio de Chillán, Alejandro Lama, la intención de la ordenanza de excluir locales no tradicionales en el mercado le parece adecuada.

“El mercado tiene una identidad de muchos años que ha sido la venta de productos autóctonos de la zona, que es un icono turístico de la capital regional. Nos parece adecuado salvaguardar aquello, es decir, que los productos comerciales tengan que ver con fomentar el turismo y fomentar los productos de la zona, no me parece adecuado que se vendan otro tipo de cosas. Si fuera un comercio en la calle normado, obviamente como gremio postulamos al libre comercio, es decir, que vendas lo que estimes prudente y que más rentabilidad tiene. Pero en este caso en particular hablando del mercado, nos parece fundamental que el municipio acertadamente se preocupe que no se pierda esa identidad, porque entonces estamos perdiendo todo. El turismo se diluye ahí, la gente se va desconcertar”, expresó.

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *

Leave a comment
scroll to top