Junio fue un mes difícil para el Puente Santa Isabel, ubicado en el límite de El Carmen y San Ignacio. No solo comenzó su demolición, derivada del proyecto de reposición de la Ruta N-59-Q Chillán-Yungay a cargo del MOP, sino que también sufrió los embates del último temporal que se localizó en la zona el fin de semana pasado.
Durante junio, el Puente Isabel fue el centro de la polémica entre el Ministerio de Obras Públicas y los vecinos que no escatimaron en acciones para evitar la inminente demolición que hasta hoy ya completa el 50 por ciento de la estructura. Apenas se dieron cuenta de los trabajos, los vecinos se comenzaron a movilizar, presentaron cartas a las autoridades y convencieron a varios parlamentarios que hace tres semanas participaron en una manifestación pacífica para detener las obras de demolición.
Sin ir más lejos, el historiador de El Carmen, Luis Valencia, se amarró al puente y comenzó una huelga de hambre hasta que el gobernador Oscar Crisóstomo envió un oficio a la ministra del ramo para detener lo que muchos consideraban un daño patrimonial irreparable. Al mismo tiempo, vecinos y agrupaciones como Huellas del Diguillín ingresaban la solicitud de declaratoria de Patrimonio para la estructura.
Su historia y su futuro
Según datos históricos, su construcción data de finales de la década de los sesenta y por años sirvió tanto como medio de transporte como diversión para las familias del sector. Sin embargo, y pese a los recuerdos y nostalgias, la estructura no poseía ninguna protección patrimonial más que su aparición en el Inventario Nacional de Patrimonio Inmueble de Chile publicado en junio de 2022.
Ahora, pasado el temporal, todo parece calmarse para los vecinos del puente. El historiador y gestor cultural Luis Valencia asegura que “me hice parte de esto porque tengo interés en que se conserve como patrimonio histórico por ser obra emblemática de la ingeniería del siglo pasado. Fue de mucha importancia para el desarrollo económico de la zona. La demolición, a mi juicio, se hizo bajo fundamentos técnicos que faltaron a la verdad e imprecisiones sobre la comunidad para confundir a la opinión pública”.
Luis viajó a Santiago a dejarle una carta a Gabriel Boric con el fin de que el Presidente detuviera las obras. Pero también pasó a Monumentos Nacionales para que el puente fuera declarado Monumento. “Pero también creo que hay un daño medioambiental porque al río cayeron materiales. El 14 de julio adopté una medida extrema, encadenándome y haciendo una huelga de hambre. Mientras estuve encadenado, se me acercó mucha gente para contarme historias del puente relacionadas al puente, me conmovió el apego de los adultos mayores que sufren con la destrucción del puente”, cuenta Luis.
Luis suspendió la huelga de hambre tras conseguir un preacuerdo con un personero de la empresa a cargo de las obras, con funcionarios policiales como testigos de la oferta. “Me ofrecieron que un tramo del puente hacia El Carmen podía quedar y con eso me persuade para dejar mi acción. Sin embargo, fue solo una excusa del momento porque al otro día me citaron al mediodía, y antes que yo llegara el mismo personaje de casco blanco dio la orden de seguir con la demolición de esa parte que me había ofrecido”.
Finalmente, Luis dice que fue contactado por la ministra de Obras Públicas el pasado 21 de junio para confirmar que quedará una parte del puente junto con la construcción de una plaza. La ministra Jessica López escribió en la cuenta de Facebook del MOP: “Parte del antiguo puente quedará como testimonio de su historia y se construirá una plaza que permita apreciarlo. Esperamos que quede hermoso”, indicó la ministra ante las insistentes consultas de Luis a través del mismo medio.
“Como retribución al daño generado estoy pidiendo una placa conmemorativa, que lo haga la empresa, moralmente debería hacerlo por todo el daño causado al puente y a los habitantes de este sector”, precisa Luis Valencia satisfecho por lo logrado.
