Luego de aprobarse en el Senado, por unanimidad, el proyecto que modifica y prorroga por siete años la Ley de Fomento a la Inversión Privada en Obras de Riego y Drenaje, el secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Riego (CNR), Wilson Ureta Parraguez, agradeció a todos los sectores políticos “porque pusimos a los agricultores al frente, con la finalidad de mejorar su calidad de vida, ampliando el tipo de proyectos que se pueden presentar”.
¿Cuáles son los principales cambios de esta nueva Ley de Riego?
Quizá lo más importante es que, con la implementación de esta Ley, los agricultores que requieren más apoyos para cerrar sus brechas de eficiencia hídrica y de productividad tendrán mayores facilidades para acceder a los recursos que gestiona la CNR, ya que se estableció un nuevo criterio de estratificación que es mucho más objetivo que el que existía hasta ahora, y se definió un límite que marca quiénes pueden y quiénes no pueden acceder a los recursos en proyectos individuales (intraprediales). Esto nos permitirá focalizar los apoyos en los pequeños y medianos agricultores. Junto con lo anterior, también quiero destacar que se incorporan estándares ambientales más altos, con limitaciones a la bonificación de proyectos emplazados en suelos de laderas, y la prohibición de bonificar obras de drenaje que afecten humedales y turberas, por ejemplo. Creemos que es una Ley de Riego para el Siglo XXI.
¿A qué responde este cambio de criterio o estratificación?
Estas modificaciones, que fueron aprobadas de manera transversal, tienen por objetivo optimizar el uso de los recursos públicos aplicando un nuevo criterio de categorización del tamaño de los agricultores —como dijimos, mucho más objetivo y verificable—, basado ya no en la superficie del predio sino en la información de ingresos anuales por ventas del Servicio de Impuestos Internos. Además, se definió que no podrán postular a concursos de la Ley de Riego —con proyectos individuales (intraprediales)— personas o empresas que tengan ingresos anuales superiores a las 50 mil UF.
Por otra parte, en línea con nuestro objetivo de focalizar los recursos y apoyar a quienes más lo necesitan, quiero destacar que la nueva ley incrementa los montos de bonificación para los proyectos individuales que se presenten en el marco del Programa Especial de Pequeña Agricultura, de 400 a 1000 UF (de 14 a 36 millones de pesos aproximadamente), y que los pequeños productores agrícolas y campesinos —así como las comunidades indígenas y agrícolas— podrán acceder a una bonificación máxima de 95% del total del costo del proyecto.
¿Cómo continuarán apoyando a los agricultores más grandes y a las organizaciones de regantes?
La nueva Ley permite que todos los agricultores, pequeños, medianos y grandes, sin distinción, puedan seguir accediendo a una proporción muy significativa de los recursos administrados por la CNR —una proporción cercana al 60% en 2023, esto es, más de 69 mil millones de pesos— a través de la postulación de proyectos asociativos extraprediales.
Es decir, seguiremos fomentando la construcción de obras de acumulación, conducción o telemetría, las que son, sin duda, fundamentales para mejorar la eficiencia en el uso del agua a nivel de las cuencas, resguardar y mejorar la producción agrícola de todos los actores que integran las Organizaciones de Usuarios de Agua, pero también para enfrentar los enormes desafíos compartidos que impone la crisis climática.
Considerando la escasez hídrica y el cambio climático ¿hay mayor espacio para la innovación?
Por cierto, la nueva ley también nos permitirá incentivar la innovación y el uso de nuevas tecnologías asociadas al riego al ampliar los tipos de proyectos susceptibles de bonificación considerando, entre otras cosas, concursos específicos de innovación aplicada al riego, el mejoramiento continuo de los sistemas de riego y soluciones basadas en la naturaleza.
Tienen un gran desafío con la implementación de esta nueva ley. ¿Cuáles son sus expectativas?
Como Comisión Nacional de Riego y como Ministerio de Agricultura estamos muy contentos con la aprobación de la nueva ley, y sabemos, por cierto, que tenemos un gran desafío por delante para concretar su implementación. Ya estamos trabajando, con mucha fuerza, para transformar esta buena noticia legislativa en una verdadera palanca de progreso que permita, entre otras cosas, reducir las brechas de productividad y eficiencia hídrica de pequeños y medianos productores individuales, continuar apoyando a las Organizaciones de Usuarios de Agua, y resguardar la sustentabilidad medioambiental y la continuidad en el tiempo de la propia actividad agrícola. Estamos convencidos, en definitiva, de que la nueva ley de riego se convertirá en una buena herramienta para promover un desarrollo rural más justo y sustentable.
