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La historia del navío que ayudó a víctimas del terremoto de 1939

Hace algunos días, el docente y periodista Héctor Velis-Meza revivió un episodio del terremoto de 1939 poco conocido hasta ahora. Lo hizo a través de su podcast en Radio Cooperativa,  en donde revisita la historia del nombre de las calles de Santiago.

Una de estas calles es Crucero Exeter, una arteria cercana al Cerro San Cristóbal que encierra una historia ligada al gran terremoto de 1939 que afectó a Chillán y que el Archivo Histórico de Concepción guarda entre sus más preciados recuerdos entre dos países que se hermanan ante la tragedia. Porque eso hizo precisamente toda la tripulación del navío inglés Exeter.

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“El navío Exeter era un crucero pesado que en enero de 1939 arribó a las costas chilenas junto a su gemelo Ajax. Tras visitar varios puertos del litoral, ambos barcos estaban en la bahía de Valparaíso, cuando el 24 de enero pasadas las 23.00 horas un violento terremoto con epicentro en Quirihue, cerca de Chillán, sacudió el sur de Chile. Su onda expansiva llegó hasta Valparaíso por el norte, hasta Temuco por el sur y hasta Buenos Aires por el este. Los comandantes del Exeter y el Ajax, después de la impactante sacudida que dejó alrededor de 24 mil víctimas fatales, de inmediato dispusieron que el Exeter levara anclas con las tripulaciones de ambos barcos y viajara a las zonas más afectadas”.

El escritor sigue su relato añadiendo que la tripulación llegó a Talcahuano y dispuso que sus dotaciones se plegaran a las civiles y militares que removían escombros en busca de víctimas fatales. Pero también, quedaron a disposición de los damnificados los víveres de la nave que se convirtió en hospital de campaña y albergue.

“La antena radio del Exeter fue trasladada al techo del Hotel Ritz de Concepción y gracias a eso se pudo restablecer la conexión con Santiago y el resto de las ciudades; a su vez, los ingenieros navales dinamitaron las torres de la Catedral de la ciudad que amenazaban con derrumbarse. Los hospitales de la zona no dieron abasto, y los heridos de mayor gravedad fueron trasladados en el navío a Valparaíso, para lo cual se realizaron varios viajes. Para hacerlo, las tripulaciones de ambos barcos cedieron sus camarotes y literas para los más lastimados. Una vez superada la emergencia, los comandantes de ambas naves fueron homenajeados con una medalla conmemorativa, y el capitán del Exeter se hizo acreedor a la orden al mérito”, recordó Velis-Meza.

Este no es el único recuerdo que los chilenos guardan de las tripulaciones del Exeter y el Ajax. El Archivo Histórico de Concepción posee también la historia del navío. Según los registros, se habría reportado “el caso de un niño recién nacido atendido especialmente durante la navegación, a quién se le bautizó como Juan Exeter Cristiano, pero del cual no se ha podido precisar su destino y contactar con su persona o descendientes. En este caso los marinos reunieron una significativa suma de dinero, entregada al cónsul británico de Valparaíso, para prestar ayuda a la madre”, advierten.

Una calle de la capital penquista también lleva el nombre de Exeter, según decreto alcaldicio de la época. Pero hay otro detalle que consignan los archivos penquistas y dice relación con las situaciones que ambos navíos atravesaron luego de participar en las tareas propias del terremoto de Chillán. El Exeter participó en la batalla del Río de la Plata en diciembre del mismo año y fue reparado en Las Malvinas. Tras esto, vendrían otros combates defendiendo las Indias Orientales Neerlandesas frente a la invasión japonesa y más tarde siendo parte de la batalla Mar de Java. El 20 de febrero de 1942 el Exeter es hundido por un torpedo. Su tripulación fue capturada y permaneció como prisionera de guerra hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. El Ajax, por su parte, no corrió mejor suerte y fue dado de baja en 1948.

“Los avatares de la guerra y el hundimiento del crucero Exeter impidió a muchos de esos hombres (de la tripulación) conservar las medallas recibidas en Concepción como recuerdo de sus acciones. Al cumplirse 50 años de esos acontecimientos, en 1989, la Asociación de Veteranos de Guerra y Ex Tripulantes del Exeter y Ajax, solicitaron autorización al municipio penquista para reproducir a su costo, aquellas medallas perdidas para siempre en el fondo del mar. Por lógica la solicitud se autorizó”, detallan desde el Archivo Histórico de Concepción.

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