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La estrategia de las alfareras para llegar a Unesco y lograr greda a libre disposición

Las alfareras de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca, desde hace años organizadas en una agrupación, solicitaron la semana pasada que el expediente que distintas instituciones preparan para que la actividad sea declarada Patrimonio de la Humanidad, pueda ir directo al escritorio de los encargados de Salvaguardia Urgente.

La razón es la escasez de materia prima que los artesanos de la zona están experimentando desde hace algunos años, cuando las forestales se instalaron en las inmediaciones. Esto ha dañado seriamente el suelo del sector, acabando de paso con las vetas desde hasta donde algunas décadas atrás las loceras extraían la particular y única greda que utilizan para sus creaciones.

Nayadet Núñez es parte de la nueva generación de artesanas preocupadas de este tema. Ella explica a La Discusión que “las forestales se han ido acercando cada vez mas al pueblo. Por ejemplo, en San Vicente, que es un lugar donde se sacaba harta greda, hoy está forestado. Cada vez que sacan y replantan pinos y eucaliptus, hacen movimiento de tierra contaminando las vetas que van quedando. En el caso de este sector en particular, esa mina ya no existe. Con la arena amarilla también tenemos problemas, donde íbamos a buscar también está rodeado por forestales. Hoy es complejo encontrar lugares y cuando hayas uno, por lo general está contaminado”, indica.

Nayadet afirma que hay particulares que en sus terrenos cuentan con greda y que la venden a las loceras. Por un saco de greda Nayadet paga 15 mil pesos a un particular, sin embargo solo logra extraer un balde de materia prima lo que a la larga, le permite hacer solo dos piezas. La joven advierte que además, la convivencia a veces no es tan fácil. Sin ir más lejos, ella y su mamá invirtieron en un terreno con vetas, pero desde hace dos años no pueden ingresar puesto que personas cerraron el camino impidiendo el acceso al terreno. Ese tema hoy está en tribunales.

Hay otras vetas que están en las orillas de camino, pero los mismos vecinos han ido corriendo los cercos y se han quedado con las vetas dentro de sus predios. “Por todas estas razones, pedimos que el expediente de la Unesco fuera a Salvaguardia Urgente, por la dificultad hoy de encontrar la materia prima para trabajar. Nosotras pensamos que este es un problema que se debe solucionar a la brevedad”, explica.

Materia prima

“Esto es lo mismo que un panadero no tanga harina para hacer su pan”, dice tajante Mónica Venegas, dirigenta de la agrupación de Alfareras de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca, recordando que hasta hace varias décadas, la recolección del material no era problema para quienes se dedican a la actividad. “Las forestales llegaron con la celulosa. Nosotras decimos que las vetas son como las venas de la tierra. Para extraerla, debemos limpiar la capa vegetal, sacar la arena que viene y luego vienen las vetas de greda. Por lo general, lo logramos a unos 60 o 70 centímetros, pero hemos hecho minas que han llegado a los tres metros”, explica respecto del proceso.

“Para nosotros es importante la Salvaguardia Urgente porque necesitamos acceso libre a la materia prima. Hay suficiente de ella y eso es lo que estamos exigiendo a través de conversaciones con la Municipalidad de Chillán y con el Ministerio de las Culturas”, indica.

Las artesanas coinciden en que una de las soluciones podría ser que se comprara un terreno con suficientes vetas y asegurar así su extracción y la continuidad de la actividad. También se está solicitando un catastro a Bienes Nacionales con el fin de determinar dónde están las vetas de alfarería que quedan en la zona de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca.

Consultada a la seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, María Soledad Castro afirmó que se están haciendo todos los esfuerzos por resolver la situación y confirmó la existencia de un trabajo coordinado entre seremías. “Los problemas de acceso a las materias primas es un fenómeno que afecta a distintas manifestaciones artesanales del país, ya que las dinámicas productivas están en constante cambio. En el caso de Quinchamalí estamos trabajando para asegurar ese acceso y para ello estamos trabajando con la Seremi de Bienes Nacionales para buscar caminos que permitan que las alfareras y alfareros no dependan solo de la voluntad de propietarios de predios donde hay vetas, ya sea para dejar recolectarla o para vendérselas”.

En su última visita a la ciudad, el subsecretario de Patrimonio, Emilio de la Cerda, manifestó también su preocupación. “Vamos a enviar los antecedentes en marzo próximo a la Unesco, en la línea de Salvaguardia Urgente porque es una manera de redoblar los esfuerzos del Estado porque la manifestación se pueda mantener. No basta con reconocer, sino que hay que preocuparse de otras acciones como transmitir el conocimiento, cómo se hace atractivo aprender la técnica para que no se pierda la tradición o la previsión social, acceso al material y cambio climático”, indicó.

“Esto se está viendo con otras seremis y el mismo municipio. Es un proceso que está andando, de reconocimiento y salvaguardia y tenemos que ver cómo esto impacta en la comunidad con todo el respeto que se merece”, precisó a La Discusión. 

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