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La clave en la calidad educativa

En cuanto a los factores en que descansa la calidad de la educación, hay pocas dudas en cuanto a que el componente ‘enseñanza’ y ‘docente’ es el que más peso tiene en que finalmente se logre calidad. Así lo revela John Hattie, Director del Melbourne Education Research Institute en su investigación publicada bajo el título Aprendizaje visible: una síntesis de más de 800 metaanálisis relacionados con el logro (2009).

En este mismo planteamiento, hay además, suficientes antecedentes que apuntan a que es necesario recomponer o fortalecer las prácticas pedagógicas y la formación inicial docente.

Los estudios de McKinsey & Company (2007 y 2010); los resultados de la prueba PISA del 2009, 2014 y 2019; y también los datos de la evaluación internacional TIMMS 2019 arrojan luces respecto a aspectos de la enseñanza y del ambiente en que esta se desarrolla que es necesario abordar si se quiere mejorar los niveles de aprendizajes de los alumnos. Al mismo tiempo, el estudio internacional TALIS indaga específicamente en aspectos de la docencia que son de especial interés en el objetivo ya mencionado. Esta Encuesta Internacional de Enseñanza y Aprendizaje de la OCDE pregunta cada cinco años a los docentes y líderes escolares acerca de sus condiciones de trabajo y entornos de aprendizaje.

Los resultados de 2018 de TALIS muestran algunos ámbitos sobre los que bien valdría la pena poner atención y que parecen de no difícil resolución. En promedio en Chile, durante una clase típica, los docentes gastan 70% del tiempo en aula en la enseñanza y el aprendizaje de los estudiantes, lo que es más bajo que el promedio OCDE (78%). El 30% restante se distribuye entre un 12% destinado a tareas administrativas como por ejemplo registrar asistencia o entregar información, y un 18% a mantener el orden en la sala de clases.

El estudio también expone otros elementos que sí requieren algo más de trabajo remediar porque son clave en el logro de los aprendizajes: en Chile, un 67% de docentes informan que frecuentemente dejan a los estudiantes que decidan sobre sus propios procedimientos para resolver tareas complejas, en comparación con 45% en promedio en la OCDE. Además, en promedio en los países y economías de la OCDE el 58% de los docentes informan que con frecuencia o siempre asignan tareas que requieren que los estudiantes piensen críticamente y solo el 34% presenta tareas para las que no existe una solución obvia; un 41 % de los docentes permiten que los estudiantes evalúen su propio progreso; y el 78 % de los docentes novatos sienten que pueden controlar el comportamiento disruptivo en el aula versus el 87 % de los docentes experimentados que señalan que pueden hacerlo.

Estas huellas prácticas que evidencia la investigación respecto del ejercicio docente, impulsan a poner el foco en dimensiones específicas a cambiar. En concreto, para mejorar la calidad educativa es necesario que las estrategias de enseñanza abandonen prácticas ineficaces y en su lugar, busquen aprovechar el tiempo didáctico, aumentando la atención y sensación de sentirse desafiados por parte de los alumnos.

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