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Conforme aumentan los días en que se han desarrollado las jornadas de protestas, el tenor y tono de los informes realizados por el director regional del Instituto de Derechos Humanos (INDH) de Ñuble, Daniel Concha, se ha ido endureciendo.
De una primera impresión que apuntaba a que Carabineros estaba actuando en general conforme a los protocolos y con prácticamente nulos incidentes que ameritaran una investigación, se llegó a un informe emanado el lunes último en el que, derechamente, se acusan malos tratos, violencia excesiva, incumplimientos al protocolo y, por primera vez en lo que va del fenómeno social, torturas.
Lo más censurable a ojos del director es que “se trata de una violencia que se da en una región como Ñuble, y en especial en una ciudad como Chillán, donde las marchas han sido mayoritariamente pacíficas”.
En su último informe, Concha destaca que se pasó de una a tres querellas ya presentadas luego de reunir evidencias suficientes.
De esta manera, al caso de la mujer que recibió un impacto en su ojo, el 19 de octubre (aún se investiga si fue una piedra o un balín), se suma “el caso de un paciente siquiátrico que estaba descompensado y fue detenido y llevado a un calabozo de la comisaría de Bulnes, pero no se le dio asistencia ni se le llevó al hospital”.
Y otra acción legal por el caso de un joven “que recibió perdigones en el estómago, en la cara y una bomba lacrimógena en la pierna”.
Por otro lado, en el mismo informe consta que las denuncias aumentaron a 45.
El Gope en los calabozos
Otro punto de inflexión con las primeras apreciaciones con carabineros de la Segunda Comisaría de Chillán es una observación hecha en los calabozos.
Si en los primeros días, Concha certificó un trato adecuado y un completo apego a los protocolos, en esta ocasión dice que “hemos visto que a los calabozos ingresa personal de Fuerzas Especiales a continuar con sus procedimientos y también a funcionarios que no están debidamente identificados”, asevera.
El informe de HRW
Hoy, la subsecretaria de Derechos Humanos, Lorena Recabarren, manifestó la necesidad de modernizar y reestructurar los procedimientos policiales de Chile, en el contexto de manifestaciones como también ante actos de mayor riesgo.
“Espero que se tenga en cuenta, pero acá hay que ser claros, quienes tienen que cambiar son ellos (Carabineros) he sido testigo de una fuerza desmedida, no es posible que cuatro funcionarios del Gope se lancen a reducir a un joven de 16 años, hemos visto lumazos, bombas lacrimógenas en lugares donde hay niños, y hay personas, mujeres y hombres, y niños que han sido golpeados, fracturados o atropellados y eso no puede seguir”, finalizó.