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Incivilidades asoman como el mayor desafío en la seguridad pública

Carabineros

La semana pasada se terminó de exponer las cuentas públicas de cada una de las cinco comisarías de la prefectura de Carabineros, Ñuble, las que en términos generales mostraron cifras que certificaban una baja de delitos que promedió un 30% durante el tramo septiembre 2019 a septiembre de 2020.

Tales estadísticas mostraban también una mayor cantidad de detenidos, más controles preventivos y servicios comunitarios, y que sólo algunos delitos violentos marcaban un leve aumento.

Pese a lo anterior, y aunque la última encuesta de seguridad pública Enusc, garantizaba que la victimización en Chile y en Ñuble ha ido bajando de manera sostenida, actualmente en las juntas de vecinos pareciera advertirse, como nunca antes, un distanciamiento con las entidades encargadas del orden y la seguridad.

Tanto en Chillán, como en San Carlos, las dos comunas que concentran las mayor cantidad de fuerzas policiales, y las únicas con presencia estables de cuarteles de la PDI, ambas presidentas de las respectivas uniones comunales de Juntas de Vecinos, Cecilia Henríquez y Uberlinda Guajardo, presentan un discurso menos “pro” respecto a las policías.

Y ambas coinciden en que el mayor reclamo de los vecinos en sus respectivas comunas es que “cuando se les llama, o llegan demasiado tarde, o sencillamente no vienen”.

Cecilia Henríquez, por su parte admite que las cámaras de seguridad, las luminarias y las campañas que fomentan la denuncia anónima “han sido útiles, porque la gente se siente más segura, pero si sigue pasando que se les llama y no vienen, como pasa con la violencia intrafamiliar, con denuncias que muchas veces quedan en nada, ya nadie va a querer seguir denunciando”.

Su par de San Carlos, añade que “tal vez los robos y los asaltos se ven menos, nosotros no llevamos las estadísticas, pero lo que a muchos vecinos tiene molestos es que todas las noches hay jóvenes en las plazas, en las esquinas, en los sitios eriazos haciendo escándalos y gritado, y lo único que no se ve, son patrullas”.

Y aquí se llega a un punto clave: la incivilidad.

Alan Ibáñez, coordinador regional de Seguridad Pública, respalda las cifras de Carabineros en cuanto a la disminución de delitos, confianza en los sistemas de denuncia o aumento de detenidos, pero admite que “las incivilidades son complejas de tratar y sin duda es uno de los grandes desafíos que tenemos, pero hemos estado entregando recursos, y capacitaciones permanentemente a Carabineros, la PDI y a las municipalidades, para sacar adelante este desafío”.

El gobierno aún tiene proyectos en proceso destinado a “cámaras de seguridad y recuperación de espacios públicos, que hasta el momento han sido de gran efectividad para aumentar la sensación de seguridad”, planteó.

Pese a lo anterior, el fantasma de la “cifra negra” pareciera cobrar más fuerza este año y un factor que lo avala, es que mientras las cifras de Carabineros Ñuble establecen que hubo una baja del 5% de violencia intrafamiliar, la semana pasada, el Ministerio Público publicó resultados que aseguraban que, por el contrario, había aumentado en casi un 40%.

Números positivos

Mientras San Carlos exhibe una baja del 29% de denuncias de delitos y un total de 1.252 detenidos; Chillán exhibe una disminución de 47% de casos policiales y sobre 6.300 detenciones por delitos y faltas.

En la provincia del Punilla, los robos con violencia bajaron un 12% y los robos en lugar habitado, un 57%.

Sólo aumentó el robo en lugar no habitado, un 9%.

En la provincia del Itata, los robos violentos disminuyeron un 32%; el robo en lugar habitado, un 40%; y sólo se ve un alza en el robo en lugar no habitado, de 32%.

Finalmente, en Diguillín, se advierte un 36% menos de delitos violentos; un 32% de robos en lugar habitado y un 19% de robo en lugar no habitado.

A modo de balance, el general Mario Sepúlveda, jefe de la XVI Zona de Carabineros Ñuble, dice que “las cifras expuestas en las cuentas públicas de las unidades de Ñuble son muy positivas y avalan el trabajo comprometido que mantenemos con la comunidad, a través de una relación cercana, coordinada y estratégica para abordar sus necesidades e inquietudes”.

Para la máxima autoridad policial, la gereferenciación delictual que realiza la institución ha sido la clave.

“Gracias a las denuncias que recibimos al nivel 133 y en nuestros cuarteles, podemos hacer una georreferenciación de los delitos y abordarlos con la logística necesaria para entregar mayor seguridad a los barrios. En este sentido, la plataforma del Sistema Táctico de Operación Policial, STOP, logra entregarnos en estadística los puntos delictuales críticos, horario, frecuencia y prevalencia, para disponibilizar allí los medios necesarios para su erradicación”.

Sin embargo, el general dice estar consciente de la irrupción de nuevos métodos de delitos, especialmente a través de Internet, por lo que ya están trabajando en estrategias preventivas.

“Nos enfrentamos siempre a un desafío constante y que dice relación con la actualización o modernización de los ilícitos. Su forma o modalidad varía permanentemente para eludir la detección policial y lograr su cometido. Sin embargo, la actualización también es parte de nuestro trabajo y de forma permanente nuestro personal participa en capacitaciones y cursos donde logra retroalimentar su desarrollo operativo y conocer nuevas formas de prevenir hechos que son lamentables para las familias”. 

El general apeló a la iniciativa de los vecinos para poder postular a los proyectos de seguridad que dispone el Gobierno, que -como le señalaba el coordinador regional de Seguridad Pública,- han resultado ser claves para bajar las tasas delictuales y las incivilidades.

“Hoy existen fondos de Seguridad Pública para que las organizaciones sociales o Juntas de Vigilancia adquieran cámaras, sistemas de radio o luminarias, y de forma privada también existen otras alternativas que les permiten a los vecinos mejorar las condiciones de seguridad en los barrios. Como sociedad tenemos que comprender que la seguridad es tarea de todos los actores sociales”.

Provincias distintas

Respecto a los tipos de delitos que se observan en las tres provincias de Ñuble, en Carabineros sostienen que cada sector está marcado por su dinámica propia.

Conforme a las estadísticas institucionales, en las provincias que presentan mayor ruralidad los delitos que más afectan a las familias son el abigeato, el robo en lugar habitado o riñas, por ejemplo. 

En sectores mayormente urbanos los ilícitos más comunes son el hurto, robo por sorpresa, accesorios de vehículos y conducción en estado de ebriedad, entre otros.“Sin embargo, y aún cuando las tres provincias presenten dinámicas distintas en algún sentido, el compromiso con la población se mantiene y se ha logrado en promedio, una baja del -35% en los delitos que más afectan cada provincia”, aseguró el general.

Violencia y cuarentena

Algunos estamentos públicos han advertido una relación entre el aumento de la violencia inrtrafamiliar y las medidas de restricción como las cuarentenas o el toque de queda, como lo hizo el Sernameg Ñuble, la semana pasada.

Pese a esto, Carabineros insite en que la violencia intrafamiliar registra una baja del -5% en las denuncias.

“Si bien existen zonas donde este delito presenta un leve aumento, justamente a causa de las condiciones antes expuestas como estrés, consumo de alcohol y drogas, etc, hay otros sectores donde efectivamente la prevención ha dado frutos y los hechos han disminuido”, detalló el general.

Finalmente, no se avizoran recursos para Carabineros, que de hecho ya presenta algunos vehículos con su vida útil cumplida o dañados en las manifestaciones.

“Esa decisión le compete a la Dirección de Logística de Carabineros, que se encarga de hacer el levantamiento de las necesidades que tiene cada zona respecto a su parque vehicular, y destina allí el recurso”, cerró el Jefe de Zona.

Felipe Ahumada

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