“Queremos que los productores comprendan que sus residuos agrícolas tienen un valor y que pueden transformarse en insumos de gran importancia como alimento para ganado, materia orgánica para los suelos, sustratos para la agroindustria y para la generación de energía”, sostuvo la ingeniera agrónoma e investigadora de INIA, Fabiola Sepúlveda, quien lidera el programa Prácticas alternativas al uso del fuego en el sector silvoagropecuario.
La profesional indicó que la iniciativa, que agrupa a CONAF, FAO e INIA, busca dar un giro en la percepción de los residuos generados por la agricultura, potenciando su valor, como una materia prima que ayuda a impulsar la agricultura sostenible.
En tanto, Sigrid Vargas, ingeniera agrónoma de INIA y encargada regional del programa en Ñuble, resaltó la importancia del proyecto, toda vez que las quemas agrícolas constituyen un daño medioambiental que afecta también la salud pública, además de incidir en la calidad y fertilidad de los suelos agrícolas.
La profesional agregó que la superficie de quemas autorizadas en la Región de Ñuble, superó las 31 mil 400 hectáreas en 2022, mientras que en Biobío sumó 15 mil hectáreas. Añadió que ambas regiones representan el 27% de la superficie de quemas a nivel nacional, lo que obliga a poner el foco en la búsqueda de alternativas sustentables que se transformen en un beneficio para los agricultores, el medio ambiente y la ciudadanía.
Para Gabriela Soto, jefa del Departamento de Cambio Climático y Servicios Ecosistémicos de CONAF, la quema de residuos agrícolas en la agricultura hace perder un porcentaje importante de las reservas de nutrientes del suelo; como nitrógeno, carbono, fósforo, azufre y potasio. Además de ser una fuente importante de emisiones de CO2. “Por lo tanto, este proyecto con INIA nos permite seguir trabajando en conjunto por las metas país en el marco de la Estrategia Nacional de Cambio Climático y Recursos Vegetaciones”, afirmó.
Sigrid Vargas detalló que el programa apunta a que los agricultores/as incorporen prácticas de manejo sostenible, tendientes a disminuir el uso del fuego en la actividad agrícola que históricamente ha sido utilizada para eliminar rastrojos y desechos provenientes, en su mayoría, de cultivos de trigos y avenas. Agregó que estos últimos alcanzan alrededor del 80% de las quemas, mientras que el 20 % restante proviene de desechos de explotación de pinos y eucaliptus, principalmente.
Ambas profesionales recorrieron la Región de Ñuble, ocasión en que se reunieron con autoridades y asesores del sector agrícola, entre ellos el seremi de agricultura, Antonio Arriagada.
Por su parte Pablo Honeyman, coordinador nacional del proyecto +Bosques comenta “esta alianza con INIA donde replicamos una experiencia para educar y evitar las quemas agrícolas, que, si bien se había realizado en la región metropolitana, ha tenido una muy buena recepción en las regiones donde estamos trabajando para bajar emisiones de CO2 en el marco de la Estrategia Nacional de Cambio Climático y Recursos Vegetacionales.