Señor Director:
El Senado aprobó el TPP-11.
Ninguna sorpresa tomando en cuenta la composición de la cámara alta; sin embargo, lo que sí sorprende es como
el presidente Boric ha abordado la situación desde el momento en que, respondiendo a su ideario, perfectamente
pudo retirar el tratado.
¿Será ingenuidad? Puede ser. Tomando en cuenta que Gabriel Boric desde su época como diputado ha estado
en contra del TPP-11, cuesta creer que no haya hecho un pronóstico de qué pasaría si es que enviaba el tratado al
Congreso, por lo que es más fácil pensar en que el presidente se aferró a la mínima -e ilusa- posibilidad de que no
se aprobara.
Con el TPP-11 aprobado, Boric está claramente en jaque; de no firmar el tratado, la oposición lo acusará de autócrata y hará hasta lo imposible por deslegitimar -más de lo que ya lo han hecho- al Gobierno; y de firmar el tratado,
Gabriel Boric perderá parte importante de aquel 35% de aprobación, hundiendo aún más el pobre y escueto apoyo
que ha tenido su mandato.
¿Tendrá un as bajo la manga? Solo él lo sabe.
Lo cierto es que, cual samurai, el primer mandatario pareciera estar en la senda de un lamentable harakiri político.
Bruno Navarro Cabrera
