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Futuro frutícola

CNR

El cambio climático, que ha desplazado algunos cultivos hacia el sur, así como la disponibilidad de suelo a menores precios que en otras regiones más al norte, han sido factores clave de un proceso de reconversión que cumple dos décadas y ha hecho que una buena parte de la superficie dedicada a la agricultura tradicional -productora de granos y remolacha- sea destinada a frutales.

El último Catastro Frutícola 2022, que elaboró Ciren por encargo de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa) del Ministerio de Agricultura, así lo confirma. Son 19.221 hectáreas, lo que representa un incremento de 35,5% respecto al catastro anterior, realizado en 2019, cuando registró 14.181 hectáreas.

Lo interesante es que por tercera vez consecutiva la región muestra un aumento de los cultivos frutícolas. Lo hizo en 2019, cuando registró un alza de 31,4% de la superficie, mientras que en el Catastro de 2016 anotó un aumento de 30%.

Pero este sector, que está llamado a convertirse en el principal motor de la economía de la región, enfrenta importantes desafíos, partiendo por aumentar la superficie de riego, que depende de la concreción de embalses que llevan décadas discutiéndose y proyectándose, pero que hasta la fecha no se concretan.

También aparecen en el horizonte frutícola de Ñuble retos asociados a las relaciones laborales, a la vinculación con las comunidades, al uso eficiente del agua, al cuidado del medio ambiente, y a la superación de brechas tecnológicas entre las pymes, y la adaptación al cambio climático.

De hecho, la competencia con otros países del Hemisferio Sur, como Perú y Argentina es observada cada vez con mayor con preocupación por el sector. Por ejemplo, en la temporada pasada 2022-2023 quedó en evidencia la alta exposición de los productores de arándanos frente a la volatilidad de los precios a nivel internacional.

Los precios que se pagaron finalmente este año fueron muy inferiores a los esperados, de hecho, para la mayoría estuvieron por debajo de los costos de producción, golpe que se sumó a una temporada 2021-2022 para el olvido, debido a los severos problemas logísticos que retrasaron los envíos y afectaron la calidad de la fruta.

Una alta exposición se observa también con los cerezos y el mercado chino o los avellanos europeos y el mercado italiano, aunque hasta el momento estos dos rubros han gozado de los beneficios coyunturales del aumento sostenido de la demanda.

Se requiere seguir avanzando en investigación, innovación e introducción de tecnología, de manera de elevar la competitividad del rubro en un escenario internacional cada vez más complejo, con nuevas especies y variedades, con sistemas de riego eficientes y con mecanismos de aseguramiento de la inocuidad y de protección frente a plagas y enfermedades.

En ese sentido, la cooperación público privada y el trabajo asociativo no solo son vitales para el fortalecimiento de un sector que cobra cada vez más relevancia en Ñuble, sino que para el desarrollo económico de la región, ya que sus efectos directos e indirectos en la economía local son percibidos por buena parte de la población.

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