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Exigencia a los colegios subvencionados

Los resultados de la evaluación para ingresar a la educación superior PAES de este año son bastante similares a los del año pasado. Nuevamente el grupo de los colegios con mejores resultados se encuentra en los colegios privados. Asimismo, ya parece una constante, mala constante por cierto, que los excelentes colegios públicos de hace un lustro ya no aparecen en la lista de los cien mejores. En particular, el Instituto Nacional o el Carmela Carvajal brillan por su ausencia.

Cabe notar que nuevamente son colegios bilingues y de orientación religiosa los que vuelven a encabezar el listado de las comunidades educativas con mejores logros. Ahora bien, hay un hecho que llama poderosamente la atención, a saber, que entre los cien colegios con mejores logros solo uno de ellos es subvencionado. Al respecto cabe exigir un análisis a los sostenedores de estos centros educativos.

En mi opinión, hay dos factores que hacen exigible a los sostenedores de colegios subvencionados una educación de calidad, concepto que se verifica entre otros aspectos, con el nivel de logro de sus alumnos al egresar de sus aulas y cumplir con solvencia los puntajes requeridos por las instituciones de educación superior. Por una parte, hoy los colegios subvencionados son quienes prestan servicio educativo a la mayor parte de los escolares. Por otra parte, estos colegios reciben fondos estatales, con lo cual no se puede eludir el hecho de rendir cuentas de su eficacia.

Entonces, ¿qué está pasando con los colegios particulares subvencionados?, ¿qué han dejado de hacer bien este tipo de unidades educativas?, ¿no estará ocurriendo que están poniendo el foco de su gestión en objetivos que disminuyen y no potencian la adquisición de conocimientos y el desarrollo de habilidades?

Una posibilidad es que a diferencia de los colegios particulares pagados, que no reciben subvención del Estado, a los colegios subvencionados les recaen exigencias que estarían entorpeciendo o desvirtuando su gestión pedagógica. Sin embargo, esta explicación es poco plausible, porque la PAES nos da una evidencia bastante contundente. Los 93 alumnos del Liceo Municipal Augusto D’Halmar de Ñuñoa que rindieron las evaluaciones, lograron 827,1 puntos promedio, alcanzando con ello el puesto 21 entre los mejores; en tanto en el Liceo San Pedro Poveda, de Maipú, único colegio particular subvencionado entre los cien mejores, sus 83 estudiantes lograron en las pruebas un promedio de 786,1 puntos, alcanzando con ello el lugar 85.

No parece razonable que Fundaciones dueñas de numerosos colegios que reciben subvención del Estado no estén logrando excelencia pedagógica. Además, es importante e ineludible que el sector de colegios subvencionados en general y cada comunidad en particular, lleve a cabo un exhaustivo análisis de sus logros y de los aspectos en que están siendo deficitarios, pues hoy como nunca en nuestra historia, por sus aulas pasan la mayoría de los escolares del país y por tanto, en gran medida el futuro y desarrollo de la Nación depende de la mejor formación educativa que este tipo de sistema educativo proporcione.

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