Señor Director:
A pocos días de la elección de los representantes del Consejo Constitucional, se vive un ambiente de desconfianza y desinterés ciudadano. De hecho, según una medición reciente apenas el 16% de los chilenos dice confiar en el nuevo proceso constituyente y más del 50% asegura no estar interesado en él.
Las múltiples contingencias han restado protagonismo a un momento histórico que apunta a construir un país mejor y que, como tal, debería concitar la más alta atención. Sin ir más lejos, la franja electoral dedicada a promover las propuestas no se ha enfocado realmente en la Constitución en sí, sino más bien en las posturas en torno a materias que hoy son prioridad para las chilenas y chilenos: delincuencia, inmigración y economía, por mencionar algunas.
Aún entendiendo lo fundamental que es dar respuesta a esos ámbitos, para quienes trabajamos en la formación de miles de jóvenes resulta preocupante que la educación no esté al centro del debate. Como país hemos trabajado muchos años para consolidar, y mejorar, un modelo que ha sido muchas veces admirado a nivel global, y hoy corremos el riesgo de dejarnos llevar por las urgencias y descuidar este gran activo.
La educación es la base del progreso, es lo que permite acortar brechas, es el motor de la movilidad social y de las nuevas y mejores oportunidades. Más allá de quiénes sean los 50 elegidos este domingo, es de esperar que el trabajo que realicen junto a la comisión de expertos, y que de vida a la nueva propuesta constitucional que será votada en diciembre, tenga a la educación como uno de los títulos principales. De lo contrario, serán las nuevas generaciones las perjudicadas y con eso el verdadero futuro de Chile.
Dr. Claudio Ruff
Rector de la Universidad Bernardo O’Higgins