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Deuda en reciclaje

Seremi de Medio Ambiente

En la medida que los países se desarrollan, los temas medioambientales se van tornando más presentes en las políticas públicas y en la conciencia de sus habitantes. Hace diez años se creó el Ministerio del Medio Ambiente y su institucionalidad. La legislación, principalmente para la industria, evolucionó, haciéndose más estricta y exigente. Aún falta, es cierto, pero en la última década se avanzó.

Por otra parte, las energías limpias no convencionales y la matriz energética en general, no formaban parte del discurso de la autoridad hace 20 años ni estaban en la mente de los chilenos. El PM 2.5 (partículas finas que contaminan el aire) era completamente desconocido en el lenguaje cotidiano, al igual que los bonos de carbono y la trazabilidad hídrica de un producto. Los paneles solares y los vehículos a electricidad eran solo anecdóticos o curiosidad de revistas especializadas.

Sin embargo, las cosas han cambiado y mucho, y hoy estos temas están en la agenda pública y con un alto grado de interés y preocupación, tanto del mundo político como empresarial, similar a lo que ocurre en cualquier nación desarrollada.

Pero hay un tema en el cual Chile se ha ido que dando atrás y no ha dado los mismos pasos que esos otros estados con los cuales hoy nos queremos comparar y con quienes aspiramos a hablar de igual a igual en materia de interés y protección del medio ambiente. Ese tema es el reciclaje y la utilización de la basura domiciliaria.

El escaso avance y compromiso que se observa en la población en general y en las políticas públicas a nivel nacional y local para modificar los hábitos en materia de reciclaje, separación de la basura desde su origen, compostaje de residuos orgánicos y reutilización del papel, plástico, vidrios y una serie de otras materias primas o productos acabados, dan cuenta del desarrollo inorgánico de nuestra política ambiental, pero también de una enorme miopía económica, ya que se desaprovecha la oportunidad de rentabilizar los desechos.

Pero no solo se está desaprovechando una gran cantidad de recursos, sino que no se está actuando bajo la misma lógica de la necesidad de protección y cuidado del medio ambiente y los impactos que tiene para las generaciones futuras no hacerlo.

Las acciones que realizan algunas entidades como el municipio de Chillán -con un proyecto piloto de puntos verdes y la entrega de composteras a unidades vecinales y escuelas- lo mismo que el proyecto Ñuble Circular -que impulsan el Gobierno Regional de Ñuble y la Seremi de Medio Ambiente- son positivas, pero aisladas y contrastan con la inexistencia de una cultura de manejo de la basura en los domicilios. Por otra parte, las empresas privadas que se dedican al reciclaje todavía aparecen como una novedad en la zona.

La deuda con el reciclaje y utilización de la basura es un tema que no puede continuar en el último lugar de las decisiones ambientales, ya que si no se educa y cambia de conducta, las grandes inversiones y macro políticas verdes que deben implementarse en los próximos años en la región se verán ensuciadas por nuestra propia basura hogareña.

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