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Cultura y arte en casa: Cuando el show debe continuar

Los efectos provocados por la pandemia mundial han sido críticos, a nivel global se han modificado y adaptado una serie de aspectos políticos, económicos, sociales y culturales, el contexto ha establecido por norma una nueva normalidad. El estallido social, un nuevo pacto de sociedad y la situación sanitaria han impactado a niveles insospechados.

El alicaído rubro de la cultura del país es uno de los que, sin duda, se han visto sumamente limitados a retomar sus actividades con normalidad. En ese sentido, la Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Ñuble, María Soledad Castro, declaró que “este año la cultura tuvo grandes desafíos. El sector artístico fue uno de los primeros afectados con la suspensión de actividades, lo que hizo que los agentes culturales tuvieran que adaptarse rápidamente”.

Es importante destacar que ya desde octubre del año 2019 existían inconvenientes para llevar a cabo actividades vinculadas a la cultura y las artes, el toque de queda y la inseguridad en las calles se tradujo en una baja concurrencia a shows y espectáculos masivos. Lo que, en la actualidad, con la amenaza que significa el Covid-19, se vio aún más afectado.

Escena cultural en Ñuble

Los artistas chillanejos han tenido que recurrir a su ingenio y adaptabilidad para seguir entregando su trabajo al público. Tal es el caso de Abraham Leiva, cómico y guionista de Ernesto Belloni, quien manifestó que “en lo personal he tenido algunas intervenciones vía streaming durante el año, eventos privados con poca gente, para así compartir y entregar mi espectáculo. Hemos tenido que reinventarnos, hacer otras cosas para poder subsistir”.

Adaptarse y aprovechar la crisis como oportunidad de cambio ha sido la clave. Carmen Mantilla, gestora cultural comunitaria y escritora, así lo expresa: “Mi trabajo ha sido altamente modificado durante el año 2020, en un principio ello provocó la natural desestabilización económica, pero también la obligatoriedad de rearticular, colaborar y entender que las circunstancias sanitarias estaban pidiendo otro tipo de esfuerzo”.

Tal es el caso de la banda chillaneja Arawiy, su director Diego Contreras manifestó que como grupo “hemos tenido que sortear ciertas dificultades, nosotros en un año normal teníamos un ensayo semanal, tocábamos viernes y sábado, podíamos trabajar repertorio nuevo y crear, el hecho de no poder verse ni reunirse ha sido una desventaja”.

Dicha desventaja ha modificado su plan de trabajo, pero se ha traducido en adaptar y funcionar de otra forma, lo cual ha traído sus ventajas expresa Diego, ya que “hemos tenido tiempo de perfeccionarnos cada uno en nuestro instrumento, de forma técnica y teórica. Hemos tenido tiempo de componer sin la premura de las presentaciones. Aprender a interiorizarnos en la tecnología y en la conectividad para divulgar y difundir nuestra idea musical”.

Digitalización

Sin embargo, es justamente en la nueva forma que impone el contexto para hacer las cosas, en donde salen a relucir y se evidencian nuevas brechas. Para Carmen Mantilla “no todos los territorios estaban en las mismas circunstancias, no todos estaban preparados para enfrentar la digitalización de contenido, no todos tenían un espacio que les permitiera sostener su trabajo a distancia y a muchas se les sumó el trabajo doméstico, lo que implica una carga horaria y emocional muy fuerte”.

Las circunstancias han sido sumamente demandantes y no se proyectan grandes cambios para el próximo año.

Para Carmen “el arte ha sido la manera en que la sociedad ha logrado sostener el ánimo durante este año y para eso también creemos que el Estado debe desarrollar esfuerzos económicos de inversión para sostener la línea económica de los artistas de nuestro país”.

Escenario cultural en el Biobío

Las manifestaciones artísticas que año a año se realizaban en el Biobío, desde instancias institucionales y también desde los agentes culturales y artísticos independientes, se han visto enfrentadas a un cambio de formato, migrando desde las salas de eventos, las exposiciones públicas, las reuniones y talleres grupales, hasta las plataformas digitales, donde las redes sociales han desempeñado un rol comunicativo fundamental, pero que de todas formas ha significado un esfuerzo humano y espiritual diferente, al cual muchas y muchos artistas se han debido adaptar.

Pez Moreno, artista visual en la región del Biobío, quien actualmente se desempeña como artista 2D en una empresa de videojuegos, señaló que una de las consecuencias más desalentadoras que trajo este año se traducen en una falta de inspiración que provenía principalmente de la interacción con el público en diferentes instancias culturales y de talleres.

“Si bien el no poder juntarnos con las personas nos ha afectado, gracias a las plataformas digitales igual hemos podido comunicarnos. Los artistas, en especial las nuevas generaciones, nos hemos adaptado completamente al mundo de las redes sociales. He visto como compañeros y compañeras que se dedican al arte están constantemente conectadas y creo que estas plataformas son aliadas a la hora de comunicarse con el público”, comentó la artista visual.

“Desde las artes visuales siempre innovamos de alguna manera y me contenta ver como mis colegas siempre están pensando en arte, pese a que se eliminaron un montón de espacios. Las redes sociales sirven para estar en contacto con el público, pero para hacer una reflexión o generar un espacio más íntimo, se caen y faltan esas instancias. Hay que pensar que el trabajo ya no va a ser expuesto en ninguna sala” añadió.

De igual modo, Javiera Ruiz, quien comparte el mismo rubro artístico, pero desde una vereda independiente, lamentó significativamente las actividades programadas para este año que quedaron pendientes.

“Yo tenía programado talleres, exposiciones y actividades grupales que quedan en el tintero por todo lo que pasa, y pese a que siento que, en mi caso, como ilustradora, no es tan difícil como podría ser para las artes escénicas, igual ha sido muy complejo, porque muchas cosas quedaron en deuda; muchos proyectos y pagos que quedaron estancados” comentó.

“Ha tenido que haber un cambio en el formato, pero creo que la cultura nunca se acaba, que es algo natural que siempre está en las personas. No pienso que la cultura esté en crisis, y no hablo de la cultura como ministerio, sino como lo que está en todas las personas. Yo creo que la cultura tiene que meterse en todas las áreas, no simplemente depender de fondos” destacó la artista respecto al momento cultural que vive el país.

Ambas artistas coincidieron en los aprendizajes que ha dejado esta pandemia tanto en las formas de trabajar y seguir en contacto con las personas, como en el nuevo esfuerzo que ha significado inspirarse desde la casa, donde muchas veces cuesta el doble o más la apuesta creativa.

Por otro lado, desde la Secretaría Regional del Ministerio de las Culturas en el Biobío, la Seremi Carolina Tapia, calificó el 2020 como un año duro y difícil para el sector, con el cierre de espacios a los que se estaba acostumbrado. La Seremi de la cartera destacó un trabajo orientado a reinventar por completo iniciativas que migraron en su formato a plataformas digitales y el producto de todo ese trabajo.

“Este año nos trajo muchos desafíos. En la región nos sentamos a rediseñar los diversos programas que teníamos, analizando también los instrumentos con lo que contábamos. De igual modo nos sentamos a conversar con diversos gremios artísticos de la región, y logramos desarrollar programas que surgieron entre todos, como lo fue “Hasta encontrarnos”. Este proyecto fue diseñado en conjunto con agentes culturales proveniente de las artes escénicas, visuales, de la música y danza; con ellas y ellos, construimos una serie de capsulas digitales que fuimos distribuyendo para visibilizar a los artistas, con un canal en YouTube al que le ha ido increíble” aseguró la secretaria regional.

Uno de los principales desafíos que ya se ha propuesto la cartera ministerial de las culturas y que una inmensa mayoría de artistas ve con buenos ojos, es la recuperación de espacios, desafío que se pretende asumir a partir del 2021 y que, en palabras de la Seremi de Culturas del Biobío, dependerá fundamentalmente de recuperar la confianza del público.

De este modo, tanto desde la iniciativa independiente, como desde lo planteado durante este año por la cartera cultural en el Biobío y Ñuble, el desafío cultural de manifestar el trabajo de artistas migró principalmente a los espacios digitales; un desafío que ha sido tomado por exponentes artísticos de nuevas y viejas generaciones.

Texto: Tamara Jara Carrasco y Felipe Mendoza Arias

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