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En la cumbre sobre el clima en la ONU, Greta Thunberg levantó uno de los grandes temas que la humanidad deberá resolver más temprano que tarde: ¿es sostenible el modelo de desarrollo de los países basado en el crecimiento económico?
La creciente oposición a mantener el actual ritmo de producción de bienes, está cambiando radicalmente el futuro económico de la humanidad. Curiosamente, es muy probable que dicho fenómeno no sea consecuencia del agotamiento de los recursos naturales – algo que la tecnología ha demostrado ser capaz de resolver – sino por una nueva forma de organización de la sociedad.
En este nuevo escenario, los países desarrollados se caracterizarán por tener un bajo PIB per cápita y un alto nivel de bienestar social. ¿Cuento de hadas o realidad?
La medida actual del bienestar social es consecuencia directa de la teoría microeconómica: los individuos racionales prefieren más a menos bienes. En esta lógica, en los países desarrollados, la canasta de bienes de consumo de los hogares supera con mucha holgura la satisfacción de las necesidades básicas y fisiológicas. Por sobre dicho umbral, empieza a funcionar uno de los principios básicos de la teoría de Murphy: si necesitas algo, cómpralo; si lo compraste, ya no lo necesitas.
¿Qué motiva a los individuos en querer adquirir una canasta de bienes mayor a la necesaria? Uno de los fenómenos es la compra impulsiva o no planificada, donde los consumidores ex antes actúan bajo los principios de la racionalidad y ex post los resultados son muy distintos a los esperados. El otro fenómeno es la compra compulsiva o patológica, en la cual se percibe un estímulo de satisfacción que conduce al deseo de repetir el proceso de compra.
¿Cómo un país puede compatibilizar una menor producción física de bienes que demandan las personas, sin privar del placer que genera el aumento del bienestar del individuo? Masificando el acceso de los individuos a una realidad virtual, donde se pueda experimentar el placer de comprar bienes de acuerdo a la escala de necesidades que especificó Abraham Maslow, basado en un mundo real donde las necesidades básicas y fisiológicas estén plenamente cubiertas. En una sociedad desarrollada, con altos niveles de ingreso, los sistemas productivos virtuales permitirán sostener el sistema económico tal cual hoy conocemos, con la diferencia que en el mundo virtual los recursos son inagotables y su variedad dependerá de la demanda y la oferta de las comunidades virtuales para dichos bienes, sin afectar con ello los recursos naturales que dispone la humanidad.
Bajo esta nueva forma de organización social, basada en personas, ¿qué hará el individuo más pudiente para contener su insaciable deseo de consumir bienes físicos? Seguramente la exploración del espacio, permitirá la colonización de planetas cuyos recursos disponibles y baja densidad poblacional hará posible el desenfreno que hoy caracteriza al modelo de crecimiento económico, el cual subyace sobre una sociedad de individuos racionales cuyo objetivo último es experimentar mayores niveles de bienestar.