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“Coincido con que un museo que no sirve para la vida, no sirve para nada”

C. Marcos

Hace unas semanas, Camila Riquelme se encontraba investigando las partituras de Claudio Arrau donadas al museo que lo recuerda por sus hijos Carmen y Christopher. No era primera vez que las sostenía entre sus manos, pero esta vez, se dio cuenta de un detalle especial en dos de ellas. Tenían impreso el timbre de Martin Krause, el maestro que recibió en Alemania al niño chillanejo de talento excepcional, y no solo eso. Los timbres tenían impresa la dirección de Krause en Berlín y la numeración daba cuenta de que el maestro vivía a solo dos casas de Arrau. Interesada en el dato, confirmaría días más tarde la tesis, cuando encontró los registros del hogar que Arrau y su familia usaron en Berlín cuando él tenía poco más de 12 años.

Camila Riquelme debe ser la única chillaneja que por estos días trabaja como museóloga en la región. Estudió Pedagogía en Historia en la Universidad del Bío-Bío y al poco andar, se dio cuenta que lo suyo estaba relacionado a los museos y la arqueología a través de la investigación. Su pareja encontró la tecnicatura de Museología Arqueológica y ella viajó a Tucumán para estudiar. En eso estaba cuando se abrió un magíster en Museología y finalmente se quedó en Argentina cincos años. Hace tres regresó a Chillán y por estos días no solo está terminando sus dos tesis (a fines de este año viajará a Argentina para presentar la documentación), sino que además, está a cargo de la colección del Museo Claudio Arrau León.

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“Estoy chocha en el Museo Arrau”, dice entre risas. “Soy la encargada de las colecciones, y lo que hago es cuidar, proteger esos elementos en su conservación. No hago restauración, pero sí conservación preventiva. Dentro de la disciplina de la Museología hay distintas áreas y la que más me gusta es la investigación, la documentación. En ese caso, sabemos que las piezas que tiene el Museo son de Claudio Arrau pero no sabemos la historia de cada una”, indica.

“Hace poco, y a través de la marca de la vajilla de Arrau, averiguamos que los platos los hacía una empresa de porcelana de Berlín que tiene más de 250 años. Estos platos han ganado medallas por su diseño… eso hago yo. Es muy entretenido, sobre todo cuando encuentras un dato que te lleva a otro y así”, precisa. Camila adelanta que la tesis de su magíster versará sobre lo que ha encontrado en las partituras del maestro.

-Se dice que los museos son espacios que no tienen vida…

Esa es la percepción que me gustaría contribuir a cambiar,  el paradigma de los museos que tenemos acá y que son estáticos. Me gustaría que los museos se involucraran mucho con la comunidad, como lo estamos haciendo en el Museo Arrau y que sean un aporte. Me gusta una teoría museológica que dice: Si un museo no sirve para la vida, no sirve para nada.

-¿Por qué estudiaste Museología?

Por lo mismo. Cuando me entrevistaron en el Magíster, me preguntaron lo mismo y contesté que quería volver a mi región que es muy nueva, y contribuir con ella. No me quería quedar en Argentina, yo quería regresar y aportar acá.

-¿Cómo ves la instalación del Museo Regional?

Todavía tengo mis resquemores. Creo que a los museos de la región aún les falta mucho apoyo y estamos pensando en este súper museo sin tener en cuenta lo que está pasando con los otros. Hay muchos museos en Ñuble que necesitan mucho apoyo, hay unos museos en Cobquecura, Guarilihue, etc. Sería genial que tuvieran ayuda. En esto estamos trabajando con la Red de Museos de Ñuble, para apoyarnos mutuamente.

-¿Te imaginaste alguna vez trabajando en un museo dedicado a un artista?

Jamás (ríe). Pero me encanta el trabajo que he encontrado en el Museo Claudio Arrau. Yo diría que en algún otro momento me gustaría llegar a un museo de historia o de arqueología, más de mi área. Pero de todas formas eso sería una vez que sienta que ya he dado todo en el Museo Claudio Arrau, y todavía falta mucho, tanto de organización de las colecciones, como de su conservación y documentación. Yo creo que no llevamos ni el 5% de todo lo que eso implica a pesar que hemos trabajado y avanzado mucho en estos tres años. Ni qué decir de las investigaciones que pueden resultar del trabajo de documentación.

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