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Cerca de 20 mil adultos mayores están en situación de dependencia en Ñuble

S. Núñez

Ñuble es una de las regiones del país con mayor concentración de población de 60 años en situación de dependencia a nivel nacional. Posee un 20% de personas en esa condición, le siguen Maule y Valparaíso con un 17%; La Araucanía (16%) y Los Lagos con un 15%, de acuerdo a un reporte del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro, proyecto que surge de la alianza entre la Universidad Católica y Compañía de Seguros Confuturo.

La directora del Observatorio, Macarena Rojas, explica que la región concentra la mayor prevalencia de personas que requieren del apoyo de otros por presentar una mayor población rural (30,6%) y envejecida (22,6%).

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“En la medida que una persona tiene sobre los 80 y 90 años hay mucho más porcentaje y más riesgo que las personas puedan tener un nivel de dependencia y también factores como el nivel educativo, el acceso a oportunidades, atención oportuna a salud, también influyen. Obviamente en regiones que tienen más ruralidad o se hacen más difíciles los controles permanentes de salud o preventivos, influyen también ese aspecto”, dice.

Las personas que suelen ver reducida su autonomía no son capaces de desempeñar por sí mismas las actividades de la vida cotidiana, por lo que requieren del apoyo de cuidadores para poder enfrentar el día a día.

Desde la Seremi de Desarrollo Social y Familia confirmaron que son aproximadamente 20 mil adultos mayores en situación de dependencia en Ñuble, agregando que la región también registra el porcentaje de personas mayores en situación de dependencia severa más alta del país (6,7%).

“Dejaré mi vida de lado”

Elda Aedo Araneda (84) vive esa realidad, ya que desde septiembre de 2021 su vida experimentó un cambio radical. Pasó de ser una persona activa a una con marcha lenta y con escaso control de su cuerpo. Fue diagnosticada con una demencia senil que hoy la mantiene postrada en su hogar y al cuidado de sus hijos.

Tras perder su trabajo en Santiago, como administradora de casas de retiro de Schoenstatt, su hija menor, Claudia Muñoz, quien es soltera y sin hijos, llegó para hacerse cargo de la casa de su madre en Chillán Viejo, donde comparte labores de cuidado con sus hermanas Ximena y Anita.

“También tuvimos a nuestro papá con Alzheimer, pero él fue súper tranquilo. Mal estuvo un mes y medio en cama. Hizo una escara y usó pañales ese mes. Él se levantaba dos horas al día, fue totalmente distinto a mi mamá. Aparte que nunca nos imaginamos que nuestra mamá iba entrar en esto. Era súper “pila”, hacía sudoku, sopa de letras, cantaba, se sabía las poesías de chica, iba al supermercado y sumaba la lista completa, sabía la historia de Chile más que nosotros. Era súper conversadora, bordaba, tejía, hacía flores de cerámica, cocinaba espectacular, hacía conservas y mantenía una huerta. (..) Ella trabajó en Vialidad”, destaca.

Ximena viaja de lunes a viernes desde el sector nororiente de Chillán para ayudar en los requerimientos de su madre, los que demandan cerca de 900 mil pesos mensuales que se financian gracias a los aportes de los cinco hermanos y de la pensión.

También reciben ayuda del Cesfam Michelle Bachelet, que se traduce en personal de apoyo para el cambio de sonda, entrega de algunos remedios y apoyo de kinesiólogo y fonoaudiólogo, recientemente.

“Me da mucha pena. Yo dejaré mi vida de lado hasta que ella dure, se lo merece, porque ella fue una mamá buena, nunca nos retó. No fuimos problemáticos tampoco, pero ella tampoco era una mamá mañosa. Los dos eran así. Entonces, cómo no voy a dar un poquito de mí. De retribuir como fue”, expresa Ximena.

Si bien asumir el papel de tutora de su madre no ha sido una tarea fácil para Claudia, reconoce que el amor la moviliza a estar 24/7 pendiente de su estado, aunque esto conlleve sacrificios y postergaciones como la búsqueda de un nuevo trabajo.

“Si mi mamá va estar seis años más así, yo no puedo seguir seis años así, porque voy a cumplir 50 años en enero y tengo que trabajar. A mí no me va mantener nadie después. No tengo marido y mi jubilación será malísima, porque estuve viajando muchos años. Tengo mis ahorros, pero bajos. Trabajé mucho tiempo fuera del país, en Andorra, España y EE.UU. como instructora de esquí”, comenta.

Una carga emocional que arrastraba de su última experiencia laboral se sumó a la tristeza que le genera la frágil condición de su mamá, gatillando en ella una fuerte depresión.

“Me tuve que postergar totalmente. Yo lo he hecho con todo el amor del mundo (…) Para mí ha sido “heavy” porque toda la vida he sido libre, fui scout, siempre viajé, estudié en Santiago. Siempre fui súper patiperra. He sido no ‘mamona’, pero muy cercana a mis padres. Siempre he viajado y he regresado. Tuve una depresión súper ‘heavy’ y de repente me costó harto que me entendieran (…) Estuve todo ese año con el 10% y todas esas ayudas del gobierno, pero después se me acabó la plata. Justo me vino esta enfermedad y los remedios me salían carísimos”, revela.

Para combatir su enfermedad, Claudia tuvo que enfrentar altos gastos para su tratamiento al que pudo acceder gracias a sus amigas, quienes le tendieron una mano.

“El psiquiatra me salía $70 mil, el psicólogo lo veía todas las semanas, me salían $20 mil. Eran $110 mil más los remedios que me lo pagaban mis amigas del colegio, de scout, de toda la vida. Ellas me depositaban 170 mil todos los meses. Depresión del cuidador en octubre de 2021, pero yo venía con año de carga. (…) Ahora sigo con remedios, estoy con psiquiatra cada tres meses y el psicólogo dos veces al mes. Una vez tuve depresión, pero no tan heavy como esta vez, nunca había tocado tan fondo”, detalla.

A la luz de experiencia y la de sus hermanas, estima que la labor del cuidador muchas veces es invisibilidad y poco reconocida, desconociéndose los esfuerzos que conlleva, por lo tanto, cree que toda iniciativa que vaya en dirección de poner en valor esta tarea es aplaudida.

“Es súper poco valorado el trabajo de la dueña de casa. Es un trabajo intenso. La dueña de casa es sicóloga, profesora, doctora, chef, lo mismo una cuidadora, posterga tu vida y estás 24/7 todos los días con ellos. Además, entregas amor (…) acá ves a alguien envejecer, un bebé te alegra ver sus avances, con un adulto ves retrocesos. A parte que acá el esfuerzo físico es triple. Llevo un año con una tendinitis lumbar, tengo kinesiólogo. Se me pasa, pero a la semana de hacer, me vuelve. Anita tiene en cada vertebra inflado y Ximena tiene artritis”, manifiesta.

“Asumí una responsabilidad importante”

Durante tres años y medio, Leopoldo Cartes Riquelme se dedicó exclusivamente al cuidado de su madre Herminia, quien falleció a los 82 años hace poco más de 15 días, tras padecer una serie de enfermedades crónicas que requerían de atención diaria.

“Ella tenía diabetes, hipertensión, una hernia en su estómago, problemas renales y su hígado ya no estaba trabajando como debía y eso fue lo que la mantuvo complicada”, explica.

La salud de la adulta mayor empeoró a finales noviembre de 2018, quien estuvo hospitalizada durante casi un mes. Fue en ese momento que la familia decidió que su madre debía estar acompañada las 24 horas, para asegurarse que estuviera en buenas condiciones y administrarle los medicamentos.

“Tuvimos que pensar en cuidados para ella y justo coincidió con el término de mi contrato de trabajo en Danone. Nunca quisimos que fuera alguien externo que no iba a brindar los mismos cuidados y decidimos que yo la iba atender porque teníamos la confianza y toda una vida viviendo juntos, así que yo quedé a cargo de su cuidado, con la cooperación y ayuda del resto de la familia. Fue una decisión conversada entre los seis hermanos”, sostiene Leopoldo.

“Con nuestros cuidados logramos sacarla de su gravedad y se mantuvo tres años bien, podía moverse e ir sola al baño, fue en los últimos meses que empezó de a poco a decaer. La cuidamos mucho del Covid, nunca se contagió. Con los cuidados que le dimos estamos tranquilos porque ella se fue tranquila”, añade.

Dejar de trabajar fue lo que más le dificultó al chillanejo de 45 años, ya que luego de estar más de 20 años activo laboralmente debió hacer una pausa para ocuparse de su madre.

“No podía trabajar y cuidarla a la vez, porque su cuidado era a tiempo completo y eso es un impacto grande porque dejas de percibir dinero. Yo siempre había trabajado, estuve más de 15 años en la antigua planta Rabie y más de cuatro años en Danone, pero asumí una responsabilidad importante de tratar de darle un mejor estar a una persona adulta que ya no se iba a poder valer por sí sola, que iba a necesitar ayuda, entonces, pensar que todo eso lo hiciera una persona externa que nunca presta la atención como corresponde, por eso se decidió darle el apoyo directo de la familia”, destaca.

Las salidas en temporada vacacional también mermaron por la atención de su madre, pero asegura que “eso no era algo que me complicara la vida”.

No tuvieron ayuda de ninguna institución u organismo, todos los gastos producto de las enfermedades que sufría la adulta mayor dependiente fueron asumidos por la familia. Adicional a la compra de medicamentos, adquirieron una cama clínica y baño portátil, contrataron servicios de kinesiología y de otros profesionales que realizaban terapias rehabilitadoras.

“Una vez nos dijeron que consultáramos en el consultorio Violeta Parra porque había algún tipo de aporte para las personas que cuidaban adultos mayores, cuando fuimos a preguntar era una ayuda de cerca de $30 mil pesos, o sea nada, y aparte había que hacer un sin número de papeles y documentos para acreditar, al final era muy engorroso y lo dejamos así”, recuerda.

Leopoldo respalda la idea que la labor de los cuidadores informales sea reconocida y remunerada, y considera que se necesitan políticas que sean un aporte real y accesible para estas personas y a quienes deben atender. “En Chile hay gente que se preocupa y los que no se preocupan dejan a la gente a la buena de Dios”, señala.

Tras la muerte de su madre, el chillanejo espera encontrar trabajo pronto, de hecho, ya tiene algunas ofertas para regresar nuevamente al mundo laboral.

Desafíos y dificultades

La seremi de Desarrollo Social y Familia, Marta Carvajal, informa que desde el 22 de abril el Ministerio de Desarrollo Social, mediante el Centro de Microdatos de la Universidad de Chile, se encuentra aplicando la Encuesta Nacional de Discapacidad y Dependencia, que proporcionará información de cuántas personas presentan discapacidad, dónde se encuentran y además qué problemas presentan las propias personas y sus cuidadores.

La autoridad regional sostiene que la incidencia de la discapacidad (condiciones permanentes de larga duración) también es especialmente alta en Ñuble y esta a su vez se encuentra estrechamente ligada a la dependencia funcional, en tanto la necesidad de ayuda de otras personas deriva de limitaciones en la realización de actividades por una merma en las condiciones de salud (discapacidad).

“La dependencia de una persona mayor se debe a múltiples factores, se trata de un grupo etario heterogéneo, con toda una trayectoria de vida a cuestas, cada uno con una historia distinta, por tanto, la dependencia en la que actualmente puedan encontrarse puede deberse a factores tales como: una enfermedad profesional, factores genéticos, culturales, socioeconómicos, estilos de vida, accidentes, sedentarismo, poca participación social, entre otros, lo que disminuye la autonomía de las personas”, explica.

La seremi de Desarrollo Social y Familia indica que históricamente y por el sistema sociocultural en el país, el cuidado es habitualmente realizado por familiares de las personas con dependencia y a su vez gran parte de estos cuidados son realizados por mujeres. “En la mayoría de los casos el cuidar una persona mayor genera una modificación en la dinámica familiar, básicamente porque el cuidador modifica su diario vivir y en algunos casos dejan de trabajar y esto genera un desmedro económico familiar”, dice.

“A pesar que hoy existe un incremento en los programas de cuidados, todavía es insuficiente. Se debe trabajar en la creación del Sistema Nacional de Cuidados (es una actual medida presidencial) que garantice universalidad en los cuidados en las personas con dependencia que lo necesiten, de igual forma realizar modificaciones legales que puedan otorgar flexibilidad laboral a familiares que ejercen la función de cuidador, además de registrar y profesionalizar la labor de las cuidadoras remuneradas puesto que en la actualidad son casi nulos los centros educacionales y o de capacitación en nuestra región que forman cuidadoras de adulto mayor. Actualmente Mideso, Senama junto al Gobierno Regional y la academia están trabajando en la posibilidad de generar espacios de capacitación a cuidadoras formales e informales de la región”, subraya Marta Carvajal.

El Servicio Nacional de Adulto Mayor (Senama) dispone de programas para brindar atención a las personas en situación de dependencia, como son los Centros Diurnos, Cuidados Domiciliarios, Fondos de Subsidio Eleam, Establecimientos de Larga Estadía para Adultos Mayores (Eleam) y Condominios de Viviendas Tuteladas.

Desde el Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro sostienen que, si bien es necesario políticas públicas con mayor cobertura para dar respuestas a las demandas de los adultos mayores con dependencia en la región, también se debe generar una cultura del cuidado con colaboración de la sociedad civil y empresas.

“Creo que es fundamental que la región pueda con estos datos y cifras pedir que se revisen si efectivamente los cupos que puedan tener para los centros de día especializados, si a lo mejor sean mayores en comparación a la proporción de personas con dependencia que tienen o que se le pueda dar cierta prioridad. (…) En nuestra sociedad a veces nos olvidamos un poco de la realidad que sufren los cuidadores y también hay iniciativas que se pueden generar a nivel comunitario, por ejemplo; enfocar campañas donde los scout o colegios puedan colaborar en algunas tareas, ayudando con temas de habitabilidad de personas mayores que tienen dependencia. Hay experiencias en otros lugares donde a veces se realizan charlas de seguridad, por ejemplo, para evitar caídas en el hogar”, sostiene la directora, Macarena Rojas.

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Texto: Antonieta Meleán| Susana Núñez

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