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Brecha de capital humano avanzado

La formación de capital humano avanzado, orientado al ámbito productivo, es uno de los ejes que declara la Estrategia Regional de Desarrollo ERD 2020 – 2028 de Ñuble. El capital humano avanzado enfrenta los desafíos productivos de manera asociativa y resuelve los problemas de la mano de la innovación y el emprendimiento. Es usual utilizar como proxi el nivel educacional, aun cuando su real desempeño se mide al momento de revelar su capacidad para enfrentar los problemas que le impone el sistema económico y social.

En la Región de Ñuble, por ejemplo, podríamos inferir que existe déficit de capital humano avanzado. En efecto, según la Clasificación Internacional Normalizada de la Educación (CINE) que se incluye en la Encuesta Nacional de Empleo (ENE), para el trimestre diciembre 2021 – febrero 2022 la región duplica la proporción de trabajadores de bajo nivel educacional respecto al nivel país. El capital humano avanzado, medido por trabajadores con estudios universitarios y postgrados, representa los dos tercios del porcentaje de la fuerza laboral que registra el país.

Empero, si se desagregan los datos por la relación contractual entre el trabajador y el empleador, la brecha de capital humano avanzado se reduce significativamente; lo mismo ocurre con los trabajadores de bajo nivel educacional. Por otro lado, si la desagregación es por sector económico, la brecha en el sector servicios (turismo, financiero, informacional, inmobiliario, administración pública y educacional) prácticamente desaparecen.

Es decir, en el sector formal y de servicios, no se observa evidencia de brechas significativas en capital humano avanzado. En cambio, en empleos informales y/o los trabajadores de sectores productivos como el agrícola y manufacturero, si se observan brechas significativas.

En esta realidad, ¿es posible disminuir la brecha de capital humano en los sectores indicados? La respuesta a esta problemática no es fácil, sobre todo porque depende en gran medida de factores estructurales que son propias de la actividad económica territorial.

En el caso de la informalidad, existe una alta barrera social y cultural para que los trabajadores puedan migrar a empleos formales. La baja capacidad del sector productivo para sostener su crecimiento y/o incorporar nuevas tecnologías impiden, en gran medida, la creación de empleos. Por tanto, el que un trabajador aumente su nivel educacional, no es garantía que podrá encontrar nuevos y mejores trabajos.

En el caso de los sectores económicos con mayores brechas, sus características nos indican que tiene relación directa con el bajo nivel tecnológico y de agregación de valor de los procesos. La actividad productiva y el mercado asociado no cuadran para armonizar con mayores niveles educacionales y por lo tanto mayores salarios. Además, las empresas evitan invertir en sus trabajadores por la alta probabilidad de que, una vez formados, emigren a mercados laborales con mayor nivel de desarrollo.

En resumen, respecto de las cifras observadas a nivel nacional en empleos formales, la Región de Ñuble presenta bajo nivel de brechas en capital humano avanzado. Sin embargo, en los sectores informales, la realidad es distinta y guarda directa relación con factores estructurales relacionados con déficit de inversión y particularidades de la matriz productiva local.

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