“¡Hoy te venimos a ver, hoy no podemos perder, hoy tenemos que ganar, la vuelta queremos dar!”, gritan a todo pulmón, cerca de 200 hinchas de Ñublense, que este sábado por la mañana, llegaron a despedir a los jugadores de Ñublense, quienes se trasladaron en bus hasta Curicó, donde este lunes animarán un clásico de infarto con los torteros soñando con un cupo directo a la Copa Libertadores.
Enarbolando banderas, lanzando algunos fuegos artificiales y vociferando cánticos de apoyo incondicional, los fanáticos interrumpieron el tránsito en la intersección de la variante Nahueltoro (en las afueras del Casino Marina del Sol) casi al llegar a la carretera 5 sur, obligando a que el bus se detuviera y el técnico Jaime García se asomara por la puerta lateral a saludar.
[bg_collapse view=”button-orange” color=”#4a4949″ expand_text=”Leer más” collapse_text=”Menos” inline_css=”width: 100%” ]“Darle las gracias a los hinchas que se levantaron temprano, esto nos da mucha fuerza. Esto es de ellos, todo lo que hacemos es por ellos. Tratamos de llegar a lo más alto posible y así lo hemos hecho. Vamos a dejar todo. Se podrá ganar, perder o empatar, pero vamos a dejar la vida ante un gran rival. Los muchachos van a dejar todo y disfruten lo que vive el club”, recalcó García, valorando la clasificación asegurada de Ñublense a la fase previa de la Copa Libertadores como Chile 3. Pero este lunes, buscará una victoria o empate para pelear el segundo lugar hasta la última fecha, que lo dejará instalado en fase de grupos de la Copa Libertadores.
“Esto de Ñublense es histórico. Ya está en fase previa de Copa Libertadores y ahora ojalá gane el clásico. Está despedida ha sido emotiva”, confesó Octavio García, junto a su pequeño hijo.
“Nosotros sabemos que los jugadores dejarán todo, los clásicos no se juegan, se ganan y sé que lo harán”, recalcó Alexis “Tomate” Herrera, quien lamentó que no se haya autorizado presencia de hinchas chillanejos en La Granja. “Pero estaremos todos en la plaza este lunes viendo el partido y alentando al equipo”, sentenció Eduardo Montecinos, mientras el bus de Ñublense enfilaba a Curicó cargado de ilusión.
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