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Vecinos piden nuevas defensas fluviales por temor a futuras crecidas

Hace dos años, la profesora chillaneja, A.R, vive en una parcela de poco más de 5 mil metros cuadrados en el kilómetro 10 del camino a Pinto, donde cumplió el sueño la casa propia.

Los altos costos del mercado inmobiliario y las restricciones de los créditos hipotecarios, la hicieron volcar su mirada hacia el campo para construir un hogar junto a su hijo, de 9 años.

Nunca imaginó que las intensas lluvias del invierno causarían los estragos que vivió en junio y agosto con la violenta crecida del río Chillán.

Su vivienda de madera se inundó dos veces. Si antes quedaba a unos 58 metros del río, en el presente está a unos 50.

“Como subió tanto el agua, se llevó la tierra, se metió a la parcela, entonces, se comió el suelo. Con los dos temporales mi casa se inundó. En el primero reventó el río a unos 800 metros de mi casa hacia dirección cordillera. Más arriba reventó en dos partes y el agua se vino abajo, pasó por los caminos, parcelas de mis vecinos, entró directamente a mi parcela y arrasó con el cerco. Esto se inundó y entró al primer piso. Tuve que evacuar rápidamente”, recordó.

El segundo temporal no la dejó con otra posibilidad que vivir junto a su hijo en condición de allegados en la casa de cercanos.

“El último temporal fue más grave, porque se reventó en otra parte, a 500 metros de aquí, más reventó detrás de mi casa justo cuando termina el murallón de rocas. En el enrocado antiguo no reventó el río, lo sostuvo, pero justamente de mi parcela hacia arriba no hay murallón. Yo estoy en una curva, entonces, carcomió el suelo, entró el río por detrás de mi casa, más el agua que venía del otro sector”, relató.

“Estamos totalmente vulnerables a otra crecida”

Para la vecina la experiencia vivida refleja la necesidad de ejecutar obras de intervención mayor en este tramo del río que permitan contener el cauce y evitar nuevos desastres, siendo su ubicación un punto crítico.

“Empezando, en mi parcela no hay enrocado. (…) Hay una necesidad de darle continuidad a éste, porque es la única solución. No hay otra, porque se demostró que todo ese murallón hecho hace años no pasó el río, lo sostuvo. No hay otro material más firme. En el punto detrás de mi casa reventó el río, donde también esas aguas se fueron al callejón San Nicolás y Doña Catalina y se inundaron esas 200 familias”, dijo.

Mientras espera que se de luz verde a esa medida, lamentó que se cuestionen a quienes eligieron este lugar para vivir, ya que cuando se aprobó el loteo no hubo advertencias de ser zona inundable. “Son muchas las personas que viven a orilla de río. Por camino a Las Mariposas está el colegio Inglés que está tocando el río y hay muchísimas villas tocando al otro lado, en zona urbana. Entonces, por qué me iba a cuestionar eso”, manifestó.

Dos casas destruidas, otras inundadas y aislados

La petición de “enrocado” se repitió en el sector Primera Hijuela de Coihueco. El caso de una casa que quedó a orillas del río Niblinto tras la violenta crecida dio la vuelta al país. Antes estaba distante a 70 metros y la ruta pavimentada separaba la propiedad del afluente.

Gladys Cerda, quien es presidenta de la Junta de Vecinos de ese sector, comentó que producto del aumento del caudal, en realidad, dos viviendas quedaron en el socavón, cinco se inundaron por segunda vez y más de dos mil familias de Primera Hijuela y Minas del Prado quedaron aisladas por el corte de camino tras el sistema frontal.

“El río se llevó 120 metros, quedamos con el camino cortado, afectado a 2.200 personas de La Hijuela y Minas del Prado. En el primer temporal el río se comió parte del camino y en el segundo se comió parte de la casa, que había quedado del primer temporal a una distancia de seis metros del socavón, pero la segunda vez se quedó la mitad de la casa. Ahí habían dos casas”, explicó.

Toda su vida la dirigente ha vivido junto a su madre en el sector y nunca antes el caudal del río había causado estragos. Sin embargo, advirtió que en cada verano se efectuaban obras para evitar desbordes durante el invierno, trabajos que en los últimos periodos no se ejecutaron.

“Los otros inviernos seguían su caudal normal, aunque llevara mucha agua no había causado el desastre de esta vez. También siempre había maquinaria en tiempo de verano haciendo ese trabajo de canalización para esperar los inviernos, pero estos dos años no se hizo. A lo mejor por desconocimiento de las autoridades”, dijo.

Si bien comentó que dos semanas antes del segundo temporal se realizó un trabajo con maquinaria, este no fue efectivo dado el nivel de afectación constatado, por lo que creen es necesario no solo mitigar, como se hace en el presente, sino también implementar obra gruesa.

“En este momento se está canalizando el río, pero es un trabajo provisorio, lo que necesitamos es poner “rompeolas”, rellenar ese espacio que es el trabajo más profundo que hay que hacer. “Enrocado” o “gaviones”, porque de donde quedó el socavón el río se comió unos 25 a 30 metros”, indicó.

Si bien desde el municipio de Coihueco comprenden la sensación de inseguridad de los habitantes, admitieron que no cuentan con recursos para contener el río.

“No poseemos las herramientas ni tenemos la facultad para determinar qué trabajos se realizarán en el Río Niblinto, por lo que estamos a la espera de un estudio técnico acabado, a cargo de las autoridades regionales, para determinar qué trabajos son los más adecuados con el fin de evitar consecuencias de este tipo ante un fenómeno que podría repetirse”, señaló el alcalde Carlos Chandía.

Refuerzo

En San Nicolás piden reforzar y dar consistencias a las defensas fluviales en el río Ñuble, ya que advirtieron que datan de años.

En el sector Puente Ñuble por estar en la ribera, los habitantes que fueron engañados por la venta de loteos brujos, perdieron todos sus enseres. Mientras que vecinos de Bajo El Ala estuvieron en peligro de correr con la misma suerte, sin embargo, la fuerza del caudal no llegó.

Así lo aseguró el dirigente de Bajo El Ala, Nehemías Morales, en cuyo sector hay más de 100 casas.

“Hemos estado solicitando que se haga una defensa como corresponde, que choque el río con peso para poder alinear. Si construimos una defensa con piedra chica el río igual la va echar abajo. Debe ser con una roca grande, porque esa desvía el río. Para mí sería valiosa esa contención ahí, porque es la única manera de salvar el poblado Bajo El Ala. Cuando verifiquen nos van a encontrar razón, porque eso lo ha verificado el alcalde, concejo y diputados y están gestionando en el costado de nosotros. Son como 200 hectáreas más el poblado. La mayoría de las tierras son del Estado y más abajo estamos los pequeños propietarios”, explicó.

La situación fue ratificada por el municipio, que envió oficios al MOP para que se ejecuten estos trabajos. “Se le envió a la ministra de obras públicas un oficio comunicándose este gran problema que tenemos para reforzar ese muro de contención que tenemos en el bajo El Ala para que las familias no sufran lo que han sufrido en estas dos inundaciones, porque estábamos pendientes cada instante de que el muro de contención que tienen ahí, los gaviones, hayan cedido. El otro problema está frente a Cocharcas, donde también hay muros de contención para proteger las casas de Puente Ñuble, donde hay una empresa que por mucho tiempo ha estado sacando material. Hemos reclamado reiteradamente, hemos conversado con el alcalde de San Carlos y con otras autoridades para ver qué es lo que pasa con esta. Ha debilitado enormemente la contención”, expuso el alcalde Víctor Hugo Rice.

Juntas de Vigilancias

Desde las Juntas de Vigilancia de los ríos locales les preocupa que los daños en la infraestructura tras aumento de los caudales por las fuertes lluvias, pongan en riesgo la temporada, ya que a partir de septiembre se deben empezar a abrir los canales para abastecer del recurso a los campos.

Según Fernando Rueda, presidente de la Junta de Vigilancia del Río Ñuble, de la totalidad de los canales (45 administraciones de canales, las cuales extraen agua a partir de 39 bocatomas) el 100% presenta algún tipo de afectación.

“De la primera crecida del río se observó un total de 11 puntos que requerían trabajos en el río, con distintos tipos de intervención y con distinto grado de afectación. Pese a que el catastro está en marcha, existen varios de estos puntos que han elevado sus requerimientos de trabajo. Cerca del 100% de nuestras bocatomas presentan embancamiento, en distintos grados y el 100% de las compuertas autogestionables presentan algún grado de afectación”, indicó.

Si bien hasta ahora mantienen un trabajo previo con la autoridad, hasta ahora no se ha materializado la ayuda, sin embargo, esperan sensibilizarlas en torno a las siguientes líneas de acción.

“La primera, corresponde a salvar la temporada agrícola, abasteciendo con agua a los campos para riego; la segunda, corresponde a defender las riberas de forma temporal para el próximo invierno, nada nos dice que estos eventos no se repetirán, potencialmente destruyendo y afectando todo lo que quedó después de estas dos crecidas; tercero, la planificación y ejecución de defensas fluviales permanentes (enrocados), es la única forma en riberas de mitigar los efectos de eventos de esta magnitud, y en la actualidad más relevantes aún, dado que la gran masa de agua destruyó y socavó los bordes de los cauces, dejándolos muy vulnerables al futuro; y cuarto, las obras de embalses”, puntualizó.

Bajo las circunstancias de emergencia, el presidente de la Junta de Vigilancia río Diguillín, Francisco Saldías, consideró que es pertinente avanzar en mayor participación de privados para ayudar a aliviar la carga que tienen los organismos públicos en la limpieza e intervención de cauces.

“Estábamos proponiendo hacer una ley corta, en el sentido, de destrabar la emergencia de ahora, porque necesitamos regar en septiembre. Hay tantas limitaciones legales, entonces, con una ley corta que libere fondos para poder directamente pasarlos a las organizaciones y que las puedan administrar, bajo el MOP, y apoyar la emergencia”, dijo.

Por otra parte, apuntó a que se debe avanzar hacia un marco regulatorio que permita a agricultores y comunidades de agua poder efectuar limpiezas amparados en informes técnicos de público conocimiento, que determinen aquellos lugares factibles de intervención del cauce, ya que actualmente solicitar permiso es costoso y burocrático. A juicio de Saldías, permitiría aumentar la eficiencia en estos procesos.

“No cualquiera puede meterse al río con una máquina, porque frente a una denuncia es sancionado con multas por la DGA, pero al mismo tiempo no tenemos ningún control en dónde se puede arreglar el río. Actualmente están con muchos aromos y eso dificulta el libre escurrimiento de las aguas. Si algún propietario quiere defender su sector y meter una máquina al río, tiene que pedir autorización de intervención de cauce ante la DGA, y esa tramitación es costosa y demora muchos años. Pedimos que exista, así como hay un plan regulador de la ciudad, que existiera un plan de regulador al interior de los ríos que determine donde se puede encauzar sin problemas y que exista un informe técnico de la autoridad”, explicó.

MOP

Tras los eventos meteorológicos recientes que causaron estragos en la zona, la seremi de Obras Públicas ha efectuados trabajos de emergencias en las zonas afectadas, encauzamientos que tiene una duración entre tres y cinco meses.

“Producto del sistema frontal de junio de este año, se licitaron obras de emergencia en el río Chillán y Niblinto, los que llevaban un 10% de avance aproximado, cuando nuevamente fuimos afectados por un fenómeno climático. Actualmente, estamos ejecutando el encauzamiento de los ríos Chillán entre el km 7 y 10, el río Cato en el sector de Bustamante y el río Niblinto en el sector de Minas del Prado-Primera Hijuela, obras que llevan entre un 9 y 40% de avance y tiene una inversión de $262 millones”, detalló el seremi Paulo de la Fuente.

Desde la Seremi enfatizaron que existen defensas fluviales en distintos puntos de Ñuble construidas con anterioridad, que evitaron que el mayor caudal de los ríos, provocara mayores daños.

“Desde que somos región, a través de nuestra DOH, hemos construido 3.120 metros lineales de defensas fluviales, consistentes en 1.970 metros lineales de enrocados y 1.150 metros lineales de gaviones, estas obras han sido ejecutadas en ríos y esteros de la región, como son el río Chillán, Ñuble, Cholguán, entre otros; trabajos que además incluyen despeje y encauzamiento de ríos y esteros. Solo el año 2022 en este item, invertimos más de $2 mil millones en conservación de cauces en la región”, sostuvo.

Al ser consultado por los vecinos que solicitan defensas en los puntos críticos de los ríos Chillán, Niblinto y Ñuble, el seremi respondió que “estas obras aminoran el impacto de las crecidas de ríos y volumen de agua que se puede desplazar en áreas de inundación. Con respecto a la comuna en particular, en San Nicolás tenemos considerado el trabajo en dos sectores del río Ñuble como son Bajo El Ala y Puente Ñuble, obras que están prontas a licitarse”.

En promedio una obra de enrocado se construye en un plazo entre 6 y 9 meses.

Finalmente la autoridad informó que “nuestro ministerio ha estado en permanente trabajo conjunto con las Juntas de Vigilancias de ríos de la región, así como también con el Ministerio de Agricultura y las direcciones de INDAP y CNR para avanzar en las obras que se requieran y son menester de este ministerio, como son el encauzamiento de los ríos”.

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