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Trabajadores de la salud

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Dada la situación de pandemia que afecta al planeta, nadie podría discutir que el Covid-19 debía ser el tema a tratar en el Día Mundial de la Salud que se conmemoró ayer. Sin embargo, para sorpresa de muchos, se mantuvo el sentido definido para 2020 por la Organización Mundial de la Salud, de poner en el centro de esta efeméride a los trabajadores de la salud, lo que finalmente ha resultado un acierto, pues eleva al primer plano el papel fundamental que tienen en la actual coyuntura.

Los recursos humanos son la base de todo sistema sanitario y hoy, en diferentes partes del mundo, se encuentran exigidos al límite, ya sea porque muchos profesionales están exhaustos o bien, porque han contraído el coronavirus en el ejercicio de su tarea. En el caso de nuestra región son 93 los funcionarios contagiados y más de mil en cuarentena, cifras que hoy representan un tercio del total nacional, pero que no deberían escandalizarnos, ya que el promedio de contagios en el personal sanitario, cuando se llega al peak de la enfermedad, asciende al 20% del total. En otras palabras, en Ñuble recién está comenzando y por ende, la pregunta clave es cómo enfrentaremos esta problemática.

Se puede contribuir con recursos materiales: mascarillas, alcohol en gel, antiparras y respiradores. El Estado puede contribuir también con dinero. Todo esto es muy valioso, pero, lamentablemente, resultará insuficiente. Lo que necesita el sistema sanitario para responder efectivamente a esta pandemia no es solo equipamiento y recursos económicos, sino también una protección reforzada a sus trabajadores, pues dependerá de ellos que la respuesta a la emergencia tenga un efecto real.

En efecto, por las características biológicas y sanitarias de esta infección, la adopción de medidas destinadas a la protección de los equipos de salud resulta fundamental. Se trata de una obligación del Estado, porque detrás de ella descansa un derecho básico, como es el acceso a la salud de todas las personas, y cuyo cumplimiento -por lo mismo- nos corresponde exigir como ciudadanos.

Pareciera que la contribución de los trabajadores de la salud no fuera visible, ni valorada, hasta que se presentan situaciones de emergencia sanitaria, como la que lamentablemente estamos viviendo. Por eso solo cabe agradecer a profesionales y técnicos que a diario y en dobles turnos muchas veces, se exponen para salvar vidas.

Sin embargo, si esa entrega humana no se articula con el reforzamiento de nuestro sistema sanitario y con un comportamiento responsable de la ciudadanía para evitar el aumento de los contagios y así el colapso de los centros de atención, no podremos salir bien parados de esta pandemia. Ese sería -más allá de los aplausos nocturnos- el mejor reconocimiento, del Estado y de cada uno de nosotros, a los trabajadores de la salud.

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