Share This Article
Se calcula que en Ñuble y Biobío existen más de 37 mil recolectores de productos forestales no madereros (PFNM), quienes trabajan en bosques recolectando frutos silvestres, hongos, plantas medicinales, semillas y especias, como lo hacían sus antepasados, los que constituyen alimentos con importantes características nutricionales y saludables.
De esta forma, los recolectores promueven una alimentación consciente y saludable en sus comunidades y la comercialización de sus productos la realizan siguiendo la lógica de una relación directa con los consumidores. Ésta fue una de las conclusiones del taller “Reconociendo el aporte de las recolectoras y de los productos forestales no madereros (PFNM) a la soberanía alimentaria”, organizado por el Departamento de Agroindustrias de la Facultad de Ingeniería Agrícola UdeC, en el marco de la Mesa de articulación público-privada de PFNM de Ñuble-Biobío, con apoyo del “Programa de Fomento Productivo y Desarrollo Territorial de la Reserva de Biósfera Nevados de Chillán Laguna del Laja en la Región de Ñuble”.
“Se reconoció el compromiso de los recolectores con la conservación de la biodiversidad y los recursos naturales, así como su contribución a la soberanía alimentaria a través de prácticas de producción libre de químicos, el aprovechamiento responsable de los recursos, la oferta de alimentos saludables y el empleo de circuitos cortos de comercialización”, resumió la ingeniera de proyectos de Ingeniería Agrícola UdeC y coordinadora de la actividad, Pamela González Fuentes.
Al taller, realizado en el campus Chillán de la UdeC, asistieron 35 recolectores de Ñuble, Biobío, Maule y O’Higgins, entre ellos, representantes de la Coordinadora de recolectores de PFNM de Biobío, Ñuble y Maule A.G, y también de localidades insertas en la Reserva de la Biósfera, de las comunas de Coihueco, San Fabián y Pinto.
Según la profesional, el objetivo fue reflexionar respecto al aporte de la recolección y de los recolectores a la soberanía alimentaria, pero también levantar información sobre brechas de desarrollo, desafíos y oportunidades de este rubro. “La idea es seguir trabajando sobre esa información con entidades públicas y privadas”, expresó.
Recolectores
Susana Romero, recolectora del sector Sepultura, en San Javier, región del Maule, reconoció que es una actividad importante para las familias, no solo por los ingresos que obtienen, de manera estacional, por la venta de los productos, ya sea frescos como deshidratados; sino que también porque es parte de la cultura de las comunidades rurales, con prácticas que se transmiten de generación en generación. “Además, nos sentimos parte del bosque, en cierta forma, somos cuidadoras del bosque, es una actividad que nos ayuda en distintos aspectos como mujeres”, manifestó.
Romero, quien pertenece a la cooperativa campesina Despertar Hierba Luna, hizo hincapié en que “las buenas prácticas son fundamentales, porque solo en la medida que hagamos una explotación racional podremos contar con estos productos en el futuro, cosechando una determinada hierba y no arrasar, no ser depredadores”.
Fortalecimiento
Por su parte, la decana de Ingeniería Agrícola UdeC, Dra. María Eugenia González, destacó el trabajo que viene desarrollando hace 15 años la Mesa de articulación, que integran, además de la coordinadora, las forestales, la ONG Taller de Acción Cultural, Infor, Indap y el Ministerio de Agricultura.
También puso de relieve toda la investigación y el apoyo brindado por la Facultad a los recolectores, a través de diversas iniciativas, que han permitido capacitarlos, asesorarlos y agregar valor a los PFNM, desarrollando productos innovadores, como las grageas de rosa mosqueta o los snack de hongos comestibles, por ejemplo, y adelantó que muy pronto esperan lograr resultados a partir del boldo, en el marco del programa de fomento en la Reserva de la Biósfera.
La Dra. González comentó que las conclusiones del taller son un valioso insumo para la toma de decisiones de las entidades públicas, “para fortalecer al sector y a las personas; los recolectores son todos del ámbito de la agricultura familiar campesina, por eso se le quiere dar un fuerte impulso”. En esa línea, planteó la necesidad de definir una estrategia de fortalecimiento a nivel gubernamental, a partir de un diálogo entre los actores involucrados.
“Hay que fomentar la integración, la interacción de los sectores público y privado, porque acá hay mucho interés de entidades públicas por apoyar, como el Indap, la Seremi de Agricultura y los Prodesal, igualmente de las forestales. Entonces, hay que hacer un trabajo continuo de encadenamiento”, reflexionó la decana.
Conclusiones
Entre las principales conclusiones del taller, Pamela González puso de relieve que “el papel fundamental de los recolectores se expresa a través de diversas prácticas. En primer lugar, la recolección sustentable, asegurando que solo se extraiga lo justo y necesario, a diferencia de los depredadores oportunistas. Esta recolección se basa en el conocimiento que tienen respecto al bosque, los productos que ahí se encuentran, cómo pueden obtenerse y para qué sirven. Además, reproducen las plantas adaptadas a su sector y conservan especies nativas”.
Subrayó, además, una visión común de que “los distintos actores, particularmente las empresas privadas, deben trabajar juntos con las comunidades para asegurar que las alternativas de apoyo propuestas sean adecuadas a las necesidades locales y que la información y los recursos lleguen de manera oportuna a los recolectores”.
Respecto a los principales desafíos, se mencionó: la comercialización, la falta de proyectos asociativos no forzados, la concientización sobre la alimentación saludable a partir de estos productos, la falta de apoyo y reconocimiento gubernamental y la pérdida de productos silvestres nativos y recursos hídricos.