Señor Director:
En septiembre de 1987 se firmó el Protocolo de Montreal, que logró consolidar la prohibición del uso de los clorofuorocarbonos y gases refrigerantes que hasta ese entonces producían estragos en cuanto a destrucción de la capa de ozono. Tres décadas después, los cambios son evidentes.
Ese esfuerzo permitió que todos los países asumieran un compromiso medioambiental conjunto, logrando eliminar el uso de estos gases. Hoy, la capa de ozono lleva años en proceso de recuperación, reduciendo considerablemente la radiación UV que llega a la Tierra, protegiendo la salud humana y los ecosistemas. Se estima que en 2060 se recupere en plenitud y vuelva al rango previo a la revolución industrial.
Este acuerdo marcó un hito en el ámbito de la concientización ambiental y en la creación de acciones que permiten llevar adelante un nuevo estilo de desarrollo, considerando los aspectos ambientales desde la base de construcción social. El Protocolo de Montreal puede verse como una fuente de inspiración para implementar acciones climáticas más ambiciosas ante los nuevos desafíos que como sociedad global enfrentamos.
Es urgente volver a tener la madurez que mostraron las autoridades de aquel entonces para controlar la emisión de gases de efecto invernadero, los cuales provocan que el calentamiento global siga avanzando y trayendo consigo una serie de fenómenos climatológicos que nos afectarán en todo ámbito.
El Protocolo de Montreal es una demostración que los acuerdos globales pueden ser exitosos y alcanzar sus metas. Es nuestra tarea, por las futuras generaciones, volver a tomar este camino para alcanzar acciones climáticas más concretas.
Dr. Ricardo Saavedra Concha
Facultad de Ingeniería y Tecnología USS