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Pérdida de inversión y cesantía ha traído la pandemia a la banquetería y eventos

La pandemia del Covid-19 ha generado muchas dudas sobre el impacto que las medidas adoptadas por las autoridades durante este año tendrán en los distintos rubros económicos que se desarrollan en el país. En muchos de estos, empresas grandes, medianas y pequeñas se han enfrentado a la quiebra y otras actualmente enfrentan una crisis que pareciera no tener un pronto final.

Tal es el caso de la industria de la banquetería y los centros de eventos, que al igual que los restaurantes y discotecas, se ha visto mayormente afectada producto de lo limitante que resultan las restricciones sanitarias.

El Plan Paso a Paso ha planteado a esta industria un aforo que permite reuniones limitadas a un determinado número de personas dependiendo de la fase en la cual se encuentre determinada comuna. Además, se detalla que los ritos, seminarios o ceremonias no podrán exceder las dos horas de duración.

Actualmente, en Fase 2, de Transición, se pueden reunir no más de 10 personas en un lugar cerrado y 20 en un lugar abierto, exceptuándose los fines de semana y festivos, donde hay cuarentena. En fase 3, de Preparación; 50 personas en un lugar cerrado y 100 en un lugar abierto. En fase 4, de Apertura inicial; 100 en un lugar cerrado y 200 en uno abierto; y finalmente, en fase 5, de Apertura Avanzada; 200 personas en un lugar cerrado y hasta 400 en uno abierto.

Este aforo ha significado una grave crisis en la industria, considerando también que es justamente en temporada de fin de año y comienzos del nuevo, es el periodo de mayor demanda de matrimonios, graduaciones y otras ceremonias.

Para la Asociación de Banqueteros y Centros de Eventos de Chile (ABaCh), esta crisis ha significado 250.000 puestos de trabajo que se están perdiendo en el rubro de los garzones, gastronomía, iluminación y música, entre otros.

El gremio explica que las especificaciones del plan Paso a Paso no consideran el espacio y metros cuadrados de los lugares en los que se realizará el evento, por lo que han solicitado a las autoridades que sean medidos con las mismas exigencias de otros sectores relacionados, es decir, que el aforo sea determinado por metros cuadrados y no por una capacidad limitada preestablecida.

“Estamos solicitando al Gobierno que nos aumenten los aforos y que sean proporcionales a la cantidad de metros cuadrados en los que se realizará el evento. Nuestro petitorio también incluye que se extienda el plazo para el pago de los créditos Fogape, el no pago del Impuesto a la Renta ejercicio 2020-2021 para devolver liquidez a la industria y la extensión de la Ley de Protección al Empleo hasta marzo 2021”, comentó Juan José García-Huidobro, vicepresidente de la ABaCh.

Un rubro que no resiste más

Varias empresas de centros de eventos y banquetería se han visto afectadas por las medidas sanitarias en Ñuble. Pese a que las autoridades les han planteado que deben tener paciencia, no ha existido una ayuda concreta para la gran mayoría de los trabajadores y empresarios que no han percibido ganancias del rubro desde marzo, e incluso desde antes; con la revuelta social.

Marcelo Opazo, concesionario del centro de eventos del Club Ñuble, asegura que el desastre económico es terrible, incluso con malas proyecciones para el futuro del rubro.

“Nosotros no alcanzamos a cubrir el 100% del costo de un evento con un 25% de la capacidad y el problema es a quién se le carga el 75% restante; a los clientes es inviable. Con las medidas de trabajo a mitad de personal, el garzón que atendía a 10 personas ahora tiene que atender a 20 y eso se transforma en un mal servicio”, detalla.

Agrega que “acá existe una inversión que se perdió, la cual hay que renovar, pero para eso hay que tener un capital de inicio, plata que ya no tenemos porque durante todo este tiempo pagamos lo que teníamos que pagar, entre sueldos y las deudas con el banco. Muchas empresas quedamos en Dicom esperando que se arreglara la situación y pese a que las autoridades nos mantienen la moral en alto, las promesas se han transformado en humo y nos siguen pidiendo que aguantemos”.

Uno de los puntos más graves de la situación es la cantidad de personas que trabajaban en estas empresas, durante años o de forma ocasional, y que han dejado de percibir ingresos desde hace varios meses. Muchas de las empresas han tenido que reinventarse, pero dejando el sabor amargo de no poder sostener a sus ahora extrabajadores.

Patricia Sepúlveda, empresaria y dueña de Banquetería Vicent, hoy se ha reinventado vendiendo ropa americana, sin embargo, con un profundo pesar lamenta ver a su gente sin trabajo.

“Nosotros teníamos cinco personas fijas y contratábamos más según cada evento. Este año nos ha ido super mal, porque no hemos tenido ninguno. Tuve que reinventarme. Desde marzo hubo una baja total en la cual dejamos de percibir ingresos y si bien al principio probamos haciendo colaciones y tuvimos ventas muy pequeñas, rápidamente fallamos; a veces no se vendían y perdíamos la inversión”, precisa.

Actualmente Chillán sigue estancado en la fase 2 del Plan Paso a Paso, lo cual mantiene una sensación de angustia en uno de los rubros que más ha sufrido las consecuencias de la pandemia, que ya ha dejado a cientos de personas cesantes y que sigue generando dudas respecto a cómo se compensará la pérdida en inversión.

Texto: Felipe Mendoza

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