Se estima que en la comuna de Chillán existen entre 150 y 180 kilómetros lineales de caminos rurales. Caminos que se han vuelto cada vez más exigidos si se considera el aumento del parque vehicular en la región y en la ciudad; y que según estimaciones de la Municipalidad, en los últimos tres años se han construido más de tres mil casas en esos sitios. Es decir más viajes y mayor exigencia.
Es por esta razón que las solicitudes que los vecinos de esos sectores le hacen al municipio para que les realicen las mantenciones correspondientes a esos caminos de tierra, ripio, bolones y baches, tienden a chocar con una respuesta poco alentadora: Hay solo una motoniveladora…y hasta hace poco ni siquiera funcionaba por la falta de un repuesto.
Sin embargo, esta situación puede cambiar positivamente ya que, conforme a lo anunciado por el propio alcalde, Camilo Benavente, el consistorio está a semanas de conseguir una segunda completamente nueva, e incluso una tercera que llegaría antes del inicio del próximo invierno con la ayuda del Gobierno Regional. Y además, el repuesto ya se compró y la motoniveladora “senior” del municipio ya está operativa.
“Pero es evidente que con una no bastaba. Yo me atrevo a decir que apenas se podía cubrir un 30% de las solicitudes que nos llegaban, por lo que con estas tres podemos pensar en prácticamente la totalidad de los trabajos necesarios para hacer las mantenciones de esos caminos”, dijo el jefe comunal.
En cuanto a la primera motoniveladora a adquirir, se requirió de la aprobación del pleno del concejo, ya que cada máquina alcanza un costo cercano a los $320 millones.
Pero era un costo que se había decidido asumir. “Por esta razón se decidió buscar recursos tanto de manera interna, es decir, propios de la municipalidad, para comprar una segunda motoniveladora y eso se logró con el apoyo unánime por parte del Concejo Municipal. Licitamos la compra y ese proceso se cerró el pasado lunes con tres empresas oferentes”, detalló Richard Guzmán, el administrador municipal del consistorio local.
Las tres ofertas están técnicamente admisibles y dentro del marco presupuestario que bordea esos $320 millones. A más tardar el lunes se espera contar con la resolución de la comisión evaluadora para ya poder decir iniciar el proceso de adquisición.
“De acuerdo a los plazos que nos ofrecen las empresas en la licitación, se plantean entre 10 y 15 días para la entrega, por lo tanto, se trata de un proceso bastante rápido”, destacó.
Apoyo del gobernador
En tanto, el sábado 3 de diciembre, el alcalde Benavente firmó un convenio con el gobernador de Ñuble, Óscar Crisóstomo, tras el ingreso de un proyecto de la Circular 33, también cercano a los $300 millones, para adquirir una tercera motoniveladora, a través de otra licitación.
Esta tercera licitación deberá estar cerca de un mes publicada en el portal Chilecompras y con estos plazos se desprende que ya para fines de marzo, la municipalidad podría contar con su tercera.
“Lo importante es que, independiente de alguna demora propia de estos procesos, contaremos con las tres máquinas antes que comiencen los días de lluvia del próximo año, que es cuando la situación de los caminos rurales se vuelve más crítica”, anticipó Guzmán.
En el municipio advierten que los caminos requieren mayor mantención en los inviernos, considerando que en Chillán llueve harto; y mientras más llueve, más rápido se deterioran los caminos, porque el agua hace que el ripio se vaya corriendo a las orillas “y eso pasa en todos los sectores rurales, por lo que las solicitudes se nos disparan, entonces por más que tengamos una motoniveladora funcionando el día entero, nunca es suficiente, menos entre marzo y septiembre que es el peak de las peticiones”, concluye.
Finalmente, el alcalde Benavente hizo un llamado a los residentes de esos sectores a proteger y cuidar esos caminos.
“La gente que vive en esos sectores y los que se han ido integrando ya entienden que no pueden usarlos como si fueran las calles pavimentadas del sector urbano, no están hechos para circular a más de 30 ó 35 kilómetros por hora”.
La esperanza del jefe comunal es que los mismos vecinos hagan la presión social necesaria para que eso se respete “al menos entre quienes vivan allí”, concluyó
