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Los otros

Pocos pudieron imaginar que la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado iba a estar revestida de situaciones totalmente al margen de los actos oficiales u oficiosos, menos aún que contribuirían poderosamente a esa conmemoración.

Una de estas es la muerte de Guillermo Tellier, el líder comunista que fue brutalmente torturado por agentes del Estado durante la dictadura. No obstante, se quedó en Chile, para finalmente sacar al Partido Comunista de un letargo cercano a su extinción, y transformarlo en un actor de primera línea en la política nacional.

Con la aparición de figuras jóvenes de innegable proyección como Camila Vallejos, Carol Cariola, Jeannette Jara y la diputada Alejandra Placencia, entre otras tantas, da cuenta de un giro del PC desde su machismo y conservadurismo hacia una apertura poco común en su devenir histórico.

No obstante ello, Tellier respondía a la imagen clásica de un dirigente comunista. De pocas palabras, nunca una frase demás, siempre lo justo y necesario. Pura estrategia y racionalidad, político puro y duro. Nos guste o no, ese es el legado de Tellier.

Se dice que autorizó el atentado a Pinochet, por ser el encargado militar del PC y relacionador con el Frente Patriótico Manuel Rodriguez, según el mismo lo señaló en una entrevista.

Lo cierto es que Tellier no quiso, o no pudo, quitarle públicamente el piso al movimiento creado por el propio PC, que a esa altura estaba fuera de control. De esto da testimonio una entrevista a Luis Corvalán, que dice que después del atentado a Pinochet, estuvieron junto Tellier y Gladys Marín toda una mañana, intentando convencer, sin éxito, a Raúl Pellegrini que abandonara el proyecto insurreccional del FPMR. Más tarde, el crimen de Jaime Guzmán es calificado por el PC y el propio Tellier como un crimen político.

Sin hacerse eco del anticomunismo endémico de parte de la sociedad chilena, debemos decir que la debilidad de Tellier fue su renuencia a reconocer que regímenes como el cubano, nicaragüense y el norcoreano entre otros, responden a modelos que distan mucho de ser democráticos. Esto en contradicción con la conducta republicana y democrática en Chile, que históricamente ha observado el PC. También llegó a la conmemoración Víctor Jara, brutalmente asesinado en el estadio Chile, pocos días después del golpe.

Justo en la mitad de un siglo de ocurrido ese crimen abominable, la justicia logró poner las cosas en su lugar. Pero Víctor Jara no estuvo solo en su violento y dramático viaje a la inmortalidad. Hubo otro, también víctima del terrorismo de Estado. Lo acompañó en su último viaje, el Director Nacional de Gendarmería en democracia (Prisiones en esa época), Litre Quiroga, militante comunista recordado hasta el día de hoy por su calidad humana. Fue acribillado junto a Víctor Jara y abandonado en la vía pública, también junto a él.

Litre Quiroga se entregó a Carabineros el mismo día 11 de septiembre, en lo que pareció un acto de ingenuidad. Dejó una carta a su compañera e hija, en la que intuye lo que ocurrirá con él. “Silvia, son las 12.30, ya bombardearon La Moneda. Parece que mataron al compañero Allende. Yo espero en mi oficina con la dignidad del caso. No sé qué será de mí, pero en todo caso cuida bien a mis niñitos. Que siempre recuerden a su padre y que la lucha nuestra tendrá que triunfar algún día.”

Todos estos hechos dramáticos son reflejo de una tragedia que nunca más debemos volver a vivir. Hablan por si solo, sin juicios ni mayores comentarios

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