Close
Radio Radio Radio Radio

La “resurrección” del tren

La puesta en funcionamiento de un renovado servicio del ferrocarril entre Santiago y Chillán por parte de la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE), es una buena noticia para los habitantes de la región, pero también para el resto del país. Por una parte, porque aumenta la oferta de servicios de transporte para un tramo que tiene una demanda de más de dos millones de personas, y por otra parte, por observar que se recupera una empresa emblemática del Estado, querida por la ciudadanía, pero olvidada por varios gobiernos en el pasado.

Esta semana vivimos un nuevo hito en este esfuerzo con el arribo a la Estación Chillán de uno de los seis trenes rápidos que serán parte de la flota que unirá Santiago con la capital regional. Estas nuevas máquinas alcanzarán una velocidad promedio de 160 km/h y unirán ambas ciudades en 3 horas y 40 minutos, mejorando el actual tiempo que ronda las 5 horas. Además, el plan considera una inversión de 77 millones de dólares para renovar y conservar la infraestructura de las estaciones de cuatro regiones, entre las que Chillán juega un rol clave, pues es estratégica para el nuevo diseño de operaciones de EFE.

Quienes han seguido el devenir del transporte ferroviario en Chile coinciden en que asistimos a uno de los mayores avances de las últimas décadas, donde la aplicación de la lógica unilateral de la eficiencia económica ha cedido a una orientación que incorpora criterios de rentabilidad social para una empresa de transportes que es de todos los chilenos.

Más allá de buscar responsabilidades en los actos de gobiernos pasados, es necesario entender que resulta difícil para cualquier empresa reponerse de un déficit financiero de gran magnitud y de la compra de maquinaria no idónea en el pasado reciente. E igualmente difícil es recuperar el tiempo y la infraestructura perdida, abandonada y desechada por anteriores administraciones.

Sin embargo, acciones concretas como el plan de fortalecimiento del transporte ferroviario que impulsa el actual Gobierno y que recoge iniciativas de su antecesor –como son los nuevos trenes cuya construcción se inició en la anterior administración, en una transición política virtuosa, pero escasa- revelan que hay una preocupación genuina por mejorar y hacer de la recuperación de EFE una política de Estado que impacte positivamente, sobre todo en las regiones.

Aún hay voces que ponen en duda este esfuerzo y sostienen que el negocio no es lo suficientemente rentable. Algunos, incluso, persisten en la revenida idea de la privatización.

Había tres escenarios posibles: que EFE siguiera a paso lento, que el Estado inyectara recursos y la resucitara o la privatización. Esta última idea podría ser funesta para el Estado, por cuanto perdería una empresa estratégica que puede ser muy eficaz en el combate a la concertación de precios, en la descentralización del país, y en entregar a los usuarios un beneficio en cuanto a calidad.

Seguir a paso lento igual sería lamentable, por lo que no cabe sino reconocer positivamente y seguir con atención este intento del actual Gobierno de convertir a EFE en la empresa grande y moderna que los chilenos y chilenas quieren.

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *

Leave a comment
scroll to top