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La informalidad, entre el paraíso y el infierno

El explosivo aumento de puestos de ventas informales en la vía pública, es consecuencia directa del aumento de los ingresos transitorios en los hogares de Ñuble. Coherente con esta afirmación es el informe de empleo del trimestre móvil julio – agosto – septiembre de 2021 del Instituto Nacional de Estadísticas INE. En doce meses, la ocupación informal alcanzó el 22,6%.

Según datos de la Organización Internacional del Trabajo, la economía informal comprende más de la mitad de la mano de obra mundial y más del 90 por ciento de las microempresas y pequeñas empresas (MYPE) a escala mundial.

En palabras de la OIT, la expresión “economía informal” abarca una enorme diversidad de situaciones y fenómenos. En el caso de Chile, el micro emprendimiento es uno de los sectores de actividad económica que registra el mayor índice de informalidad. En efecto, según datos entregados por el Ministerio de Economía en el año 2018 para un universo de casi 2 millones de micro emprendedores a nivel país la informalidad afecta al 52,2%. Asimismo, el 37,9% presenta un alto nivel de informalidad, es decir no cuenta con iniciación de actividades en el SII, no registra contabilidad ni cuenta con patente municipal. En el caso de Ñuble, la economía informal de la micro empresa ha sido mucho más evidente en actividades económicas asociadas con la ruralidad (80%), la construcción (80%) y el comercio (60%).

En tiempos de pandemia, las menores restricciones y las mayores transferencias económicas han implicado un importante estímulo para que decenas de miles de hogares constituyan en la informalidad micro unidades económicas dedicadas a la compra y venta de bienes transables como medio para asegurar el sustento de sus miembros.

La economía informal es considerada un buen inicio para los períodos de reactivación económica, pero un mal final en épocas de normalidad. En efecto, mientras la mediana de venta mensual del micro emprendedor formal en el 2018 fue de $963 mil, la del informal no superaba los $230 mil. Pero no es la única desventaja. En la informalidad, el 84% del micro emprendedor pone en riesgo sus ahorros, y solo el 16% arriesga el capital de terceros a través de alguna forma de préstamo o crédito. En materia de acceso a financiamiento, el micro emprendedor formal lo hace a través de algún tipo de crédito de consumo con tasas el doble o el tripe del costo del crédito para financiar emprendimientos (se incluye los subsidios a los cuales puede optar la formalidad). En materia de ingresos, este se reduce en forma significativa para el 70% del micro emprendedor informal que antes trabajaba como asalariado.

Hoy día vivimos un fuerte crecimiento de la actividad económica informal. Muchos de los trabajadores que perdieron su empleo o se vieron afectados por las cuarentenas pandémicas, han optado por una actividad informal para invertir sus ingresos de la política social Covid-19. Empero, el paulatino retorno a la normalidad y el término de los ingresos transitorios de la pandemia, amenazan con generar un complejo escenario para las decenas de miles de hogares de la región que han optado por experimentar el emprendimiento informal como medio de subsistencia. Buscar alianzas con emprendedores similares y formalizar su actividad de negocios, puede hacer la diferencia entre el paraíso y el infierno.

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