Señor Director:
La confianza de la ciudadanía sobre los partidos sigue en caída libre. Diferentes encuestas posicionan a estos dentro
las instituciones menos confiables del país y como no, si cada cierto tiempo como con los casos CAVAL, Soquimich,
MOP-GATE y el hoy bullado, triste y vergonzoso caso de “Democracia Viva”, el sistema político implosiona dejando
de manifiesto un grave y preocupante problema respecto del perfil de algunos políticos que se erigen en las cúpulas
o elites de los partidos para hacer un vaciamiento del Estado a través del peor cáncer para un sistema democrático:
la corrupción.
Mi personal punto de vista y mi hipótesis en esta oportunidad es que existe una preocupante carencia de valores
y ética en la estructura de los partidos, que ello establece capas de opacidad, contribuye a la corrupción y que en ese
contexto, la mesa está servida para el pillaje, para los sinvergüenza, y para las células cancerígenas comiencen el lento,
pero sostenido proceso de enfermar al sistema.
Hoy, la muerte del componente ético en política ha permitido la hegemonía de la antítesis de lo que debiera ser un
político y servidor público, presenta un desalentador escenario y como presiento que es algo estructural, una metás-
tasis mayor; que no nos sorprenda que se detecten otras ramificaciones y permitan una lenta, pero sostenida agonía
del sistema.
Alex Martínez del Campo
La ética muerta y la “Democracia Viva”
