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Incendios le infligen el más severo daño al agro de Ñuble en décadas

Cedida

Ni siquiera los incendios de 2017 o el terremoto de 2010 le causaron tanto daño al sector silvoagropecuario de la región como la emergencia que se vive actualmente en la zona. El agro, el corazón de la economía de Ñuble, enfrenta sus días más difíciles debido a la destrucción de infraestructura clave, como viviendas, bodegas y equipos, principalmente de pequeños y medianos productores del Valle del Itata, así como de plantaciones, que requerirán de cuantiosas inversiones y un proceso que no tardará menos de cuatro años para volver a producir.

La vitivinicultura asoma como el rubro más perjudicado. En la ganadería, además, se añade la pérdida de miles de cabezas, mientras que en el turismo las principales afectaciones se concentran en las pymes enoturísticas, así como en aquellos destinos donde ha alcanzado el fuego, fundamentalmente, en Quillón.

En el sector forestal, en tanto, las pérdidas se concentran principalmente en plantaciones. Sin datos oficiales, desde el mundo privado calculan pérdidas de US$4.500 por hectárea.

De acuerdo a la información oficial, las cifras preliminares del Indap calculan, hasta ahora, en 1.500 el número de pequeños productores agrícolas damnificados en la región de Ñuble.

Sector agrícola

El presidente de la Asociación de Agricultores de Ñuble, Carlos González, comentó que está en permanente contacto con pequeños productores y con viñateros, recogiendo información y, a la vez, gestionando y canalizando ayuda solidaria.

“Con la información que disponemos hasta el momento, me atrevo a decir que lo que estamos viviendo es lo más grave que yo recuerdo en mis 60 años. Ni siquiera el terremoto se acerca a la gravedad de estos incendios causados por la mano del hombre”, manifestó.

El dirigente gremial sostuvo que “las autoridades han tratado de hacer lo que pueden, ha faltado un poco más de precisión, hay falta de experiencia e incluso, de liderazgo, pero también comprendo que esta catástrofe ha sido tan tremenda…”.

“Queda mucho trabajo por delante, el Gobierno tiene que apurar el tranco e implementar rápidamente el plan de emergencia, para que la gente afectada reciba rápidamente la ayuda que necesita, las entregas de alimentos han sido insuficientes; y es muy importante pensar en el invierno, porque toda la alimentación que tenían los pequeños productores para su ganado no va a estar disponible. Y hay que poner atención también con las abejas, que son el pilar de la actividad, con un trato especial en cómo recuperamos esas abejas porque las flores ya no están”, sentenció González.

El timonel de los agricultores hizo hincapié en que es importante colaborar con las autoridades. “Aquí no sirve la crítica ni tampoco politizar este tema, porque ahora tenemos un fin supremo, que es trabajar para sacar adelante nuestro campo”, declaró.

Analizó que existe una mayoría de pequeños productores que lo perdieron todo y que también hay medianos y grandes agricultores a quienes se les quemó cerca del 80% de sus campos. En ese sentido, reconoció que “les va a costar mucho pararse, aquí va a tener que venir una ayuda y una inversión público-privada muy grande. Lo que se quemó, en muchos casos, animales, praderas, frutales, sistemas de riego, no se va a recuperar en seis meses ni un año, es un trabajo a largo plazo”.

Por ello, planteó que la recuperación del sector demandará un gran esfuerzo y un acompañamiento por parte del Estado para los próximos cinco años.

González comentó, por otro lado, que esta tragedia ha venido a confirmar la preocupación que por años ha manifestado el gremio respecto a la regulación de las plantaciones forestales. “Hace años presentamos una propuesta en la que llamábamos a tener un mayor control de las plantaciones forestales, no es posible que sigan plantando a orilla de carretera o cerca de las casas, en aquella época sugerimos hacer plantaciones con franjas pastoriles, pero ahí durmió. En definitiva, esto nos deja la enseñanza de contar con una adecuada regulación legal sobre las características de las plantaciones forestales en materia de seguridad y planificación territorial”.

Productores frutícolas

Jorge Valenzuela, presidente de Fedefruta, afirmó que “los agricultores de la zona están atendiendo las urgencias de las personas más complicadas, no aun desde el punto de vista productivo, lo que se verá más adelante con los catastros”. Describió que “hay parceleros que se quedaron sin sus casas, fruticultores en zonas cero que lo perdieron todo, los sistemas de agua potable se quemaron en su mayoría, y hay muchos que necesitan forraje para sus animales, lo que ha significado un esfuerzo importante de las asociaciones regionales para ir en ayuda”.

En Ñuble, “los daños más grandes han sido en la zona costera, específicamente Portezuelo y Ninhue, y han sido bastante grandes, sobre todo, para los pequeños y medianos agricultores, y viñateros que algunos han perdido todo, las bodegas y el vino incluso de temporadas anteriores”, informó el vicepresidente de la Asociación de Agricultores de Ñuble, consejero de Fedefruta y productor arandanero, Álvaro Gatica.

Esto se une a reportes que Fedefruta ha obtenido de Quillón, donde productores de cereza de exportación y limones para el consumo interno, vieron sus predios quemados incluyendo bodegas, paneles solares, sala de cosecha, estanques de agua y equipamiento de fumigación, o de productores que, solo por las temperaturas de 44 grados, perdieron 200 mil kilos de arándano para la venta en fresco.

“Como Asociación de Agricultores de Ñuble hemos llegado con donaciones de forraje a Portezuelo, se está mandando a Ninhue, y en eso estamos, tratando de ayudar”, dijo el representante de Fedefruta en Ñuble. “Lo que queremos saber bien es un catastro específico para no dar tiros al aire y la ayuda llegue donde las personas la necesitan”, agregó.

“Con las detenciones y los videos que han recogido ciudadanos y agricultores, está de manifiesto la intencionalidad, e incluso la planificación, de varios incendios en estas regiones agrícolas y forestales”, complementó Jorge Valenzuela.

Viñedos quemados

Sin duda, el rubro más golpeado por esta catástrofe en la región, es el vitivinícola. Los miles de pequeños viñateros del Valle del Itata, que conviven con las plantaciones forestales en el territorio, no es primera vez que se enfrentan al fuego, sin embargo, esta vez la magnitud del daño es mayor.

Según Víctor Castellón, presidente de la Asociación Gremial Viñateros del Valle del Itata, se quemó cerca de un 80% de la superficie de viñedos de la Provincia de Itata más las comunas de Quillón y Florida -territorio donde la AG hizo el catastro-, mientras que el 20% restante fue afectada por las altas temperaturas y el humo, lo que permite anticipar que ésta será la peor vendimia en décadas.

“Es una catástrofe, sentimos dolor e impotencia por todo el daño que han causado estos incendios, tenemos damnificados que perdieron hasta sus casas, las bodegas, equipos de vinificación, y otros estamos esperando desde fines de enero que el fuego llegue en cualquier momento”, manifestó con angustia Castellón.

“No sé si mucha gente ha dimensionado que la pérdida para los productores es considerable, y tenemos claro que nos va a costar recuperarnos. Para un gran número no es primera vez que se ven afectados por los incendios”, sentenció Castellón.

Consultado por las principales necesidades de los viñateros de la zona, el dirigente indicó que existen en tres ámbitos, tanto en el corto como en el mediano plazo. En primer lugar, se requiere el apoyo para la reconstrucción de infraestructura habilitante, partiendo por las viviendas, así como también galpones y bodegas. En segundo lugar, contar con asistencia técnica productiva, para recuperar las viñas quemadas, un trabajo que, anticipó, requiere unos tres años para que las plantas vuelvan a producir. Y, en tercer lugar, la asesoría preventiva de profesionales en aspectos constructivos y normativos en las viñas, de manera de evitar nuevas tragedias en el futuro frente a la amenaza de incendios de todos los veranos.

Turismo

Los emprendimientos enoturísticos fueron los más afectados por los incendios, debido a su emplazamiento en la zona de mayores focos. Se trata de productores vitivinícolas que, además, ofrecen servicios turísticos, por lo que la destrucción incluye bodegas, viviendas, equipos y plantaciones.

Según información preliminar levantada por Sernatur Ñuble, y de acuerdo a las viñas registradas, que se han visto afectadas de manera total o parcial, a nivel de infraestructura o pérdida de producción se pueden mencionar a: Viña Mora Reyes, Viña Tres C, Viña el Guindo, Viña Tierra y Sangre y Viña Entre Viñedos de Coelemu, Viña Juan Segura Wines de Quirihue; Viña Lomas de Llahuén y Viña Altos del Valle de Portezuelo, además de Viña Don Sebita, Viña Doña Elita, Viña Castellón de la comuna de Ranquil, entre otras del territorio afectado.

En el caso de Quillón, uno de los principales destinos durante la temporada estival, los empresarios del turismo dan por perdido el mes, puesto que, desde el 2 de febrero, cuando el fuego y el humo llegaron a la comuna, los visitantes comenzaron a irse, el municipio cerró el balneario, lo propio hizo el parque acuático Antú y las numerosas reservas se cancelaron.

Andrés Paquien, presidente de la Cámara de Turismo de Quillón, recordó que “se cerró la comuna, la gente se fue y se cancelaron las reservas, con lo que ya estimamos pérdidas entre 80 y 90 por ciento”.

El dirigente acotó que esto no solo afecta a los empresarios del turismo, sino que a toda la economía de la comuna, dado que la paralización de la actividad impacta a numerosos trabajadores del sector, así como también a otros servicios relacionados, como los restaurantes, el transporte y el comercio.

Paquien agradeció el trabajo de los bomberos y brigadistas que lograron contener los focos y expresó su esperanza de retomar la actividad durante la segunda quincena de este mes.

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