Señor Director:
Tengo el deber y placer de escribir este reconocimiento al Hospital Clínico Herminda Martín de Chillán. Nos estamos habituando como sociedad a dar cobertura cuando algo objetivamente o subjetivamente es negativo, un producto o una atención y muchos nos tentamos a emitir juicios valóricos. Pero lo que continúa es todo lo contrario, corriendo el riesgo de ser subjetivamente positivo, prefiero arriesgarme con lo subjetivamente positivo.
Luego de ser atendido por la ley de emergencia en la Clínica Los Andes, mi reconocimiento y gratitud para ellos, mi Padre fue derivado al Hospital de Chillán por decisión familiar. Luego de diversos y complejos estudios, se pudo diagnosticar una rara patología que le producía una compleja enfermedad con fallas multisistemicas en su cuerpo. Allí se hicieron presentes: Médicos, especialistas, enfermeros, técnicos y personal general. Todos profesionales muy humanos.
Esperamos con expectativas la pronta inauguración del nuevo hospital que dará condiciones óptimas para el personal y usuarios, pero ya se tiene una de las condiciones más importante que tendrá este nuevo edificio, el personal comprometido y por sobre todo humano.
Concluyo esta personal gratitud al Médico tratante, destacar su atención amable, profesional y personalizada, Dr. Gutiérrez, gratitud también para sus Colegas, hoy Uds. son las manos sanadoras de Jesús.
Mi padre falleció, estaba cansado, desgastado y su deceso nos recuerda que la vida y la muerte está en las manos de nuestro Dios y la muerte en Cristo es un sueño, hasta el día de la resurrección. Así lo prometió en su Palabra.
El dolor y las lágrimas se vuelven dulces con las gotas de gratitud y reconocimiento a nuestro Hospital, cuando se muden al nuevo edificio, por favor lleven lo que hace grande a una institución, un personal humano y profesional, como el que atendió a Mauricio Comte Moscoso, nuestro amado y ejemplar Padre.
Mauricio Segundo Comte Donoso
Rector Universidad Adventista de Chile