En agosto el Concejo Municipal de Chillán aprobó el contrato de retiro de basura, servicio por el cual el municipio tendrá que desembolsar $230 millones mensuales a la empresa Dimensión S.A. a partir del 1 de enero de 2020, cuando entre en vigencia la concesión.
Pese a anuncios e intenciones de incluir un sistema masivo de reciclaje en el contrato de la basura esta arista fue declinada, y será en 2020, según lo manifestado por el Municipio, que se evalúe un nuevo contrato que aborde el tema del reciclaje.
Debido a la ausencia de un sistema adecuado que permita reciclar, han surgido empresas encargadas de este rubro, como es el caso de Mother Earth Reciclaje, que tiene no más de seis meses operando y ya cuenta con más de 80 clientes, llegando a retirar entre 8 y 10 metros cúbicos de residuos no orgánicos cada semana.
“Mi esposa, mi cuñada y yo partimos con esto hace como seis meses producto de las falencias que hay en Chillán en torno al reciclaje. Mother Earth nació cuando empezamos a reciclar como familia, pero en realidad no hay donde reciclar, veíamos que los puntos verde siempre estaban llenos y colapsados, y al final terminábamos con nuestro reciclaje botado en la basura”, dijo Elvis Rivero, uno de los fundadores de la empresa.
Para reciclar, indica, es necesario conocer qué residuos son reciclables y cuáles no. Es por ello que capacitan a las personas que contratan el servicio que tiene un costo mensual de $8.990.
“Primero tenemos que capacitar, porque no es llegar y decir que pasamos a buscar el reciclaje y listo, a la gente hay que enseñarle qué cosas se reciclan. Tenemos que instar a la gente que traten de consumir menos las cosas que no se reciclan, reducir lo que se recicla y reutilizarlo”, dijo.
“Entregamos un contenedor de 50 litros y la gente tiene que poner todo lo reciclado en ese container, sin clasificar los elementos, porque ese es nuestro trabajo. Lo llevamos a nuestro centro de acopio y ahí hay personas que van separando y cortando los materiales, porque todo eso tiene que llevarse limpio y seco a la empresa que lo recicla”, añadió.
Los residuos que retiran son vidrios, plásticos, cartón, tetra, latas de bebidas y botellas de plástico, los cuales tras ser clasificados se derivan a su destino final, empresas recicladoras encargadas de transformar los desechos en materia prima.
“Estos elementos se derivan a los grandes productores recicladores, por ejemplo, para el tetra tenemos contacto con chicos que construyen casas y lo ocupan como aislante. El cartón lo dejamos en empresas recicladoras, al igual que el plástico. El vidrio lo derivamos a Santiago, donde se encuentra la única empresa que lo recicla, también hay chicos que lo utilizan para hacer ventanas. Estamos tratando no solamente de derivarlo a donde se recicla, sino que sea reutilizado”, detalló Rivero.
Mother Earth hoy día retira desechos no orgánicos en sectores como la Villa Barcelona, Villa Emmanuel, Villa Doña Rosa y Chillán Viejo.
“De donde nos llamen vamos a ir, porque la idea es que esta cadena crezca y que todos nos subamos al carro, porque la situación actual con el cambio climático no puede esperar cinco años más. Ya nosotros lo implementamos y queremos que se lleve a cabo en Chillán”, destacó.
Reciclaje orgánico
“Huella Circular” es un emprendimiento creado por el agrónomo chillanejo Camilo Jara Bravo, quien decidió darle un destino útil a los residuos orgánicos, a través del reciclaje domiciliario.
Hace dos años comenzó a fraguar esta idea, y hace tres meses ha logrado capturar el interés de los vecinos de la capital regional.
Si bien el emprendimiento se encuentra en vías de su formalización, ya cuenta con más de 60 familias registradas que han optado por seguir este servicio, además de restaurantes.
A través de Instagram, los clientes se contactan con Camilo, quien traslada hasta sus hogares un balde con capacidad, entre 20 y 40 litros, además de bolsas de biodegradables para guardar los restos vegetales. Mensualmente este servicio tiene un costo entre $10.900 y $13.900 pesos, lo que incluye el retiro de la basura orgánica una vez a la semana.
“En cada retiro, voy pesando las bolsas y a fin de mes les entrego un informe con cuántos kilos aportaron y cómo se traduce esto en beneficio del medio ambiente. Es una equivalencia de las emisiones de CO2”, comentó.
Camilo trabaja con su pareja, quien es arquitecta y realiza las labores de publicidad y promoción a través de las redes sociales. Su centro de operaciones es su parcela en el sector de Ninquihue, en San Carlos. Es ahí donde el residuo orgánico tiene su destino final al convertirse en compost, es decir, en abono natural el cual es entregado a los clientes.
Con ello, este joven profesional asegura que contribuye a reducir los gases de efecto invernadero que se generan en los rellenos sanitarios, altamente contaminante para el medio ambiente y responsable del cambio climático.
A nivel local, le preocupa la deuda que existe con respecto al reciclaje, por lo que se espera que tanto particulares como autoridades asuman este compromiso.
“Si el municipio no tiene la capacidad de avanzar tan rápido como la urgencia lo amerita, tenemos que colaborar. Estamos súper dispuestos, queremos que esto se masifique, porque nuestro fin es limpiar los vertederos y el medio ambiente. He conversado con la gente de la Municipalidad, porque es necesario hacer una política más grande, es fundamental”, sostuvo.
Como agrónomo, no es indiferente ante el cambio climático y sus consecuencias directas, por lo que destacó que “si no reciclamos y tomamos las acciones, vamos a seguir generando gases de efecto invernadero, contaminando las aguas superficiales y subterráneas y produciendo enfermedades. Las consecuencias del cambio climático son evidentes en la sequía. Todo esto es un aporte para mitigar el cambio climático, no hay escapatoria de hacer este cambio”, explicó