Un 21,1% disminuyó el número de ocupados en el sector agrícola de la región de Ñuble, en el trimestre agosto-octubre de 2023, en comparación con igual periodo de 2022. Es decir, si el año pasado, a igual fecha, había 34 mil 110 ocupados en el agro, en 12 meses la cifra cayó a 26 mil 910 trabajadores, lo que significa la pérdida de 7 mil 200 empleos.
Nunca, desde que se tienen registros, el sector agrícola había tenido una ocupación tan baja. Hasta el año pasado, la cantidad de trabajadores que se desempeñaba en el agro siempre superaba los 30 mil, y en el verano, arriba de los 45 mil e incluso, rozando los 60 mil.
Los problemas financieros de las empresas agrícolas derivados de temporadas con malos precios y fuertes alzas de costos, con dificultades de acceso a financiamiento y una caída de la inversión, están llevando al sector a contraer su demanda de mano de obra, de la mano de procesos más eficientes y la progresiva incorporación de la mecanización.
Menos inversión
En ese sentido, el presidente de la Asociación de Agricultores de Ñuble, Carlos González, añadió que este año se vislumbra particularmente difícil para varios rubros, como las frutas y los cereales, debido a factores climáticos; pero, además, subrayó que la falta de certezas y la inestabilidad a nivel país, tienen virtualmente frenadas las inversiones en 2023 y 2024.
“Nuestras estimaciones apuntan a que los ocupados en el sector agrícola han bajado un 28%. Esto está determinado por la situación financiera, por la situación de inestabilidad, la poca seguridad para poder invertir, de no tener certezas en lo económico y en lo jurídico y las pocas políticas agrícolas tanto a nivel nacional como regional; además, el sector agrícola ha sido muy maltratado por la banca, en cuanto a opciones de obtener créditos de acuerdo a nuestro ciclo productivo, con tasas que han sido una locura, lo que ha imposibilitado que la gente pueda acceder a financiamiento; además, un número no menor de nuestros agricultores ya arrastra deudas, con estos años malos que hemos tenido, tanto en la agricultura tradicional como en la fruta, por lo tanto, los bancos están reacios a prestar plata”, resumió el dirigente.
“Eso ha llevado a que, según los sondeos que realizamos a nivel local, un 90% de los productores agrícolas descartan inversiones en 2024, mientras un 4% sí tiene proyectado crecer y el 6% restante está a la espera a ver lo que va a pasar”, expuso.
“Por todo esto -continuó-, la inversión, la productividad y el empleo ha ido disminuyendo, el sector ha estado contratando menos gente, lo que no se había visto en muchos años”.
González reconoció que la incorporación de la mecanización en algunos procesos agrícolas, como la cosecha, ha reducido el uso de mano de obra, no obstante, apuntó que dicha incidencia es menor frente al crecimiento de las plantaciones frutícolas.
“En esta época debiéramos tener mucha mano de obra en los campos, porque ya estamos en plena cosecha de arándanos, estamos comenzando las cerezas, y luego vienen las manzanas, pero ahora, a diferencia de años anteriores, no se escucha a ningún productor agrícola decir que no hay gente o que falta gente. Y eso es porque hemos tenido un pésimo año en términos climáticos, un invierno muy lluvioso, inundaciones, huertos arrasados, una primavera muy fría, malas polinizaciones, y eso significa que tendremos malas producciones, por ejemplo, en arándanos y en cerezos, en el caso de estos últimos, tendremos una caída de 50% en la producción, entonces, no hay pega, y si a eso le sumas que no hay inversiones, nadie quiere gastar plata, porque no tienen plata para invertir, y los agricultores que sí tienen, no se quieren arriesgar, entonces, no hay condiciones y vamos a seguir marcando el paso”, explicó.
Por otro lado, advirtió que “los retornos en cultivos tradicionales, ya sea trigo, maíz y raps, no se ve el horizonte muy despejado para esta cosecha, espero equivocarme, pero creo que ahí se nos viene otro problema para los agricultores; creo que aquellos que van a estar mejor, son los que hicieron contratos, como remolacha, semilleros y achicoria, que ya tienen claro cuánto se les va a pagar, aunque tengo mis dudas sobre las producciones, porque muchos cultivos se sembraron tarde. Se está conformando una tormenta perfecta y cuando ocurre eso, necesitamos a nuestras autoridades atentas y ágiles, con un claro sobre el diagnóstico y sobre las medidas a implementar”.
El dirigente gremial reflexionó que, “esto reafirma lo que he dicho como dirigente, que Ñuble es de las regiones más ricas del país, debería estar entre las seis regiones más prósperas, tenemos todo para salir adelante, pero nos falta mucho por hacer. Ñuble va a seguir siendo la región más pobre de Chile mientras las personas que toman las determinaciones en la región no se den cuenta, de una vez por todas, que para sacar la región de Ñuble adelante hay que potenciar el sector el sector agrícola, hay que meter plata en inversión, en tecnología, en comunicaciones, en mejores caminos, en educación rural, en fomento, en energía, en agua y riego; sin sector agrícola la economía regional no funciona”.
Carlos González abogó por un apoyo más sustantivo para el sector agrícola. “Nosotros estamos en el patio trasero de la región. No tenemos acceso a financiamiento, y los que lo tienen, es caro; no tenemos seguridad, porque las inversiones en seguridad y en salud se hacen en Chillán, pero los que vivimos en el campo sufrimos robos todas las semanas, dormimos a saltos, con la pistola debajo de la almohada, algo impensado algunos años atrás”, puntualizó.
Informalidad laboral
Para el empresario Juan Sutil, cabeza del grupo Sutil, que controla empresas como Frutícola Olmué, los bajos niveles de inversión en el sector son una consecuencia de la falta de certezas y de estabilidad en el país.
En cuanto al empleo agrícola a nivel nacional, afirmó que “muchas veces, los chilenos no quieren el sacrificio de esa pega, y lo que está ocurriendo es que está llegando migración boliviana, peruana y haitiana, principalmente, que sí está dispuesta a hacer la pega; por ejemplo, yo tengo en San Carlos una producción de espárragos, y hace unas tres semanas tuvimos un problema porque la gente quería irse a cosechar cerezas, entonces, yo digo: ¿dónde está la responsabilidad? Y yo creo que ahí hay una situación en que, empleo hay, el problema es que se están manejando esos indicadores sin el registro de la informalidad laboral, ya sea chilena o extranjera. Recién estuve en Chanco (plantación de paltas), yo cumplo con todas las normas, lo cual me encarece enormemente la operación, porque la gente muchas veces prefiere trabajar informal, para no perder los beneficios del Estado; pero en el campo del lado, tú ves que hay más personas por hectárea disponibles, les pagan lo mismo y están todos informales, y todos felices. Entonces tenemos indicadores que no reflejan la informalidad”.
El expresidente de la CPC también reconoció un escenario complejo para algunos rubros. “Estamos frente a un problema gravísimo que se va a presentar en la industria del vino, hay un problema serio en la industria de las nueces, pero las frambuesas están razonables, las frutillas están extraordinarias este año, las cerezas van a estar muy bien, especialmente Ñuble, las paltas están buenas y la uva de exportación por primera vez se va a recuperar. Estos son años que se tienen que ir promediando unos con otros”, aseveró.
Consultado por los ajustes de costos y de mano de obra que se han registrado en los últimos tres años en el sector agrícola y agroindustrial, con aumentos de eficiencia en algunos procesos, Sutil comentó que, “nosotros hemos sido obligados, en el caso de las viñas, por lo malo que está el negocio, en que estamos haciendo la limpieza de los hijuelos con un proceso químico, lo que no hacíamos antes, ya que se hacía a mano, y resulta que antes gastábamos 80-90 mil pesos por pasada, y hoy, con el químico en una moto, gastamos $30 mil”.
También relató la experiencia con Frutícola Olmué, que durante la pandemia debió adaptarse a una menor disponibilidad de personas para trabajar. “Tuvimos que ser más eficientes. En el caso de Olmué, tuvimos que traer un túnel de 5 ton/hora, mucho más eficiente, que produce el doble, con la misma cantidad de gente, eso se llama productividad y eso es bueno, el tema es que haya crecimiento para que haya más empleabilidad y esa empleabilidad sea con productividad, entonces, tenemos que poner condiciones que habiliten, el crecimiento, el desarrollo y el futuro, y ahí es donde está el problema cuando hablo de la estabilidad que necesitamos”.
“Un período difícil”
Si bien no fue posible obtener una declaración del seremi de Agricultura, Antonio Arriagada, quien está consultando información de otras carteras y del propio gremio para formarse una opinión, sí habló el seremi del Trabajo, Eduardo Riquelme, quien apuntó a una coyuntura particularmente difícil este año.
“Fue difícil precisar la dimensión exacta del efecto que los temporales de lluvias e inundaciones tendrían en la temporada alta de empleo agrícola en nuestra región, pero esa incógnita ya se va aclarando y sabemos que hubo impacto y que las cifras del verano pasado difícilmente se alcanzarán ahora. Hemos atravesado un período especialmente difícil en Ñuble que debilitó el dinamismo del mercado laboral agrícola. Esta situación ha puesto a todos los actores involucrados, públicos y privados, en acción para enfrentar el momento con medidas concretas. Por nuestra parte, como gobierno, desplegamos una batería de apoyos a las empresas, muchas de ellas agrícolas, a través de subsidios para evitar despidos y promover nuevas contrataciones. Además, hemos reforzado la oferta en capacitaciones que permitan abrir opciones a quienes quieren abrirse camino en áreas diferentes a la agrícola. Estamos apoyando los emprendimientos en rubros como el turismo, donde hay un evidente potencial”, expresó Riquelme.
“Me parece importante destacar-añadió- que la contingencia que estamos enfrentando no puede ocupar toda nuestra energía, también hay que darse el tiempo de tomar buenas decisiones con visión de futuro, del próximo año y de los que vienen. Por eso me he reunido con todos los municipios, con sus alcaldes y con las OMIL de la región, para hablar de empleo y revisar propuestas, muchas de ellas pensadas en el sector agrícola. También hay que recordar que ya inició su trabajo el Consejo Regional de Capacitación, que preside el gobernador y que pronto mostrará frutos”.