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El deporte como vía para que los niños pasen el trance del coronavirus

Mauricio Ulloa

No solo a los adultos. El confinamiento también está pasando la cuenta a los niños de la casa, adolescentes y jóvenes que por más de cuatro meses han visto trastocada su vida habitual y la cotidianidad tan propio de la juventud.

El estrés y la ansiedad están lejos de ser prerrogativa de los adultos en esta época de crisis sanitaria tal como afirma Pablo Vergara Barra, psicólogo infanto juvenil y director de Vinculación con el Medio y Comunicaciones de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción.

“No me agrada hacer diferencia entre niñez y adultez en este tipo de experiencia. A los niños y niñas, así como a los adultos, lo que nos afecta igualmente (cada uno desde sus áreas de desempeño), es la pérdida de ocupacionalidad y cambio de las rutinas. Los determinantes sociales situados en nuestro cronosistema, la incertidumbre del contexto, despliega respuestas neuropsicológicas que, además, de intensificar la hipervigilancia en cada uno/a de nosotros/as impactan a nivel metabólico, en un inicio imperceptible y que pasado un tiempo, aflora en forma de síntomas como dificultades para conciliar el sueño, sensación de agobio, decaimiento, pérdida del gusto por hacer cosas que antes nos agradaban, entre otros”, evalúa.

Igualdad de condiciones

El también integrante del Observatorio de Parentalidad (OPA) UdeC, añade que no es el confinamiento ni el aislamiento social por sí sólo lo que genera la afectación. “En salud mental es complejo hacer relaciones causales o directas. Hay muchas más variables que contornean al aislamiento social y al confinamiento que están influenciadas por la crisis sanitaria, y que al cronificarse en el tiempo, impactan las trayectorias de vida de las personas indistintamente de si son niños o adultos. La variable ‘salud mental’ o, más bien, ‘enfermedad mental’ es una de las olas principales que se releva dentro del daño colateral acarreado por la pandemia, que en Chile llega de la mano con meses anteriores de alta tensión social”.

En ese sentido, aburrimiento, preocupación, tristeza y miedo son las tonalidades emotivas que más asolan en términos de afección en esta época, a juicio del profesional. “Si nos centramos en lo observado más fácilmente en términos de afección negativa, vemos que los niños presentan dificultades para regular sus emociones, hay cambios en el sueño y/o apetito, surgen miedos que antes no existían, o se visualizan conductas regresivas acompañadas de una mayor dependencia de los cuidadores y/o figuras”, asegura.

La psicóloga educacional infantil, Paulette Christiansen, comparte su visión a partir de ese aspecto. “Todas las experiencias que vivimos en nuestra vida modifican nuestra estructura cerebral, por ende, todo tendrá una repercusión en nuestra salud mental a largo o corto plazo, ya sea positiva o negativamente. Yo trabajo en colegio donde hago talleres de salud socioemocional a niños y he visto desajustes emocionales, irritabilidad, problemas para dormir. Incluso, algunos niños volvieron a dormir con sus padres mientras que otros hasta tienen miedo de volver a salir”, manifiesta.

Y agrega, “cuando esto termine, por supuesto que veremos mucha ansiedad y estrés postraumático. Los papás también andan muy estresados y eso repercute aún más en los niños, ellos dependen de cómo andemos los padres, se contagian de nuestro comportamiento. Es fundamental en los adultos no transmitir estos malos elementos”.

“Nada reemplaza el contacto físico, las plataformas online ayudan para saber que todavía existen pares con los cuales relacionarse. Pero aun así se nota la desmotivación. Cuando me conecto a clases veo que los niños de quinto hacia arriba no prenden sus cámaras, no quieren ser vistos, cuesta mucho, es muy difícil que hablen de lo que sienten”, complementa.

El deporte y su ayuda

El experto en actividad física y profesor de halterofilia, Juan Esteban Sanhueza, es claro en destacar la relevancia del deporte como ayuda a la juventud en estos días de cuarentena.

“El deporte ayuda a que jóvenes y niños se mantengan ocupados en algo útil, coopera en evitar episodios de estrés y mantener una salud fortalecida. En esta etapa de confinamiento, voluntario u obligatorio, aumenta su valor como herramienta que ayuda a desestresar a los niños, por tanto, es importantísimos que ellos se mantengan en actividad, aun cuando sea sólo mantención”, enfatiza.

Palabras compartidas por el entrenador de balonmano del programa Promesas Chile Bío Bío, Raúl Umaña. “Siempre la actividad física será una válvula de escape para desconectarse de los problemas. Incluso, contactarse con compañeros de equipo revivir lo que pasa en el camarín o el entrenamiento es un fuerte estímulo”, dice.

Desde la psicología confirman estos postulados, según expresa Pablo Vergara. “La evidencia que vincula la actividad física con una mejor percepción de bienestar y salud mental en las personas está bien descrita, y en estos tiempos en que hemos modificado nuestras pautas de convivencia familiar y redefinir nuestros hábitos, practicar ejercicio en la medida de las posibilidades de cada uno, resulta una buena forma de reducir el estrés”, ratifica.

Si bien sus beneficios a nivel corporal y metabólico son evidentes, ¿qué influencia tiene a nivel psicológico? Para el profesional, son varios.

“A nivel individual, la práctica de ejercicio promueve mejoras a nivel cognitivo, es decir, se potencian las habilidades de memoria y atención. Y resulta una actividad beneficiosa en la reducción de síntomas ansiosos y anímicos resultantes de la modificación de nuestras estructuras de funcionamiento habitual. Mejora la higiene y calidad del sueño, lo que representa un beneficio inmediato y directo a nuestra percepción de bienestar”, avala.

Y sentencia, “a nivel grupal, realizar actividad física en conjunto, da espacios de encuentro entre los diversos integrantes de la familia, fortaleciendo la sensación de pertenencia e identidad endogrupal asociada a un grupo humano que comparte características comunes. Es importante considerar que esta actividad debe estar situada en las capacidades de cada uno y la idea es no sobreexigirse, para evitar tener una aversión posterior al hecho de moverse”.

La psicóloga Paulette Christiansen aporta otros tips. “La actividad física va más allá de salir a correr, andar en bicicleta o jugar fútbol. Significa que los niños estén en movimiento, que bailen, salten una cuerda, lo que no necesita mucho espacio. El yoga es de gran ayuda, actualmente hay talleres en los colegios y no se imaginan el valor que tiene”, concluye.

Texto: Samuel Esparza / Diario de Concepción

Foto: Mauricio Ulloa

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