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Chillanejo captura los momentos más íntimos de la UCI durante la pandemia

Han sido intensas las emociones que ha vivido el chillanejo Gabriel Castro Flores desde el inicio de la emergencia sanitaria en el Hospital Clínico de la Universidad Católica en Santiago, donde trabaja como enfermero hace 8 años.

La llegada de los primeros pacientes a la Unidad de Cuidados Intensivos y el compromiso de la primera línea en el combate del Covid-19, lo llevaron a capturar los momentos de la pandemia más temida de los últimos 100 años,  registros fotográficos que hoy guarda como un tesoro.

Con cámara profesional en mano, el chillanejo, de 34 años, cuenta que en sus días libres congeló al menos 100 episodios que se han vivido en los rincones de la UCI.

“Fue una idea propia respalda por mis colegas, algunos quería guardan un recuerdo. Fue un trabajo que lo prolongué hasta mayo con la idea de retratar el ambiente laboral del personal, dar a conocer un poco lo que está pasando al interior de la UCI, resguardando la integridad de los pacientes”, expresa.

A Gabriel siempre le ha gustado la fotografía, incluso hizo un par de cursos que le ha permitido mejorar su técnica y capturar la intimidad de cada instante.

El profesional, quien tiene 11 años de experiencia en el área de la salud, cuenta que sus turnos en la UCI se extienden entre 12 y 24 horas, y durante sus días libres sacaban su cámara Nikon para apuntar hacia al objetivo.

“Ha sido muy pesado y estresante, sobretodo en junio cuando fue el peak hubo mucho requerimiento de camas para pacientes graves, entonces, cama libre que había se ocupaba altiro, no habían ventiladores, teníamos que conseguir. Tuvimos que abrir otras unidades para recibir pacientes. Ahora la demanda ha bajado un poquito”, comenta.

Sin duda, lo más duro de estas circunstancias, relata, han sido la partida de los enfermos y los largos periodos de hospitalización, lejos de los seres queridos.

“La soledad de los pacientes, que pasan tres a cuatro semanas hospitalizados, sin visitas presenciales de sus familiares. Sin embargo, hay una enfermera “La Gladys”, quien es el enlace entre ellos y sus seres queridos, a través de videollamadas. (…) La muerte de los pacientes también es lo más fuerte, hemos tenido fallecidos de todas las edades, no solo adultos mayores como se puede pensar”, dice.

En lo personal, revela, se han vivido días agitados aunque ahora la presión ha bajado, sin embargo, ha resistido al estrés, al miedo y al dolor de pacientes que en soledad luchan por sobrevivir a un virus que no tiene cura.

“Con miedo siempre al virus, porque hay pacientes que reaccionan bien como a una gripe común y otros mal, se agravan y se mueren”, asegura.

Ñuble

Gabriel, quien es soltero y sin hijos,  estudió en el Liceo Narciso Tondreau y Enfermería en la Universidad del Bío Bío, en Chillán. Ha trabajado en Isla de Pascua, la Clínica Chillán y en el hospital Juan de Dios de Santiago. Su padre, agricultor, vive en Quinchamalí, su tierra natal que antes de la pandemia visitaba cada tres meses.

“Decirles que sean estrictos con las medidas, que no se relajen y que no esperen que ocurra una catástrofe como sucedió aquí en Santiago”, recalca.

 

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