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Así logró el Rojo su único título en el profesionalismo

Agencia Uno

18 años tuvieron que pasar para que Ñublense lograra subir a la máxima categoría del fútbol chileno, como campeón de la Segunda División, tras su estreno en el profesionalismo en 1959.

Los “diablos rojos” dirigidos por el “Marinero” Isaac Carrasco terminaron con la maldición la tarde del 21 de noviembre de 1976 cuando, tras una gran campaña, vencieron por 1-0 a O’Higgins en el estadio Nelson Oyarzún de Chillán, con una soberbia palomita de Sergio Pérez, tras centro del veloz puntero argentino Óscar Roberto Muñoz, a los 26 minutos.

El sueño de tantos años se hacía realidad. Ñublense subía a Primera y timbraba su primer título en el profesionalismo, que hasta hoy, es el único de su historia que ya luce 104 años.

La institución festejó este aniversario anoche de manera virtual con un programa especial, pero La Discusión repasó una de las grandes hazañas del club con uno de sus protagonistas, el zaguero central, Germán Rojas, quien tras debutar en Coquimbo Unido, llegó en 1975 a Chillán de la mano del entrenador de la Universidad de Chile, Luis Ibarra, quien se trajo a varios valores azules para buscar el ascenso con el Rojo.

“Un grupo unido”

Rojas cuenta que tras la partida de Ibarra, arribó Ramón Climent, quien fue cesado de sus funciones tras un mal arranque, cediendo su puesto a Isaac Carrasco.

El experimentado adiestrador, aprovechando la base de 11 once jugadores de la “U”, le inyectó mística al equipo.

“Nuestro equipo era muy unido. Don Isaac siempre nos inculcó que nunca debíamos bajar los brazos. Varios llegaron con experiencia y cuando todos creían que Ñublense volvería a fracasar, logramos alcanzar el título con una hinchada como la del Mercado, que siempre nos apoyó. Cuando salíamos a la cancha, siempre la íbamos a saludar”, recuerda Rojas, quien se quedó para siempre en Chillán y en la actualidad es profesor de educación física de la otrora Escuela Los Héroes.

Don Germán hacía dupla con el patrón del fondo y ex compañero en la ‘U’, Mario Cerendero. En el arco el portero local Antonio Muñoz le daba solidez al equipo. Por las bandas Manfredo González se proyectaba por la derecha y Filimón Contreras por la izquierda. En la zona media, el “7 Pulmones” Sergio Abayay, Luis San Juan, Sergio Pérez, Víctor Ulloa y en ataque Vicente Tadeo Lugo, Rodolfo Herrera y Óscar Roberto Muñoz.

“En la liguilla empatamos un partido clave en Santiago ante Magallanes 2-2 con un cabezazo de larga distancia de Víctor Ulloa, quien fue bautizado como ‘Cabecita de Oro y fue vital ese resultado para mantener viva la opción al título”.

Para la tarde gloriosa del 76’, volvía al equipo titular, Sergio Pérez, quien venía saliendo de una lesión. En la charla técnica, Isaac Carrasco tocó la fibra del plantel recordándole que Ñublense no podía volver a aflojar.

“Yo miré por las ventanas de los camarines y vi el estadio lleno. Por eso festejamos tanto ese título con una vuelta olímpica en la cancha y la gente feliz de este logro. Lo prometimos e incluso se creó una cumbia, “Lo Prometimos, Lo Prometimos, los de Ñublense por fin subimos”, que nunca supimos si la tenían armada o salió después”, evoca Rojas, quien no olvida ese partidazo a estadio lleno con O’Higgins.

“Se pusieron camiones y sillas para aumentar la capacidad de público. El centro de Óscar Roberto Muñoz fue preciso y Sergio se lanzó en palomita. O’Higgins que tenía un equipazo de Primera, con el portero Miguel Laíno, Germán Concha y Guillermo Yávar”, recuerda Rojas.

“En los últimos minutos el arquero Laíno fue a cabecear y casi derrota a Antonio Muñoz que estaba pasado, nos salvó Antonio. Tras el pitazo final de Alberto Martínez, yo saltaba con Mario y Antonio de felicidad. Por fin estábamos en Primera”, recuerda emocionado Rojas, un histórico en los 104 años de un club que se metió en la piel de los ñublensinos.

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