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El Primer Festival de Jazz comenzó esta noche con la presentación de Valentín Trujillo, entre otros artistas que llegaron a la ciudad invitados por la Corporación Cultural y el Teatro Municipal, para dar vida a la actividad durante tres días hasta este jueves.
Toda la logística de estas veladas está a cargo de Andrés Pérez, músico, consejero de la SCD, director artístico de Ana Tijoux, integrante de Movimiento Original y miembro de la Comisión de Música del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, entre varias otras actividades que lo han mantenido conectado a las artes nacionales.
Y si aceptó el desafío de dirigir esta primera actividad es porque Chillán no le es ajeno. No solo conoce el circuito del jazz local, sino que también vivió en Chillán muy pequeño, hasta los seis años.
En 2018 Andrés Pérez vino a la ciudad con su quinteto invitado a un concierto de jazz en el Teatro Municipal y el lazo nació. “Me indicaron que no habían experiencias previas de jazz, pero la verdad es que me llamó la atención la cantidad de público que llegó al teatro y así el vínculo siguió hasta que le dimos forma a esto. Yo venía captando alguna información de colegas chillanejos y me había dado cuenta que el circuito existe. Pero las regiones tienen la problemática de la centralización. En el fondo la idea era hacer algo desde la institucionalidad para visibilizar el trabajo que se está desarrollando y qué mejor que hacerlo desde el jazz”, precisa.
“En Chile tenemos 90 años de trayectoria, somos el país latino con mayor presencia de jazz gracias a la influencia que entró por el Puerto de Valparaíso. A partir de esa reflexión quise construir esta parrilla que cuenta la historia del jazz; anoche estuvo Valentín Trujillo que es la leyenda viva del jazz; va a estar Sebastián Jordán, que está mucho más a la vanguardia. También lo hará José Moraga, de la vieja escuela; la Ale Farías, una chillaneja que además canta; y César Ibacache que trae el peñi jazz”, enumera.
-¿Cuáles son los ingredientes que hacen de Chillán una buena plaza?
-Las posibilidades que genera este teatro, tomar lo que están pidiendo los colegas, las necesidades que tienen como músico. Y lo más importante, es la calidez del público. Me impresionó la cantidad de gente que vino a mi concierto el año pasado. Y no se trata de lo que haya hecho yo, sino que de lo que ha hecho el jazz en esta ciudad. Las entradas para estos días se agotaron.
-¿Y qué te parece la escena local?
-Muy interesante. Uno de los aspectos que me llama la atención de la desregionalización es el tema identitario. La Ale Farías y Mauricio Alvarado tienen una identidad única. Por eso estos espacios son importantes para que estos proyectos se fortalezcan y crezcan más. Esta semana voy a visitar la Big Band de la Escuela Artística y este festival también entregó varias “master class”. Esa es una forma de fortalecer.
-¿Cuál es la proyección de esta actividad?
-Que sean tres días ya es bueno. Estamos haciendo formación e intermediación. Para mí no tiene tanto sentido hacer un festival para que se presenten los músicos. La idea es estar conectados con el quehacer cotidiano del artista, aportar a la democratización del conocimiento, sobre todo en el jazz que durante muchas décadas se traspasó de boca en boca. Visitar colegios y hacer estas “master class” hacen que esto tenga sentido y matriz.
Este miércoles se presentan Alejandra Farías Trío, Ángel Parra y Piscola Standars. En la antesala estará la Arrau Big Band de la Escuela Artística. El festival finaliza mañana con César Ibacache y Alarcón Cuarteto, además de Sebastián Jordan Quinteto. En esta última velada subirá también al escenario el Taller de Jazz y Música Experimental de la UBB.