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Violencia de género aumentó 14,8% en la Región de Ñuble

“Sí es mi problema”. Así es el nombre de la última campaña pública organizada por el Gobierno y que ayer en la comuna de Chillán se manifestó a través de una feria ciudadana organizada por la Oficina de Justicia y Derechos Humanos.

De ella participaron entidades como la Seremi de la Mujer y Equidad de Género, la Seremi de Justicia, el Servicio Nacional de la Mujer, representantes de las oficinas municipales de la mujer de diversas comunas de Ñuble y la Dideco de Chillán.

La actividad se realizó en la Plaza de Armas, el kilómetro 0 de la capital regional de Ñuble, es decir a decenas de kilómetros de distancia de los sectores rurales de la región, que son los escenarios más frecuentes de las golpizas, lesiones y malos tratos habituales que suelen sufrir las mujeres dentro del contexto de la violencia intrafamiliar (VIF).

Un delito por el cual por décadas se han buscado de manera incesante los medios necesarios para llegar a los rincones más aislados desde el punto de vista de la infraestructura, de lo tecnológico y desde lo asistencial.

Y que por décadas ha buscado aleccionar, amedrentar, concientizar y educar a quienes viven en los barrios urbanos, acomodados o deprivados; a familias de alto grado educacional o económico y a aquellas que no cuentan con esas herramientas.

Decir que hay satisfacción por algún logro, como lamentar menos sucesos fatales, sería incluso indolente; ya que la realidad demuestra que las denuncias aumentan ante la más mínima crisis familiar o social, como el periodo de pandemia, época en que -ratificando lo anterior- las acusaciones por este tipo de delitos aumentó en cerca de un 14,8% en nuestra región.

“Pero eso es lo que se denuncia. Y lo que se denuncia es la nada misma respecto a los hechos que realmente ocurren, especialmente en los sectores rurales”, advierte Natalia Aedo, coordinadora del Sernameg en Quillón, quien fue parte de la feria ciudadana del viernes, y de todo el resto de las actividades organizadas por diferentes estamentos públicos asociados al tema.

Las cifras más recientes

Conforme a estadísticas entregadas a La Discusión por parte del Servicio Nacional de la Mujer Equidad de Género (Sernameg), este año, en la Región de Ñuble las denuncias sobre violencia intrafamiliar en contexto de pareja o expareja aumentaron en un 14,8% en relación al año anterior, en el que se registraron 1.135, en contraste mcon las 1.304 que se ingresaron durante el primer semestre del año en curso.

Lo anterior indica que hay mayor conocimiento en la comunidad sobre dónde, cómo y cuándo denunciar, sin embargo, “aún existe violencia que se encuentra invisibilizada, que no se encuentra en los registros, ya que existen muchas mujeres, que por diferentes motivos, aún no se atreven a denunciar”, comentó la directora regional de SernamEG, Viviana Cáceres.

De hecho, atendiendo a este llamado de solicitar asistencia, ayuda y orientación (porque no siempre s fácil tomar la decisión de llamar a los carabineros)durante el año 2022 se ha brindado atención psicosocio-juridica   a 562 mujeres, a través del Centro de la Mujer de Chillán, que tiene competencias sobre las comunas de Chillán, Chillán Viejo, Bulnes, Quillón, San Ignacio, El Carmen, Pinto, y Coihueco.

A su vez, se ha otorgado atención a 332 mujeres a través del Centro de la Mujer de San Carlos (que alcanza a San Carlos, San Nicolás, Ñiquén, San Fabián, Ninhue y Quirihue), y por último, se han atendido a 110 mujeres a través del Centro de la Mujer de Portezuelo (que abarca a Portezuelo, Ránquil, Trehuaco, Coelemu y Cobquecura).

Además, como región cuentan con un dispositivo “Casa de Acogida” que otorga atención en modalidad residencial a mujeres víctimas de violencia intrafamiliar en contexto de pareja o ex pareja, que se encuentra en una situación de riesgo vital, que no cuentan con redes de apoyo, y que son solicitada por el Ministerio Público o Tribunales de Justicia.

Volviendo a las cifras, esta vez del Ministerio Público, solo hasta septiembre de este año las cinco fiscalías de Ñuble (Chillán, San Carlos, Bulnes, Quirihue y Yungay) concentraban más de 2 mil causas por violencia intrafamilia solo hasta septiembre.

Dentro de este contexto, los delitos más denunciados hasta septiembre de este año fueron los de amenazas (661), lesiones (550 causas), maltrato habitual (350) y desacato (150).

“Muchas son víctimas reiteradas y es ahí donde tenemos que favorecer esta articulación con los equipos municipales, con los equipos dependientes de Sernameg, para generar un estándar mínimo de intervención de mujeres víctimas de violencia, ayudarles a acceder a la justicia y colaborar con la Fiscalía en las investigaciones”, explica Pablo Durán, abogado de la Fiscalía Regional de Ñuble y jefe de la Unidad de Atención a Víctimas y Testigos.

En sus mismos apuntes se precisa que en comunas como Chillán, las causas este año superan los 250 casos; mientras que en otras comunas como Chillán Viejo, Bulnes, Coihueco o Yungay, las carpetas de investigación son en promedio un centenar cada año.

Lejos y mal comunicadas

El equipo del abogado Durán, en la unidad fiscal de atención a víctimas que completan un total de seis profesionales multidisciplinarios, durante este año logró recorrer 17 de las 21 comunas de Ñuble, más la comuna de Tucapel, que jurisdiccionalmente está cubierta por el Ministerio Público de Yungay.

Más allá del análisis de siempre, que apunta a la pobreza, al consumo problemático de alcohol o a los bajos índices de escolaridad, logró concluir que la ruralidad más extrema en ocasiones es la mayor causa de violencia de género en el contexto de la violencia intrafamiliar.

“Esta región tiene la característica de tener un alto índice de ruralidad y eso implica una barrera de entrada para la participación de las mujeres en todos los procesos de políticas públicas del Estado y en particular, en el caso de nosotros, de las actuaciones que tienen que ver con el proceso penal y el acceso a la Justicia”, apuntó.

Tras sus recorridos aseguró haber visto innumerables casos en que las mujeres presentaba reales dificultades de traslado, por ejemplo, hacia los centros urbanos, dificultades en la cobertura de telefonía y de conexión a Internet por el escaso interés de las compañías del ramo a prestar cobertura en esos sitios, “y eso es otra gran barrera para poder comunicarse”.

Es por eso que dentro de un colorario, dijo que si es que hay una clara diferencia entre los sectores en los que el VIF ha logrado o mantenerse o bajar sus cifras, y aquellos en los que -derechamente- han ido en aumento, y no es otro factor que los recursos con los que cada municipio ha buscado hacerle frente al conflicto.

“Hay municipalidades que han incorporado oficinas de atención a la mujer y han destinado recursos, dentro de las posibilidades que tienen; pero también hay otros que o lo han abordado con menor prioridad o a través de programas que ya existen y que son programas dependientes de las seremías”, repasó.

Con menos recursos para poder trasladarse a estos rincones de la ruralidad ñublensina, la Fiscalía y su unidad de Atención a Víctimas requiere de la coordinación con otras entidades como las municipalidades.

“Quienes trabajamos en las oficinas de atención ubicadas en los centros urbanos, para poder llegar a esas localidades, la única manera de poder hacerlo y favorecer la participación de las mujeres, su derecho a la acción de la Justicia, a la información y a la participación es a través de la articulación de todos los organismos del Estado”, añadió.

Actualmente, en la Región de Ñuble las comunas que cuentan con centros de apoyo a la Mujer son Chillán, Quillón, Portezuelo y Quirihue.

El resto, depende de los programas de Gobierno.

La seremi de Justicia y Derechos Humanos de Ñuble, Elizabeth Riquelme, quien estuvo presente en la última feria ciudadana en favor de la no violencia contra la mujer, destacó: “hemos estado de estar presente en estos temas a través de nuestras Plazas de Justicia, las que vienen con un enfoque diferente, un enfoque de género, para realzar la importancia que tiene el visibilizar este fenómeno, que es multidimensonal y transversal en toda nuestra ciudadanía. Debemos visibilizarlo y trabajar en su erradicación total”.

En esa misma instancia, Viviana Cáceres agregó: “nuestros servicios no solo buscan ayudar y proteger a la mujer, sino en entregarle reparación, a través de los dispositivos de Sernameg. Hoy estamos buscando que toda la comunidad se haga parte de lo que es la violencia contra la mujer, porque estas situaciones de violencia son un problema social”.

Desde la delegación presidencial, el encargado de Seguridad Pública, Jorge Muñoz, agregó: “estamos haciendo un trabajo multisectorial desde seis meses a la fecha, estamos visibilizando las ofertas programáticas de cada uno de los servicios, para que la gente conozca dónde están ubicados, que sepan qué hace cada una de estas entidades y desde allí, desarrollar un trabajo vinculado para atender las distintas dinámicas de lo que involucran este tipo de delitos en Ñuble”.

Cinco femicidios desde el 2019

Hasta el 2009, Ñuble era una de las regiones del país con más femicidios consumados y frustrados, más otros de violencia de género.

Hubo algunos insólitamente crueles, como el caso de una joven quien tras embriagarse en una fiesta que se desarrollaba al interior de un domicilio particular, fue arrastrada hacia el exterior por cuatro hombres que participaban de esa convivencia. Fue amarrada semidesnuda a un árbol y posteriormente, le rociaron combustible y le prendieron fuego.

Otro asistente -menos ebrio que el resto- tuvo el tino de socorrerla a tiempo y llamó a una ambulancia.

Evidentemente, los cuatro autores del delito fueron formalizados por homicidio frustrado y puestos en prisión preventiva.

Otro impactante caso, en 2009, quedó al descubierto en un sector rural de Coihueco. Tras una denuncia por maltrato habitual, Carabineros descubrió que una menor de 17 años, con déficit intelectual moderado, era ultrajada por al menos cuatro de sus tíos y dos de sus primos, quienes por mil o dos mil pesos le pedían favores sexuales.

Este año han ingresado a los SAPU de la región mujeres con fracturas, hematomas y hasta quemaduras, sin denuncias de por medio.

“El tema de la denuncia es muy complejo y esas situaciones descritas son parte del ciclo de la violencia, recordemos que la violencia intrafamiliar es cíclica, no es lineal, pasa por fases distintas pero si no se llega a la fase de querer ponerle fin al problema, las mujeres van a ir siempre solamente a curar sus heridas”, explicó Natalia Aedo, coordinadora del Sernameg en Quillón.

Respecto a los delitos de femicidio, ya desde el 2013 y el 2018, en Ñuble no se contaron casos que lamentar.

Estos volvieron a aparecer en el 2019, con dos casos. En adelante y hasta el 2022 se ha registrado un femicidio consumado cada año.

El último, afectó a una mujer llamada María Aguilera, de 59 años, en un hecho registrado en la comuna de Pemuco.

El imputado fue su cónyuge, Juan Guillermo Valenzuela, de 58 años, quien fue detenido en flagrancia era además, padre de sus cuatro hijos,

El crimen tuvo lugar a las 14.00 horas del 3 de mayo, en el pasaje Higinio, de la Villa Nuevo Amanecer, siendo vecinos de la pareja quienes escucharon gritos y sintieron como arrojaron un televisor hacia el exterior, desde el dormitorio del matrimonio, rompiendo el vidrio de la ventana.

Avisado Carabineros de esta situación, detuvieron al imputado, Juan Guillermo Valenzuela, constatando el crimen,

El subprefecto, Luis Garrido, jefe de la BH, explicó que “el cadáver yacía en el segundo piso de este inmueble, en el sector del pasillo y presentaba diversas heridas a nivel superior compatible con agresión con elemento contundente y cortante, lo que le provoca la muerte en el lugar”.

No será fácil para los ñublensinos olvidar el que ha sido tal vez uno de los casos más emblemáticos en esta materia. El femicidio de Carolina Fuentes Bustos, asesinada el 30 de junio de 2020, presuntamente por su novio, quien hoy está en calidad de preso preventivo a espera de un juicio oral en su contra.

La mujer, quien vivía en Santiago, viajó en esa fecha a su Ninhue natal a resolver un asunto familiar relacionado con el dinero de una herencia. Tras pasar esos días visitando familiares y amigos, justo el día en que se devolvería a la capital nacional, desapareció.

Tras casi un mes de búsquedas que incluyeron la participación de Carabineros, la PDI, Bomberos y hasta el Ejército, fue encontrada en el lecho del río Itata.

La habían golpeado con un objeto contundente en la cabeza, la estrangularon y la enterraron en un sitio descampado.

Por tratarse, en general, de crímenes pasionales, estas muertes suelen ser en extremo violentas.

No es contra los hombres

La trabajadora social, Natalia Aedo, dice con claridad: “esto no es un tema de mujeres contra hombres, es más bien de una sociedad contra un mal sistema, un sistema violento, machista y sexista que por siglos ha tratado mal a la mujer y a los niños”.

Conocedora y ejecutadora de los programas gubernamentales de protección a la mujer, admite que “no dan abasto en ningún sentido de la palabra, menos pueden abarcar las 21 comunas, mayoritariamente rurales. Lo que realmente permite trabajar en los territorios son las oficinas municipales. Nosotros no solo somos un punto de consultas, salimos a terreno, visitamos a las personas, tenemos turnos 24/7 tenemos números telefónicos de emergencia, lo que permite por lo menos visibilizar y sacar debajo de la alfombra, las temáticas de la violencia”.

Por su experiencia, los vecinos saben si una mujer del sector está siendo agredida, cuando una niña está siendo abusada, pero no se denuncian, “a menos que haya equipos en sus comunas, que estén con ellos, entonces esto requiere de recursos para las municipalidades. Cada programa que se anuncie tiene que venir con recursos, con equipos idóneos, sino siempre nos quedaremos solo en los discursos”.

Para la profesional, se requiere cambiar un paradigma de enseñanza, de revisar los contenidos mediáticos y la manera en que se han estereotipados los roles, “y eso será beneficioso para todos”, concluyó

 

Felipe Ahumada

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