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Una amenaza que ya llegó

Las condiciones meteorológicas que favorecen los incendios han aumentado más rápido de lo previsto y condenar al planeta a un mayor calentamiento a través de nuestras emisiones, sin duda, las elevará aún más. La realidad del cambio climático la vemos todos los días, aunque hay quienes se niegan a hacerlo, y ante ello lo único que podemos hacer como ciudadanos es ser responsables con el cuidado del ambiente y tratar de modificar nuestros hábitos de consumo en términos de generar menos emisiones. Lo que hagamos importa, y mucho.

Independiente de las medidas que se tomen para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, igual de urgente es implementar acciones tendientes a adaptarse al cambio climático, que ya es una realidad.

En Ñuble existe preocupación por el tema, tanto a nivel gubernamental, como en la academia y en el sector privado, pues la información científica disponible demuestra que los cambios ya han comenzado a producirse y se intensificarán en un horizonte no muy lejano. Basta recorrer los campos de la región para constatar que fenómenos como la disminución de las precipitaciones, el aumento de las temperaturas promedio, la disminución de las horas frío y la menor disponibilidad de agua, nieve y acuíferos subterráneos.

Según estimaciones expresadas en el Atlas de Riesgo Climático donde se analizan los efectos de emisiones de gases de efecto invernadero, los escenarios posibles, se manifestarán con mayor fuerza durante el período 2035-2065, no obstante el mismo documento advierte que una década antes se registrará mayor número de eventos de las llamadas olas de calor, las que ocurrirán en especial en la zona centro norte, entre Coquimbo y Ñuble. De hecho, según los datos de la Dirección Meteorológica (DMC), recogidos por el portal electrónico Meteored, la región registró 10 episodios de olas de calor diurnas durante el año pasado, siendo la única zona del país en alcanzar los dos dígitos.

Igualmente, se está confirmando la proyección sobre un alza en la frecuencia de incendios forestales que afectará la zona centro-sur, desde la Región Metropolitana a La Araucanía, con su centro en el Maule y Ñuble. Sin ir más lejos, este año la ocurrencia de incendios en Ñuble ha sufrido un incremento de 60%, en comparación a la misma fecha del año pasado. Y si bien sabemos que prácticamente el 100% es causado por el ser humano, ya sea por negligencia o intencionalidad, en los últimos años se ha observado un aumento por causas naturales, ya sea por tormentas eléctricas o como consecuencia del aumento de la temperatura en los periodos primaveral y estival, y de una prolongada sequía que genera las condiciones óptimas para que se inicie y propague el fuego.

El cambio climático está secando la vegetación, haciendo que los paisajes sean más inflamables y aumentando así la probabilidad de que se produzcan incendios más grandes y peligrosos.

Es difícil predecir cómo la combinación de cambio climático y actividades humanas afectará al riesgo futuro de incendios forestales, pero hay algo muy claro: reducir y revertir la acumulación de CO2 y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera reducirá la aceleración del riesgo de incendios.

La realidad del cambio climático la vemos todos los días, aunque hay quienes se niegan a hacerlo, y ante ello lo único que podemos hacer como ciudadanos es ser responsables con el cuidado de ambiente y tratar de modificar nuestros hábitos de consumo en términos de generar menos emisiones. Lo que hagamos importa, y mucho.

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