La Subdirección de Servicios Sanitarios Rurales (SSR) de la Dirección de Obras Hidráulicas, en conjunto con la Universidad del Bío-Bío, están ejecutando un programa de capacitación dirigido a líderes sociales de distintas comunas de Ñuble, en torno al agua potable rural (APR). Un total superior a los cien beneficiarios están participando en dos cursos teóricos y próximamente tendrán talleres prácticos.
Promover un mayor conocimiento sobre cómo funcionan los sistemas de APR es el principal objetivo que persiguen, especialmente porque pese a que el agua potable rural existe desde la década de los 60, recién desde 2020 rige la ley que establece deberes y obligaciones para los comités de APR, hoy llamados servicios sanitarios rurales (SSR). Esto supone una actualización de conceptos y la responsabilidad para los comités.
En esa línea, Javier Grandón, subdirector de SSR, valoró la alianza con la UBB, formalizada a través de un convenio interinstitucional de cooperación, que ha permitido “una llegada eficiente y eficaz a cada uno de sus destinatarios”.
“La Universidad del Bío-Bío es una entidad pública y estatal que nos brinda las herramientas que nosotros no tenemos. Porque nosotros quizás tenemos la parte más técnica, pero nos falta el aspecto pedagógico, a través del cual podemos ir capacitando y asesorando a las directivas. Actualmente llegamos a operadores y secretarios administrativos, entonces, la UBB juega un rol fundamental en este aspecto, porque nos brinda las instalaciones, los equipos técnicos y los profesores para poder capacitar de mejor manera a estas personas, que luego van a desempeñar sus funciones en los comités APR”, sostuvo.
En efecto, durante su primer mes de ejecución, este programa ha congregado a activos representantes de comunas con una propuesta formativa para trabajadores de los comités y las cooperativas de la región del Ñuble. De hecho, en 2023 tuvieron una primera experiencia juntos, con positivos resultados, indicó.
Claudia Navarrete, jefa del Departamento de Formación Continua de la UBB, describió a los participantes de ambos cursos como unos “entusiastas aprendices”.
“Tratamos temas muy relacionados con lo que ellos hacen, entonces, les entregamos las herramientas necesarias para que ellos puedan enfrentar situaciones adversas. Es distinta la realidad de los vecinos del secano costero, los del valle transversal o los de la cordillera; son diferentes situaciones y entre ellos intercambian sus experiencias, así que se produce ese aprendizaje virtuoso, que de inmediato van aplicando”, comentó.