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Sebastián Jans: “Nuestro Libertador O’Higgins merece mayores reconocimientos”

El Miembro de número de la filial Chillán Viejo- Cuna del Libertador del Instituto O’Higginiano de Chile , el Gran Maestro de la Gran Logia de Chile, Sebastián Jans P. conversó con nuestro medio sobre uno de los mayores próceres de nuestra nación. En su opinión, el Libertador Bernardo O´Higgins a quien la historia aún le debe muchos reconocimientos.

Esto, en el marco de la exposición realizada el jueves recién pasado en la actividad organizada por la filial Chillan Viejo-Cuna del Libertador, el Instituto O’Higginiano de Chile y la Corporación de Colegios Concepción- Chillan, en rememoración del ducentésimo cuadragésimo tercer aniversario del nacimiento del Padre de la Patria, Bernardo O’Higgins Riquelme.

1.- ¿En su calidad de historiador, cómo surge su interés por O’Higgins, por sobre otros personajes históricos?

Considero que O´Higgins es lo más representativo del chileno medio en la lucha por la independencia. Si bien recibió una significativa herencia por un tardío reconocimiento de su padre, el Virrey irlandés de España en el Perú, y tuvo una breve dedicación a la explotación agrícola y ganadera de la hacienda que aquel le dejó, por excelencia el joven Riquelme fue un exponente de las clases medias de la etapa final del colonialismo hispano. Sobre todo, fue un líder civil, un político -ya regionalista del sur de Chile que debe tomar las armas merced a sus compromisos con Miranda y con la Gran Reunión Americana, convirtiéndolo en un líder militar. Con su nuevo apellido, O’Higgins entiende un propósito político que se ve favorecido por la aceptación de su linaje. No lo asume por orgullo, sino que, en beneficio de su causa. Para colaborar con el propósito libertario, asume que ser O’Higgins le da un rol distinto que ser un hijo natural de apellido Riquelme. En una sociedad tan segregante como la colonial, llena de prejuicios y discriminación, el joven heredero se contextualiza con mucha inteligencia. Pero, en su comprensión de la vida sigue siendo un hombre del despreciado “mediopelo” en su comprensión histórica. Su origen y su conducta es mucho más atractiva históricamente que la de aquellos que fueron mas bien producto de circunstancias de su linaje.

2.-¿Cuáles, diría usted, son los rasgos menos conocidos del Libertador?

Su adhesión filosófica al Siglo de la Luces y del conocimiento, y su firme deseo de construir una institucionalidad coherente con el liberalismo asociado a la Ilustración. También su incursión por los grandes debates del pensamiento ilustrado, mientras estuvo en Europa, especialmente en Inglaterra. Hay historiadores que muestran a O’Higgins de grandes virtudes cercanas a cierta fe o de una disciplina al mandato paterno que le envió a Londres. Allí estimo que debemos profundizar más, y considero que hay mucha falacia en esas apreciaciones. Lo cierto es que el joven Riquelme aprovechó su estadía para buscar al Maestro que él necesitaba, y ese no fue pagado ni por su padre ni sus tutores, que, por lo demás, lo ignoraron completamente en sus reflexiones juveniles.

3.- Usted ha expresado que la “memoria en torno a nuestro Libertador no siempre ha sido justa. ¿Cómo podría revertirse ese gran error histórico?

El mejor camino para ser justos con O’Higgins es alejarlo de la exaltación excesiva y tratarlo como un sujeto histórico. También es necesario ponerlo a resguardo de la ignorancia. Eso es fundamental. Le cuelgan intenciones monárquicas, cuando en realidad, era muy distante de la nobleza. Lo califican de dictador, cuando creó institucionalidad que equilibrara el poder del Director Supremo. Lo muestran pusilánime, cuando era un hombre de gran coraje.

4.- ¿ Se dice que el Libertador era masón, en esa línea qué rasgos distinguieron a O’Higgins?

Para descubrir al masón hay que analizarlo en profundidad en sus cartas. En muchas de ellas está su mirada o, dicho de otra forma, su ética masónica. Los tres grandes principios sociales universales de la Masonería afloran con naturalidad; la libertad, la igualdad y la fraternidad y el Libertador nos impregna de libertad, igualdad y unidad nacional. Así también, es necesario entender las formas y usos masónicos de las logias de su tiempo.

5.- ¿Por qué cree usted que termina exiliado y despojado de reconocimientos?

Primero, enfrentó la discriminación social de la aristocracia criolla, que conspiró contra él las veces que pudo, es decir, siempre. Segundo, el compromiso con la Independencia del Perú constituyó una gran presión impositiva para los mercaderes, que añoraron siempre el régimen colonial, por razones económicas, cultural, sociales y religiosas. Cuando abdicó muchos lo querían fusilado. Cuando se impuso el peluconismo, una forma de restauración político-social-cultural de lo fundamental del modo de vida colonial, se borró todo lo que recordara a O’Higgins. Hubo un gran desprecio a lo que él construyó institucionalmente y a su rol de Libertador con un alcance hasta los países hermanos. Así se mantuvo por buena parte del siglo XIX, hasta que la mesocracia lo rescató y dimensionó en su trascendencia.

“O’Higgins en la lucha por la independencia de Chile y Perú puso todo lo que tenía a disposición de esos objetivos, incluso, muchas veces, su propia vida. Quedó sin patrimonio y sin prestigio político. Pero cumplió con su promesa de Caballero Racional de la Gran Reunión Americana, liberando a los países bajo el dominio del Virrey del Perú, contribuyendo con ello, a la emancipación americana”, cierra Jans.

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