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San Ignacio de Loyola podría tener descendencia en familia chillaneja

Cristian Cáceres

Hace 20 años, el chillanejo por adopción (nació en Talca y llegó a la ciudad a los siete años) José Ignacio Loyola (43) comenzó a preguntar a su abuelo respecto del apellido familiar y los antepasados del clan. Su interés fue tomando forma y así empezó una verdadera cruzada por develar un árbol genealógico que hace algún tiempo lo sorprendió. Según una extensa investigación que le ha tomado años y en donde han participado también expertos en el tema, José Ignacio descubrió que su apellido estaría ligado a Iñigo López de Loyola, más conocido como Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús y que hoy ostenta el estatus de santo de la iglesia católica.

Según la investigación de José Ignacio, serían 17 las generaciones que lo separan del santo. La génesis estaría en una hija que Ignacio de Loyola habría tenido con Aldonza Manrique de Lara, hija del segundo duque de Nájera, antes de convertirse al cristianismo y cuando era militar.

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José Ignacio advierte que a pesar que la Compañía de Jesús no ha reconocido a esta hija, hay documentos históricos que lo confirman, además de una investigación realizada por las hermanas María y Laura Lara, quienes advierten que “se ha apuntado a la posibilidad de que tuviera una hija ilegítima durante los años en que permaneció en la casa del duque de Nájera, conocida primero como María Villarreal (nombre de la madre) y después como María de Loyola”.

A esto se suma que ambos padres le dejaron una gran cantidad de dinero a María “por descargo de conciencia”. Lo cierto es que la familia de José Ignacio desciende de María de Loyola, pariente de Oñez de Loyola (sobrino nieto de San Ignacio), quien fue gobernador del Reino de Chile en 1592. Está documentado también el parentesco del gobernador con el santo.

“Mi abuelo siempre me dijo que éramos los Loyola de la familia de San Ignacio. Hace diez años conversé con Luciano Cruz que es genealogista, y él tomó el libro de Las Familias del Antiguo Obispado de Concepción. Ahí aparece nuestro apellido. Aparece Gerónimo Sedeño Arévalo, pariente de Oñez de Loyola. Antes la gente podía elegir sus apellidos, a eso se le llamaba varonía y eso explica por qué el apellido nunca se perdió. Por lo tanto, con Luciano enlazamos estos datos y llegamos a Melchor de Loyola. Desde ahí todo fue más fácil hasta llegar a mis padres”, afirma José Ignacio.

En la Revista de Estudios Históricos (Genealogías de Familias Chilenas), el ex alcalde de Chillán y miembro de número del Instituto Chileno de Investigaciones Genealógicas, Luciano Cruz, también lo explica. “Fue la descendencia de Jerónimo casado con doña Ana Jofré del Águila de esclarecida prosapia la que perpetuaría el apellido Loyola en Chile hasta nuestros días, sin duda con el ánimo de honrar su remoto origen en el fundador de la compañía de Jesús, de quien sus integrantes entendían provenir por línea de mujer”.

 “Lo que a mí me gustaría es que se reconociera que Ignacio de Loyola tuvo a esta hija, dejando esta descendencia que hoy está en Chile”, sentencia José Ignacio, quien el año pasado fue entrevistado por la revista española La Rioja por este mismo tema. 

San Ignacio

San Ignacio fue un militar, sacerdote y teólogo español, que fundó la orden religiosa conocida como la Compañía de Jesús (jesuitas) y se convirtió en su primer Superior General. Entre sus escritos aparece la influyente obra Ejercicios Espirituales, libro espiritual de meditaciones, oraciones y ejercicios mentales. Fue canonizado el 12 de marzo de 1622.

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