Rosario Lircay es la vocalista de la banda nacional Mareo. Hace pocas semanas, el elenco regresó de una gira a Japón y en Chile están en marcha varios proyectos y lanzamientos. Ella nació en Chillán en 1996 y canta desde que tiene uso de razón. Toda su enseñanza la hizo en el Colegio Concepción de Chillán y por estos días trabaja a tiempo completo en la música.
Además de ser la vocalista de Mareo, es parte de la banda tributo a Pink Floyd, Brain Damage. Ahí, Rosario es corista y tuvo la posibilidad de presentarse en el Teatro Municipal de Chillán en agosto pasado. Ahí no solo cantó debutó junto a Brain Damage, sino que también pudo regresar a sus afectos. Entre conciertos, presentaciones y giras, Rosario se dio un tiempo para conversar con La Discusión.
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-¿Cómo recuerdas esa época escolar?
Antes era distinto, el Colegio era como una casa grande con patios amplios, a diferencia de hoy que es un edificio. Recuerdo esa época paseando por ese patio, cayéndome mucho porque había desniveles y yo era muy torpe (risas). Me gustaba mi colegio, era como hogareño, no había tanta gente, todos nos conocíamos.
-¿Y la música, cuándo llega a tu vida?
Siempre, tenía cuatro años la primera vez que canté en público, fue para los apoderados del prekinder. Y antes también, siempre le pedía a mi mamá que me oyera cantar canciones de Disney. Toda mi vida he sido un pajarito cantor.
-Me imagino, entonces, que egresando de cuarto medio ya tenías definido tu destino…
Salí de cuarto y lo decidí enseguida, un poco antes de eso no sabía qué hacer. Mis papás me incentivaron a seguir una carrera ligada a la música. Un día hablaron conmigo, me dijeron que sentían que yo tenía talento. Así es que me fui a Santiago para matricularme en el Instituto Profesional Projazz. Recuerdo que mis compañeros de carrera contaban que con sus papás les había pasado todo lo contrario. A muchos les decían que estudiaran algo más tradicional. A mí, me pasó todo lo contrario.
-¿Cómo llegas a ser parte de Mareo?
Egresé de la carrera y vino la pandemia, así es que me encerré y seguí trabajando hasta que mis compañeros de Mareo me contactaron por Instagram. Cuando estaba estudiando participé en varias bandas, pero siempre más como corista que vocalista. Mareo buscaba vocalista y pensé que era un buen momento para tomar este desafío. Pensé que era una gran oportunidad. Ahí trabajo con Ernesto Duboy y Camila Sánchez. Antes de llegar, ellos ya llevaban un tiempo juntos, incluso viajaron a Japón con otra formación. Esa fue la primera gira de Mareo.
-¿Cómo defines la música de Mareo?
Es bien especial, juguetona, los tres tenemos distintos referentes y se mezclan. El producto que se propone es creado entre los tres y para mí es una mezcla novedosa. En cuanto al estilo, este es electrónico, tiene ritmos latinos, algo de electropop.
-Cuéntame de la gira que hicieron hace poco a Japón…
Esta es la segunda gira a Japón que hace Mareo. Antes fueron con otra formación y ahora me tocó ir. La audiencia y la industria japonesa funcionan muy bien, llegamos allá y tocamos en salones de conciertos, que son espacios especializados, que cuentan con equipos de personas (sonidistas, iluminadores, etc.), además de buenos backline. Allá hay espacios para mostrar la música, a diferencia de lo que hay acá. Hay una cultura de escuchar música, el público es muy amable y agradecido de que estés haciendo este trabajo. Desde la gratificación como músicos hay muchos motivos por los cuales vamos a regresar, seguramente durante el segundo semestre del año que viene.
-¿Qué viene para ti en lo profesional?
Con Mareo tenemos ganas de hacer una gira y por supuesto, incluir a Chillán. También seguir como corista en Brain Damage y continuar otros proyectos que tengo. Con compañeros de Projazz tenemos una banda llamada Narcisa de soul, pop y rock alternativo. Eso está muy entretenido. Quiero seguir componiendo también.
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